𝐓𝐑𝐀𝐒𝐇

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Dos meses habían pasado, las sesiones con la terapeuta eran menos concurrentes ya que Max y él habían empezado a llevarse bien, no eran los mejores amigos del mundo pero al menos ya habían avanzado. Entre prácticas, entrevistas y grabaciones con el equipo de marketing, sentían que no tenían tiempo ni para respirar.

Sergio se sentía culpable, porque últimamente no pasaba demasiado tiempo con su novio, las pocas veces que salían siempre tenía que estar Charles con ellos, el chico le agradaba pero él quería pasar el momento a solas con su pareja.

Entre risas y anécdotas de lo que estaban pasando en sus escuderías, la cena terminó. Carlos como siempre era el que pagaba, nunca dejaba que Sergio lo hiciera y eso solo hizo que los ojos de Charles brillaran cada vez que Carlos hacía cierta acción. La pareja se despidió del monegasco, ya que este había pedido un Uber; abrazó a Sergio por unos segundos y se demoró un poco más con Carlos.

Cuando la pareja llegó a su apartamento, lo primero que hizo Sergio fue tomar una ducha, después de eso iría a la cama porque estaba demasiado cansado. Cuando salió del baño, se encontró con su novio apoyado en el respaldo del sillón que tenían en su alcoba, este estaba demasiado concentrado enviando mensajes. En el momento que se dio cuenta de su presencia, guardó el aparato electrónico y le sonrió con pena.

—Lo siento, mi amor. Pero tengo que salir, el jefe nos acaba de escribir para una junta importante de equipo. —Le dio un beso corto en los labios y sin esperar respuesta de un confundido Sergio, salió de la habitación.

Sergio después de eso empezó a notar que su relación ya no era la misma, no desde esa noche en la cual Carlos ni siquiera había llegado a dormir. Él no quería desconfiar de su novio y mucho menos actuar como alguien controlador, por lo que no le mandaba mensajes cuando su novio ya se había pasado la hora de llegada. Aunque, hubo una noche en la que se preocupó porque eran las dos de la mañana y Sainz no había mostrado señal de aparecer y mucho menos se había comunicado, así es que decidió llamarle pero no respondió. Luego envió un mensaje el que fue respondido diez minutos después con un: "En estos momentos estoy ocupado, ya sabes cómo son las cenas de las escuderías."

Su corazón había empezado a latir desenfrenado cuando el sentimiento de que algo malo estaba sucediendo se hizo presente. No quería desconfiar de él, pero su ansiedad era tan grande que empezó a revisar las redes de Ferrari, incluso se puso a ver las historias de los chicos que pertenecían a la escudería de la F2, de algunos mecánicos e ingenieros que tenía agendados en WhatsApp, pero nadie había publicado algo sobre una cena.

Sus ojos se llenaron de lágrimas porque sabía que Carlos le había mentido por primera vez en todo lo que llevaban de relación. Apretó su celular entre sus manos y se sentó en la orilla de la cama mientras observaba el lado donde dormía su novio totalmente intacto.

Los días avanzaban y la ausencia de Carlos se hacía cada vez más regular, se excusaba con que tenía reuniones, entrevistas con las marcas en las cuales era embajador, pero lo más raro es que nunca salía el mentado artículo. Y, la noche que llegó temprano —cosa que emocionó a Sergio, pero que no duró mucho— solo llegó a cambiarse de ropa y salió de inmediato, no sin antes darle un beso en la frente y comentar un:

—No me esperes despierto, no creo llegar a dormir.

Sergio enfadado, se puso de pie y tomó la ropa que Carlos se había quitado y la empezó a oler. Su corazón se hizo añicos cuando en la parte del cuello olió el aroma de un perfume demasiado familiar.

Se dijo que era normal que el aroma del otro se pegara, ellos pasaban mucho tiempo juntos por lo que no armaría una escena de celos. Pero toda esa situación ya lo estaba cansando, quería salir de la duda y averiguaría la verdad.

𝐒𝐎𝐌𝐄𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora