Carlos Sainz y Sergio Pérez han terminado su relación, por lo que los periodistas han estado como buitres esperando una declaración la cual no han obtenido por dos semanas.
Hasta que llega el día.
Sergio, ¿podemos vernos? Sé que no merezco que me dirijas la palabra pero en verdad quisiera hablar contigo.
Espero que te hayan gustado las flores, esas siempre reflejarán lo que sentí y aún siento por ti.
Estaré esperando tu respuesta.❣️
Lo siento, amigo. Mi novio no puede contestar, lo dejé un poco indispuesto por la noche que tuvimos
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Por cierto, disfruta la foto. Porque es lo único que obtendrás de él, idiota. 🖕🏼
Bloqueaste a este contacto.
Max dejó el celular de Sergio en la mesita de noche. No quería invadir la privacidad de su novio pero cuando la pantalla se encendió con el segundo mensaje y lo dejó leer lo que este contenía, la furia lo cegó.
¿Cómo se atrevía Carlos a hablarle a Sergio después de todo lo que le hizo pasar? El descaro con el que escribió que todavía tenía sentimientos por él aún estando con Charles. Que agradeciera que no lo tenía frente a él porque lo hubiese dejado peor que la vez que se enfrentaron y terminaron siendo separados por Christian. Ahora no habría nadie que evitara que le partiera la cara.
Sus pensamientos violentos fueron interrumpidos por el movimiento a su lado, Sergio se removía en señal de que estaba despertando. Inconscientemente sonrió al verlo girarse, mostrándole su cara de sueño y sus rizos deshechos.
Sergio abrió sus ojos y lo primero que vio fue la cara sonriente de Max, cosa que lo hizo sonrojarse porque los recuerdos de la noche anterior se hicieron presentes al segundo de ver los ojos azules de su ahora novio.
—Dime que no llevas horas mirándome. De ser así, te denunciaré por acoso. —Intentó bromear para apartar todo rastro de vergüenza, que era lo único que lo cubría, aparte de las sábanas, las cuales utilizó para meterse debajo e intentar divisar aunque sea una prenda de ropa. Pero, la suerte no estaba de su lado esa mañana.
—No, hace poco desperté y me distraje con las notificaciones de tu celular. —Luchó con Sergio por unos segundos para apartar las sábanas pero era imposible.
—¿Ah sí? ¿Quién molestaba tan temprano?
—Carlos. —De recordarlo le hizo volver a enojarse.
Al parecer eso fue razón suficiente para que Sergio apartara la ropa de cama de su rostro de golpe.
—¡¿Qué?! ¿Estás bromeando? —Si antes seguía teniendo sueño, en ese momento había desaparecido.
—Desearía.
—Pero, no entiendo. Cuando terminé con él hasta cambié mi número. —Se sentó, mirando confundido a donde estaba su celular, importándole poco estar mostrando su abdomen.
