𝐒𝐎𝐑𝐑𝐘

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El ambiente tranquilo y sofisticado del restaurante japonés contrastaba con la atmósfera cargada de tensión entre Max y Sergio. Ambos habían esperado con ansias este momento a solas después del inesperado beso de la noche anterior.

Mientras los platos de sushi se alineaban frente a ellos, Max rompió el hielo: —Bueno, creo que tenemos mucho de qué hablar.

Sergio asintió lentamente, todavía inseguro de cómo abordar el tema.

—Sí, anoche fue... intenso. —Dejó escapar una risa nerviosa.

—¿Te arrepientes? —La voz de Max reflejaba una mezcla de temor y esperanza.

Sergio lo pensó por un par de segundos, incluso tomó un poco de agua al sentir que su garganta se había quedado seca de repente.

—No, no me arrepiento. —Sergio negó con la cabeza. —Pero no puedo negar que estoy confundido. Quiero decir, esto es tan repentino. Nunca habría imaginado que entre tú y yo hay una tensión y no de las que solía haber en un principio.

Max asintió, sin querer interrumpir todo lo que Sergio tiene por decir acerca de ellos dos por lo que solo se limitó a observarlo.

—Honestamente no sé qué está pasando entre los dos, ¿es tensión sexual o algo más? Estoy a nada de entrar en una crisis de ansiedad y para ser sincero, no quería tener esta conversación contigo sin antes hablarlo con la doctora Mills. —Max desvió su mirada de los ojos de Checo y se limitó a observar su plato vacío. —Yo... Solo, solo estoy un poco ¿traumado?, la situación con Carlos no me deja querer volver a confiar en alguien más. Y no sé porqué solté todo eso, lo más seguro es que para ti ese beso solo fue la emoción del momento y ahora lo hice más incómodo. —Volvió a tomar de su vaso con agua, pero esta vez tomó todo el líquido, sin querer observar al hombre frente a él, barrió con la mirada a los demás comensales dentro del restaurante.

—Sergio... —El mencionó murmuró un "¿Mhm?" aún sin dirigirle la mirada. —En realidad comprendo tu miedo, estuviste con una persona que no supo valorarte y que a la primera oportunidad de engañarte lo hizo. —El mexicano se atragantó y empezó a toser. —¡Checo! —Se puso de pie de inmediato cuando observó que el hombre se estaba poniendo rojo, pero lo que no sabía Max era que se debía a lo avergonzado que se encontraba por haber llamado la atención y ahora mucho más ya que el rubio le estaba dando leves palmaditas en la espalda; su rostro reflejaba preocupación y con la vista trató de buscar a alguien que le ayudara.

—M-Max, basta. —Se giró y tomó la mano que lo estaba golpeando suavemente. —Estoy bien, es solo que se fue por otro lado.

—¿Seguro?

—Sí, tranquilo. —Hizo un ademán con la mano para quitarle importancia.

Max volvió a tomar asiento, sintiendo que lo había arruinado todo al haber hablado sobre el momento más duro de la ex relación de la persona que le gustaba.

—No quise ser tan directo, a veces las palabras salen de mi boca sin siquiera haberlas analizado, eso hace que me meta en problemas.

Sergio rió y asintió.

—Te ha pasado muchas veces en las entrevistas y conferencias de prensa. —Max podía sentir sus hombros relajarse porque el mexicano no se había molestado.

—Lo que intentaba decir es que después de lo que pasó anoche me di cuenta que tenía sentimientos por ti, no quiero que pienses que lo digo solo porque sí. En realidad, me gustas desde antes que toda esta tensión explotara, solo que no me había dado cuenta por estar pendiente que el idiota de Carlos no te estuviera molestando y porque sabía que sería mucho con lo que tendrías que lidiar. —Sergio tenía una mirada de que se había desconectado del mundo y ahora se encontraba perdido en sus propios pensamientos. Eso preocupó a Max. —No te estoy pidiendo que correspondas mis sentimientos. —Agregó rápidamente. —Solo quiero que sepas que no importa el tiempo que tome poder tener una oportunidad contigo, esperaré pacientemente y si piensas que no soy digno de ti, no lo tomaré a mal. Nada cambiará entre nosotros, podremos seguir siendo amigos.

Por varios minutos ninguno de los dos habló, el neerlandés podía jurar que podía escuchar el latido de su corazón y el respirar agitado de Sergio. Las voces de los comensales se oían lejanas y lo único que podía hacer era jugar con los palillos para mantenerse sereno y evitar que la ansiedad le ganara.

—Yo... Max, no puedo. Lo siento. —Sergio se puso de pie. Max pudo ver el miedo que los ojos marrones reflejaban. —Nos vemos mañana.

Y sin decir nada más, el mexicano salió del lugar como alma que perseguía el diablo. Max solo suspiró con frustración y pasó sus manos por su rostro para borrar las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos.









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Ay, ¿qué pasó? Se me apagó. Había olvidado que es día de actualización.

Capítulo corto porque siento que así se no se aburren

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Capítulo corto porque siento que así se no se aburren. 🫶🏻

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