𝐓𝐇𝐄𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒

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Al día siguiente, la habitación de hospital de Sergio estaba llena de arreglos florales y globos con helio que decían "Mejórate pronto". Todos y cada uno de los arreglos traía una tarjeta con el nombre de quién lo había enviado, excepto uno.

Sergio no necesitaba ser adivino para saber de quién era, porque solo había una persona que le enviaba ese tipo de flores. La combinación de claveles rojos y dalias eran la firma de Carlos, por lo que cuando Max escuchó que eran de parte del ex del mexicano, inmediatamente tomó el arreglo como si este contuviera algún virus y lo tiró al basurero.

También estuvo a punto de tirar el que Nico le había enviado, pero Sergio lo detuvo.

—Él no tiene la culpa, Max. Él también fue una víctima de su compañero.

—Tienes razón, lo siento.

—Descuida, entiendo tu enojo pero tienes que ver toda la escena primero antes de actuar. —Le dijo con cariño, no quería que Max pensara que estaba molesto con él.

Luego de esa pequeña conversación, el doctor encargado entró para decirle que tenía el alta y que Christian ya se había encargado del papeleo para hacer más rápido el proceso.

Cuando el hombre mayor se hizo presente, corrió hacia Sergio y lo abrazó, transmitiéndole todo el cariño y alivio de saber que se encontraba bien.

Lastimosamente no había podido acompañarlo el día anterior porque tuvo una reunión con los representantes de la FIA, no se pudo concentrar por completo porque su mente divagaba y recreaba una y otra vez el accidente de Sergio. No pudo estar tranquilo hasta que le avisaron que el piloto mexicano no corría ningún peligro y que solo habían sido un par de golpes y una contusión por lo que tendría que pasar la noche bajo observación y pudo suspirar aliviado cuando Max le envió un mensaje que decía que él se quedaría a cuidarlo.

—Gracias a Dios estás bien. —Dijo finalmente cuando se separó y le dejó un beso paternal en la cabeza.

—Gracias por preocuparte, lamento el susto que te hice pasar. Me dijeron que también la pasaste muy mal. —Lo vio con esos ojitos tristes que te hacen querer protegerlo de todo y de todos.

—No negaré que por poco me voy cuando vi la forma en la que te sacaron del destrozado monoplaza.

—¡Es cierto! ¡El monoplaza! Lamento haberlo destruido.

—Deja de disculparte, no fue tu culpa. Nada de lo que sucedió. —Le calmó poniendo una mano en su hombro. —Son riesgos del deporte y si tenemos que vender a Max para no desajustar el presupuesto, lo haremos.

—¡Óyeme! —Gritó ofendido el neerlandés después de haberse mantenido en silencio todo el tiempo desde que su jefe había entrado a la habitación.

Tanto Sergio como Christian rieron por la expresión que tenía Max en su rostro, luego la desvió para barrer el cuarto con la mirada y observó todos los arreglos que habían.

—Ni pienses que llevaré algunos en mi auto, miras como los acomodas en el tuyo o los tiras a la basura. —Bromeó, recordando que ya había pasado por una situación similar cuando el paddock y el garaje solían estar repletos de arreglos enviados por el español. —Ah mira, ya empezaste. —Señaló el único arreglo florar que estaba en la basura.

Max se tensó y se dirigió hacia el lugar para aplastar las flores con su pie para que estas se fueran al fondo por la fuerza ejercida y así dejaran de ser visibles a cualquiera.

—¿Qué le sucede?

Sergio miraba la escena preocupado.

—Carlos las envió.

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