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05 de octubre, 11:24 am

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05 de octubre, 11:24 am

El balón cruzaba el aire dando saltos de jugador en jugador. Francis seguía su trayectoria con la mirada. Adam siempre se tiraba al suelo de forma dramática para salvar el balón, incluso cuando no hacía falta. Louis siempre solía fallar en los saques y enviaba el balón al otro lado del patio. Gabriel era parte del equipo del colegio, así que no había mucho que decir de él además de que era excelente jugando.

Y Francis... Él nunca le encontró la gracia al volleyball.

En rasgos generales, no le gustaba ningún deporte. Lo veía como una obligación más en su lista de tareas, como algo más que debía obligarse a hacer. Por el colegio, por tener una buena calificación en Educación Física y que una materia tan estúpida no afectara su promedio final.

Era tedioso, era trabajo, ¿por qué usaría su hora del almuerzo (los únicos cuarenta minutos del día en los que podía respirar con normalidad) para hacer algo tan insignificante, tan insufrible? Terminaría sudando, terminaría apestando (sin importar cuando desodorante se echara), y ni siquiera le daría tiempo para comer.

¿Por qué sus amigos lo hacían entonces?

Francis no sabía si llamarlos amigos, a veces. Adam era amigo de Gabriel, y Gabriel era amigo de Adam. Y Francis en algún momento también fue el amigo de Adam (el número uno, la prioridad máxima), pero eso había sido hace algunos años.

Luego llegó Louis, pero Louis era complicado.

Louis era amigo de Francis y Francis era amigo de Louis. Pero Louis también era ese muchacho de temperamento indescifrable, de tono brusco, que nunca preparaba nada y las cosas siempre le salían bien.

Louis estaba cabeza a cabeza con Francis si se trataba de calificaciones, y siempre solía ganarle en los exámenes. Pero Francis pasaba tardes enteras llorando sobre libros y ejercicios, y Louis nunca estudiaba.

Y Louis siempre sacaba un reluciente 100.

Francis tenía una lista deprimente de 98.5.

Francis le dio un mordisco al sándwich de atún que le preparó su madre justo en el momento preciso en el que Louis falló en un tiro y el balón saltó hasta pasar sobre la verja de la entrada del colegio. Los insultos y las risas hicieron estruendo por todo el patio. Louis se encogió y su rostro se enrojeció.

Louis era lindo, y Francis odiaba eso. Porque ese rasgo le daba a Louis incluso más puntos, y dejaba a Francis completamente opacado.

Francis se levantó, tiró la servilleta en la que envolvía su sándwich en el basurero y caminó hacia el baño.

Si había algo más improductivo que jugar volley en los recesos, era mirar a los demás mientras jugaban.

Y Francis detestaba la improductividad.

Y Francis detestaba la improductividad

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[ milika, 2024 ]

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