Ángel en el infierno

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Charlie había dado la indicación de ser amable con su huésped, desconfiados los integrantes accedieron, Lucifer y Luke eran los más felices con el nuevo inquilino y Alastor, aunque no dijo nada y se comportaba como era costumbre, mantenía vigilado a su curiosa copia angelical.

- Hoy toca ejercicios de confianza. - los chicos rodaron los ojos ante lo mencionado.

- Suena divertido, ¿de qué va este juego señorita Morningstar?

- Oh, bueno, nos juntamos en parejas, decimos algo que nos vuelve vulnerables y nos dejamos caer de espaldas.

- ¿Puedo participar? - a la chica le brillaron los ojos y felizmente aceptó.

Durante la actividad las parejas se intercambiaban y cuando todos pasaron, se volvió grupal.

- Bueno, yo haría cualquier cosa por la familia de Luci, ya que los considero como la mía propia. - el ángel cruzó los brazos y dio un paso atrás.

Alastor tomó a todos con sus tentáculos y los alejó del escenario improvisado. Lucifer se soltó del agarre y abriendo sus alas, corrió hasta donde el invitado caía, logrando atraparlo. El demonio rodó los ojos mientras el gobernante lo miraba mal, al igual que su hijo.

- Tu plan para la redención de almas es impresionante. - decía mientras miraba los dibujos en la pared. - Tu padre y hermano hablan mucho de ti. - soltó de repente. - Alguien tan encantadora, amable y creativa, con energía interminable. - soltó una risa. - No podría ser alguien más que tú. - Charlie se sintió avergonzada y un calorcito se instaló en su pecho.

- Charlie, querida, ¿me darías unos minutos de tu tiempo? - el ángel se fue cuando Alastor se acercó. - ¿Te ha dicho algo ese hombre?

- ¿Qué?, no, bueno, solo que tiene fe en este proyecto, ¿puedes creerlo?, si alguien del cielo no cree que esto es una estupidez, entonces habrá más. - decía emocionada. - Le pediré que me ayude con las actividades, debe saber mejor que nadie cómo funcionan las cosas allá arriba.

- Querida. - Alastor la tomó de los hombros. - Me parece innecesario la ayuda de ese tipo, has llegado muy lejos tu sola, seguro que no lo necesitas.

- No está de más pedir algo de ayuda, Alastor. - la chica sonrió inocente mientras se alejaba y el demonio gruñía, su no agradable visitante estaba arruinando sus planes.

Todos notaban la energía negativa en el demonio radio, así que a la primera hija de Lucifer se le ocurrió otra actividad, la que consistía en pasar un día con un compañero, hacer actividades que a ambos les gustaran y así conocerse mejor, claro que la rubia eligió las parejas.

Las parejas quedaron: Jesse y Alastor, Charlie y Vaggie, Angel y Husk, Luke y Adam, y finalmente Lucifer y Niffty.

Claramente, Luke quiso intercambiar, pero Charlie fue firme en su decisión y no permitió que eso pasara, el menor de los Morningstar suspiró, mientras planeaba perseguir al par y asegurarse de que Alastor no tirará al ángel a los caníbales. Desgraciadamente, para él, Camilo le había enviado un mensaje de que fuera a las instalaciones Carmine.

- Vamos. - Luke tomaba la mano de su compañero y se alejaba del hotel.

Al llegar con Camilo, Adam pudo notar el nerviosismo por parte del mocoso de Lucifer, al igual que ciertas miradas y sonrisas que se daban esos dos mediante las pruebas.

Por otro lado, se encontraba Lucifer acompañado de la pequeña mucama, la cual no dejaba de correr de aquí para allá mientras estaban en el centro comercial.

- Querida, ¿puedes traerme azúcar?, creo que ya se acabó en el hotel. - la chica feliz corrió por lo pedido, mientras el soberano revisaba otras cosas de la lista.

De un momento a otro un carrito chocó contra el suyo, golpeándolo en el abdomen. Antes de levantar la mirada y mandar a la mierda al imbécil que había provocado tal acontecimiento, se encontró con la pequeña amiga de Alastor con un cuchillo en sus diminutas manos mientras estaba sobre el sujeto, con una mirada psicópata que combinaba con su sonrisa.

- Tú lastimaste al chico malo supremo y ahora pagarás por eso. - alterado, Lucifer tomó el cuchillo y a la menor, la cual no despegaba la mirada del extraño.

- Yo lo lamento mi rey. - el hombre hizo una reverencia y salió disparado de ahí.

- ¿Qué mierda? - el gobernante miró a la chica, la cual volvía a su forma más adorable. - ¿Qué fue eso?

- Alastor me dijo que te cuidara. - soltó como si nada, dejando a Lucifer confundido y abochornado.

Siguieron con las compras y a pesar de todas las amenazas de la pequeña mucama a todo aquel que se le acercara, supuso que su día iba bien.

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