Capítulo 5 Celos

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Ethan

-Ha pasado mucho tiempo, Ethan. ¡Me alegra mucho verte! Quién diría que aquel niño callado se convertiría en un chico tan guapo ¿Eh? No te imaginaba tan alto... -comentó Annie mientras me miraba de pies a cabeza, luego me sonrió y me dio un codazo. Yo me sonrojé un poco. -Cuéntame, ¿Cómo has estado?

-Am... Podría estoy mejor. No te veía desde los diez años... Y no te habría reconocido si no me hubieras llamado "Bennett" -respondí riendo. -¿Guapo? Nah, para nada -añadí apenado y acaricié mi nuca. La castaña soltó una risita y rodó sus ojos.

-Bueno... Ya sabes que tengo esa mala costumbre de llamarte por tu apellido -aclaró. -Además, yo sí te reconocí, quiero decir... Reconocería esas pecas tuyas en cualquier lado -añadió riendo de forma coqueta y señaló mis pecas. Reí y asentí.

Annie se acercó al camión de hamburguesas y compró 2 latas de gaseosa, después regresó conmigo y nos sentamos en una banca del campus para charlar. Una vez allí, la castaña colocó su bolso sobre su falda y sacó un bollo relleno de crema, el cual me entregó. Posteriormente, aclaró que tenía algo de tiempo, así que esperaba que nos pusiéramos al día sobre todo lo que ha ocurrido durante estos años.

Tomé una bocanada de aire, y después suspiré.

(Esto será largo...), pensé.

Seth

El almuerzo con Ethan fue muy agradable. Pasar tiempo con él es muy divertido, siempre logra sacarme una sonrisa; también hace que me olvide de mis problemas por un rato, e incluso... de mi enfermedad.

Estudio cardiología. Los cursos de mi carrera pueden ser muy demandantes a veces. Recuerdo que... Durante los exámenes del año pasado, me quedaba hasta tarde estudiando con Gavin y, como resultado, obtuve unas horribles ojeras, literalmente parecía un mapache. Por eso tuve que usar lentes de sol para asistir a clases.

Nunca más volveré a desvelarme para estudiar, NUNCA.

Tras estar tomando apuntes durante 3 horas, la clase finalmente terminó. Recogí mis libros y los guardé en la mochila, después salí del salón. Mientras caminaba miré de reojo la ventana, el cielo está nublado y parece que lloverá en cualquier momento.

(No quiero ir al club de esgrima hoy. Necesito por dormir como 20 horas...), pensé mientras bostezaba y me cubría la boca con una mano.

De repente mi primo, Gavin, llamó mi atención.

Gavin tiene 20 años. Al igual que yo, mide 170cm, y posee una complexión delgada, pero atlética. Su atuendo es sencillo: lleva una camisa negra de mangas cortas con un corazón blanco estampado en el pecho, jeans negros, y unas zapatillas Converse blancas.

Con respecto a su aspecto físico, su cabello es rubio, corto y ondulado. Sus ojos son grises como el vidrio, y contrastan con su piel pálida. Sus labios, finos y con un tono rosa natural, están formando una "o" debido a su expresión de sorpresa.

Está parado frente a la ventana mientras apoya sus manos en el cristal; y tiene la vista perdida en algún punto del campus.

Sonreí de forma maliciosa y me acerqué sigilosamente, en determinado punto, sujeté sus hombros con fuerza y grité:

-¡BUUUU! -grité y lo agité con fuerza. El rubio soltó un grito ensordecedor y saltó del susto.

Él se volteó y me fulminó con la mirada mientras yo moría de risa.

-¡Gatito idiota! ¡Casi me cago encima, joder! No vuelvas a aparecerte así, cabrón -dijo molesto y cruzó sus brazos. Yo reí con más fuerza.

-Ya, perdón, Gavin... ¿Qué diablos estás mirando? No me digas que estás acosando a un chico de nuevo, grandísimo pervertido... -pregunté con curiosidad y arqueé una ceja. Mi primo cambió su expresión de enojo por una de serenidad, después se sobresaltó un poco y se volteó.

Tormenta de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora