31. SE RECONOCE LA ORDEN

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[¿De verdad están bien?]


[Ya pasaron dos horas]


[Creo que es lo normal, todos se sorprenden]


[No recuerdo haberme paralizado por dos horas.]


[Pero cuando llegaste, no era tan mágico.]


En el patio trasero de la mansión, comentamos con preocupación mientras comemos un bocadillo de media tarde.


El motivo de nuestra preocupación son lilibet y Ankae, que llevan dos horas paralizadas en el patio, con la mirada perdida.


Están así desde que las traje luego de terminar las negociaciones con el maldito viejo y despedirlo.


Mas bien ¿Por qué te vas con tanta prisa? ¿tanto me odias?


Me pregunto si seré igual con mi hija... No, eso nunca me pasara.


Porque matare a sus pretendientes...


*Fuhuhu, siempre igual*


¿Qué?


[Oye ¿No es hora de que hagas algo?]


Alexa me envía una mirada acusona mientras lo dice.


[¿Cómo va tu cultivo?]


[Muy bien, gracias a ti, pero no cambies el tema.]


Tsk.


[¿Mes chasqueaste la lengua?]


[¿no?]


[Pero lo pensaste]


[Hacerlas volver en si ¿no? Yo me encargo.]


Vamos a escapar.


[Bueno... Ummm... ¿bienvenidas?]


Aunque me acerque a las aturdidas lilibet y Ankae, para escapar de Alexa, ¿Qué se supone que haga?


Por suerte, las niñas parecen haber reaccionado a mi voz.


Mira, incluso sus hombros comenzaron a temblar ¿tienen el cuerpo rígido por estar tanto tiempo paralizadas en una sola posición?


Dejando de lado el extraño método de estiramiento.


Hacerlas volver a la realidad fue sorprendentemente fácil, bien yo.

Mi loco sistema quiere voltear los cielos, pero yo no quiero trabajarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora