Escape

32 3 0
                                    

𝐼𝓈𝒶𝒷𝑒𝓁𝓁𝒶

Tom se acercó poniéndose detrás de mí, él sacó algo de su bolsillo y lo puso en mi cuello, era un collar con una "T".
—Que bonito—Le agradecí con un beso—Lo sé, es una T porque yo tengo una I—Con eso sacó el collar que tenía en el otro bolsillo—Me encantan mi vida—Él me besó y tomó mi mano llevándome fuera de su habitación, mientras bajábamos las escaleras pregunté: —Donde vamos?—Tom no contestó y la curiosidad me invadia—Primero iremos a tu casa para que te cambies—Lo miré confusa—¿Y luego?—
—Shh, es sorpresa—Los dos fuimos a su auto y él abrió la puerta para que entrara, luego lo encendió y nos dirigimos hacia mí casa.

Ya habíamos llegado y como siempre Tom abrió la puerta por mi, los dos entramos a mi casa y subimos las escaleras—¿Donde está tu familia?—Preguntó—Oh, es que los boletos del autobús se habían agotado y solo pudieron sacar para el mes que viene—Tom me vió un poco triste así que solo me abrazo y no hizo más preguntas.

Tomó asiento en mi cama y yo comencé a buscar que ponerme—No sé que ponerme—Tom se puso de pie y me tomó por la cintura—Creo que se lo que puedes ponerte—Con eso él comenzó a besar mi cuello lentamente y luego me cargo en sus brazos hasta la cama, estaba demasiado nerviosa y no sabía que debía hacer.
Tom comenzó a besarme con pasión, no sabía que hacer pero cuando comenzó a pasar su mano por mi muslo lo aparté, él me miró confundió mientras yo me ponía de pie rápidamente—¿Qué sucede amor? ¿Hice algo mal?—Repitió mi acción y tomó mis manos—Tranquilo Tommy, no haz hecho nada malo, pero simplemente no estoy lista...—Tom me miró a los ojos—No pienses que no quiero hacerlo contigo, simplemente, no estoy preparada...—Tom me miró con comprensión y me abrazo con dulzura—Te esperaría toda la vida—Le devolví el abrazo y luego él me ayudó a escoger un oufit, en realidad lo escogió él, porque me dijo que debía ser un oufit en espesifico. Me entregó todo en mis manos y me dirigí hacia el baño para cambiarme, me entró un poco de curiosidad, ¿A donde iríamos?

Él había escogido un legging que normalmente lo usaba para entrenar, una polera blanca clásica y unos tenis para correr.
Me pusé todo y salí, él ya me estaba esperando y para mi sorpresa también se había puesto ropa deportiva.
—¿Donde iremos?—Pregunté—Ya lo veras—.
Los dos nos subimos nuevamente en su auto pero esta vez el sacó un pañuelo y lo ató al rededor de mis ojos, se estaba tomando en serio lo de la "sorpresa".
Él sabía lo ansiosa que era pero aún así se mantuvo firme en no decirme lo que era.
—Por favor, dime que es—Insistí una vez más, pero Tom nuevamente no contestó, ya me había rendido así que mejor decidí esperar.

Ya había pasado un lago tiempo y Tom por fin había detenido el auto.
—¿Ya llegamos?!—Pregunté ansiosa—Si, pero aún no te la saques—
—Bien.—Bufé.
Tom abrió la puerta y con cuidado me tomó por la cintura guiándome, estaba un poco asustada, pero cuando él me tomaba de la cintura me sentía segura, caminábamos y caminábamos, parecía eterno, sentía como si estuviera subiendo una montaña altísima, que no tenía fin, pero luego de lo que parecieron horas nos habíamos detenido.
—Bien—Dijo Tom desatando el pañuelo que cubría mis ojos, abrí y cerré mis ojos varias veces para aclarar mi vista, una luz resplandeciente golpeó en mi rostro, lo tapé con mis manos por la luz, Tom tomó mis manos y me miró con ternura, sin decir una palabra me rodeo con sus brazos y los dos volteamos a ver la luz que me dejaba practicamete ciega, ahora pude notar que era un bello atardecer, y también que estábamos en el mirador más lindo y reconocido por ser el más visitado por las parejas de la ciudad.

Me quedé callada, sentía que si decía algo podía arruinar el momento, a demás así como estábamos, abrazados mirando el lindo atardecer y en silencio estábamos bien.
El sol ya se estaba ocultando, y el bello atardecer ya se había ido. Tom volteó a mirarme y yo hice lo mismo, los dos estábamos teniendo contacto visual, mis manos habían comenzado a sudar

¿Por qué?

Si ya éramos pareja desde hace tiempo, pero aún así él me ponía nerviosa, él notó lo nerviosa que estaba y me abrazo nuevamente. —Se está poniendo frío, sería mejor que nos fuéramos—Me susurro al oído, me estremecí un poco al escuchar su voz—Si, tienes razón—tartamudeé pasando una mano tímidamente por mi hombro. Tom se había dado cuenta de lo nerviosa que estaba pero no dijo nada, solo rió un poco y me dió unas palmaditas en la cabeza, con eso me tomó la mano y comenzamos a bajar la colina. —No recordaba que habíamos subido tanto—Me quejé—A la bajada es más fácil—Respondió mi novio, y con eso comenzó a correr cuesta abajo—TOM! TE VAS A CAER!—Corrí detrás de él, tenía miedo de caerme pero si me caía los dos rodariamos, pero en ese momento el tobillo de Tom se dobló con una pierda y él cayó con fuerza, se quejó del dolor y yo fui detrás de él.
—¿Estás bien?! Te dije que te caerias y no me hiciste caso—Tom me miró con ojos llorosos y me partió el corazón—Lo siento, ven te ayudo—Lo ayudé a levantarse y le dije que se ayudara de mi hombro para caminar, por suerte estábamos cerca de el auto.

Ya habíamos llegado al auto y le abrí la puerta del acompañante a Tom, él iría allí y yo manejaria ya que claramente él no podia hacerlo, subí al asiento y me quedé mirando un rato el volante—¿Qué sucede?—Preguntó—Es que.. no sé manejar—.

Prometí AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora