Tiempo a solas

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                                                                                     𝐼𝓈𝒶𝒷𝑒𝓁𝓁𝒶

Estaba afuera de mi casa junto a mi equipaje esperando el taxi, me encontraba un poco nerviosa, ya que nunca había salido de mi ciudad, pero también  estaba feliz por conocer un lugar diferente y nuevo. 

Un auto de color amarillo aparco frente a mi, era el taxi.

—Buenas tardes señorita, ¿dónde le gustaría que la llevara? Preguntó el hombre—Buenas tardes, lléveme a la terminal de autobuses— El hombre asintió con una sonrisa un poco espeluznante. Piso el acelerador y comenzamos a dirigirnos hacia la terminal. Yo era una de esas chicas, bueno, no se  como explicarlo ¿Tímidas? Me daba un poco de  ansiedad social tener que entablar una conversación con gente desconocida, por eso siempre evitaba eso escuchando música, y eso fue lo que hice, tomé los audifonos de mi mochila y los conecte a mi celular para  escuchar un poco de música en lo que llegabamos a la terminal, pero en el trayecto decidí descansar mis ojos, lo sé, soy muy predecible, así que es obvio que me quede dormida. 

—Em, señorita.. Mierda que incomodo—El taxista hablaba intentando despertarme—Disculpe la molestia, pero hemos llegado— Me desperté paniqueada—Oh, lo siento—Balbuceé «¡Que verguenza!» Le un billete grande al señor—.Señorita, este billete es muy grande no tengo cambió—Informó el hombre, pero yo ya me había ido, estaba muy apenada, ¿Como me había quedado dormida? ¿En qué estaba pensando? Entre rápidamente a la terminal y me dirigí casi corriendo a la caja de boletos para comprar el mio. Mire hacia los dos lados, no había casi nadie, perfecto, corrí más rápido y frené de golpe en el vidrio la caja.

—Un boleto a la ciudad haley!—Voceé poniendo el dinero en la mesa—Está bien, nunca vi alguien tan con tanto entusiasmo de viajar— Bromeó el guapo cajero—Perdón..—Murmuré, el chico solo rió y me entrego el boleto—Buen viaje—Me regaló una sonrisa. le sonreí torpemente mientras asentía, ¿Por qué mierda hice eso? 

Tomé el boleto y comencé  a leerlo atentamente, Genial, ya podía subirme al autobús. Alcé mi mirada y comencé a buscar el nombre de la ciudad (Haley) en los letreros de los autobuses, me sorprendí al ver que estaba a literalmente dos pasos de mi, y aún no había fila, así que esta era mi oportunidad de ser la primera.

 A decir verdad me importaba un comino lo que dijera la poca gente de una chica que corre por la terminal como loca, solo era yo misma. A veces mi niña interior despertaba y la necesidad de hacer el ridículo se hacía presente, y bueno, yo no era una de esas chicas amargadas que se visten como señoras y ya maduraron, de hecho yo era todo lo contrario, pero solo en algunas ocasiones. 

Me pare frente al autobús, esperando a que el chofer me pidiera el boleto, y fue bastante rápido. 

—Hola, buenas tardes. Podría darme su boleto—Indicó—Hola, si, aquí tiene— Puse el boleto en su mano y él lo leyó rápidamente, lo partió a la mitad y lo puso en un mini tacho de basura, me hizo una seña de que podía entrar—Muchas gracias—Dije tímidamente mientras caminaba al interior  del bus. 

Mientras caminaba buscaba un asiento, y como siempre elegía los del fondo, eran mis favoritos. 

—Bien, aquí es perfecto—Tomé asiento y me puse nuevamente mis auriculares, recoste mi cabeza y cerré mis ojos para poder descansar un poco, pero ni bien hice eso sentí como unos dedos tocaban mi hombro. Abrí mis ojos y observé a una señora un poco obesa, también note que me estaba diciendo algo, pero no pude oírla, solo podía escuchar mi música. Alcé mi dedo índice indicándole que no podía oírla. Me saque mis auriculares y pause la música.

—Bien, ahora puedo oírla—

—Oh, bien, le preguntaba si podía tomar asiento aquí—

—Porsupuesto. La señora se sentó y puso unas grandes bolsas en sus piernas.—

«Oh, perfecto. Ahora ni siquiera podría descansar »

La mujer se puso un antifaz para dormir y comenzó a roncar levemente.

«Oh vamos! señora insípida»

Volví a ponerme mis auriculares y puse a música a todo lo que daba para no escucharla. Pasó un tiempo indeterminado y comenzaba a sentir como el autobus empezaba a moverse, cerré mis ojos y intente dormir, pero mi teléfono comenzó a vibrar, lo tomé y vi que era Bill el que me llamaba. Conteste rápidamente.

—Hola, Billy?— Hable en voz baja para no despertar a nadie.

—Isa! Que bueno que contestas. Necesito hablar contigo—Musitó preocupado.

—Billy, lo siento, pero ahora no pued—

—Por favor Isa, es algo rápido— interrumpió.

Di un suspiro mientras ponía una mano en mi nuca—Bien, habla—Pude sentir la emoción de Bill.

—Bien, es sobre Tom—Dijo en voz baja—Am, Billy, de verdad, ahora no puedo—En realidad sí podía, pero no quería saber nada sobre el mentiroso de Tom.

—Vamos Isa. Por lo menos escúchame a mí, ¿sí?—Quería mucho a Bill, era tan tierno y amable, simplemente no podía decirle  que no.

Volví a suspirar—Él te dijo que me convencieras ¿verdad?—Bill no contestó—No! Te lo juro Isa. Yo te hablo por qué Tom está muy mal—Sabía que Bill nunca mentía, así que accedí a oírlo.

—Escucha, Tom me contó todo lo que pasó, descuida, solo me lo contó a mí okey—Dijo él esperando a que yo confirmara que no pasaba nada—Ok—Respondí—Bien, sigo. Él me contó todo, y lo note muy mal, algo que nunca vi en Tom. Tu eres muy afortunada Isa—

—¿Afortunada?—Pregunté—¿Por qué sería "Afortunada"?—Porque Tom nunca se enamoró de una chica, él solo las usa para una noche, pero contigo... Contigo era diferente. Siempre que llegaba de tu casa hablaba por horas de ti y de lo mucho que le gustabas—

—Pero me mintió, y tu sabes muy bien que odio las mentiras—Interrumpí—Lo sé. Pero Isa, él lo hizo por que de verdad te ama—Exclamó—Oh. No sabía que mentir era una forma de amar—Ironice—No! Isa, no me refiero a eso, me refiero a que él fue al restaurant porque de verdad te ama, y le daba celos el hecho de que tu fueras con Adel a comer. Escucha, Isa, Tu eres la primera chica de la que Tom se enamoró. Él está muy mal, se la pasa llorando en su habitación—Hizo una pausa—Sabes... Siempre ví a Tom como un chico sin sentimientos. Lo veía como un chico fuerte, pero ahora me doy cuenta que solo es así por fuera, y ahora esta llorando por ti. Isa, lo único que te pido es que lo perdones—Se escuchaba triste, su voz era, ¿Como explicarlo? Apagada tal vez.

—Oye Billy, lo siento debo colgar—En realidad no debía, pero no sabía que responder a todo lo que me había dicho—No, Isa, Prometeme que lo perdonaras, por favor, promételo—Parecía un niño pequeño que quería llorar, y me destrozó el alma oirlo de esa forma.   

—Esta bien, lo pensaré—Dije en tono gélido—Gracias Isa! Gracias, gracias—Bill sonaba emocionado, y ahora volvía a escuchar su voz feliz. Reí un poco—Esta bien Billy, ahora debo colgar—

Bill se despidió de mí y colgó la llamada.

No sabía qué hacer, ahora había hecho una promesa, y no podía romperla.

Prometí AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora