Confesión

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                                                                                  𝒞𝓇𝑒𝒶𝒹𝑜𝓇𝒶

Isabella, no podía creer lo que escuchaba. Se despidió del hombre y salió rápidamente de la oficina, comenzó a correr por el largo pasillo y luego llego al restaurant, a ella le importaba un comino lo que las demás personas pensaran o dijeran de ella, así que siguió corriendo, obviamente todas las personas voltearon a  mirarla y algunas cuchicheaban entre ellas, pero Isa seguía corriendo, en ese momento la mirada de la pelinegra se fijó en un rostro que se le hacía conocido, ¡Era Adel! Y estaba junto a una rubia, Isabella no podía creer lo que veía y dé repente choco con un mesero que llevaba una bandeja con copas, los dos cayeron al piso y las copas de cristal se hicieron añicos, obviamente eso llamó la atención de todo el restaurant, y un silencio incomodo se apodero de el lugar. 

Isabella se levanto rápidamente y cruzó miradas nuevamente con Adel, los dos se quedaron completamente congelados, pero, no por el espectáculo que había armado Isa, sino por el hecho de que Adel estaba con esa rubia. La rubia tomó el rostro del castaño y hablo.

—Que sucede cielo? ¿A quien miras de esa forma?—

¡¿CIELO?! Por qué lo había llamado de esa manera. Una lágrima se deslizó por la mejilla de la chica, pero se la secó rápidamente y salió de ese lugar.

—OYE! Tienes que pagar todo esto—Gritó un mesero, pero obviamente a ella no le importo y siguió corriendo.

Para su suerte un taxi pasaba por allí en ese momento, así que corrió aún más rápido y le hizo señas para que frenará, ni bien el taxista frenó ella se subió lo más rápido posible. 

—Buenas tardes señorita, donde la pued—

—Lléveme al vecindario Skywalker, calle vader—Interrumpió.

El taxista simplemente pisó el acelerador y comenzaron a dirigirse a la casa de Isa.

Ella permaneció en silencio todo el camino, estaba intentando averiguar porqué Tom le había mentido y porqué Adel estaba con esa rubia. Los pensamientos cada vez se hacían más grandes mientras la voz del hombre se repetía una y otra vez en su cabeza. 

"él me propuso cantar aquí, dijo que la chica que le gustaba estaba aquí con alguien más yo quise ayudarlo"

¿Chica que le gustaba? Por esa razón Tom la miraba mientras cantaba?

«Tom no puede estar enamorado de mí, esto debe ser una confusión» 

Pensó la pelinegra, pero todo encajaba, y eso la hacía dudar.

(...)

—Señorita, llegamos—

Isabella estaba tan metida en sus pensamientos que no escuchó al taxista, en lo único que pensaba eran en las palabras de aquel hombre desconocido.

—Señorita... esta bien?—Habló el hombre sacando de su órbita a Isa.

—S-sí, disculpe, estoy un poco distraída, cuanto le debo?—

—Serían 200 —

—Aquí tiene, muchas gracias—

Isabella bajó del auto y comenzó a buscar en su bolso las llaves de su casa, luego caminó hacía la puerta y introdujo la llave para abrir esta. Ella entró rápidamente y subió las escaleras, entró a su cuarto y una vez dentro de este tiro su mini bolso al piso y se recostó en su cama boca abajo, y los pensamientos volvían a hacerse presentes.

Ella estaba un poco angustiada, tanto por Tom como por Adel, su mejor amigo y casi algo la habían traicionado, y todo fue tan rápido que no tuvo tiempo de analizar la situación, así que por esta razón ella se encontraba frustrada. Pero no se quedaría de brazos cruzados, así que ella se levantó de su cama y tomó el bolso que dentro tenía su teléfono celular, ella lo desbloqueo con su huella digital y marcó el número de Tom.

Prometí AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora