CAPITULO 20

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Anais

Nos subimos al vehículo flotante y Eilioth toma el control, iniciando el sistema con un zumbido. Me acomodo en el asiento del copiloto, intentando calmar mis pensamientos mientras ascendemos y nos dirigimos hacia el cielo. La gravedad se ajusta automáticamente, y la sensación de flotar es casi reconfortante. Nos dirigimos al hangar donde espera la nave espacial, me gusta bastante el diseño rudo que combina con el color rojo con negro.

Nos montamos y el empieza a acomodar todos los controles, una vez empieza el viaje las luces de las estrellas pasan rápido mientras atravesamos el vacío del espacio. Me siento atrapada entre la emoción y el miedo mientras observo el vasto cosmos que nos rodea, siempre es la misma sensación. Eilioth mantiene la mirada fija en los controles, su rostro serio y concentrado.

Pasa el tiempo y ya es incomodo —¿Cuánto falta para llegar a Xerion?— pregunto, rompiendo el silencio.

Eilioth me lanza una mirada rápida antes de concentrarse nuevamente en los controles.

—Un par de horas, si no encontramos más problemas en el camino.— responde con voz seca, pero sin la dureza anterior.

Apoyo la cabeza contra el asiento, observando cómo las estrellas y planetas pasan rápidamente y quedan como estelas brillantes. El suave zumbido de la nave es casi hipnótico, y me encuentro sumida en mis pensamientos. No puedo evitar recordar el mapa que vi en la sala, con ese gran punto rojo marcando Xerion. Las fotos de personas tachadas con una X aún me atormentan, y no puedo evitar preguntarme qué papel juegan en todo esto.

—¿Qué es todo esto, Eilioth? ¿Por qué está el mapa de Xerion? ¿Quién es toda esta gente?— pregunto en un tono más suave, intentando no desencadenar otra reacción violenta.

Eilioth suelta un suspiro y mueve la cabeza de lado a lado con la mano en la nuca.

—Es complicado. Soy un comerciante de materias variadas, Xerion ha sido un punto crucial en nuestras rutas de comercio. La gente que viste en las fotos... son competidores y amenazas que hemos tenido que superar para mantener nuestras operaciones seguras.— dice con un tono frío y calculador.

Siento un nudo en el estómago al escuchar sus palabras. La idea de que haya tenido que enfrentar a tanta gente es perturbadora, pero sé que no es el momento para cuestionarlo más.

—¿Y nosotros? ¿Qué vamos a hacer allí?— insisto.

—Tenemos que asegurarnos de que Karolos esté a salvo. Es vital para nuestra misión y para mantener el equilibrio en la región, y luego encargarnos de quién sea necesario. Aparte hasta donde yo sé sigues siendo una oficial de allá, y tienes tu vida formada, simplemente tenemos una alianza temporal— responde sin apartar la vista de los controles.

Me recuesto en el asiento, tratando de asimilar la información. "Alianza temporal", bueno eso es lo que menos deberia importarme. La tensión en el aire es palpable, y aunque estoy asustada, también siento una extraña presión. No importa cuán complicado sea, tengo que estar preparada para enfrentar lo que venga en Xerion.

El resto del viaje transcurre en un silencio tenso. La oscuridad del espacio se profundiza y el trayecto parece interminable. Eilioth sigue conduciendo con una concentración impecable, y yo me esfuerzo por mantener la calma, sabiendo que los verdaderos desafíos están aún por llegar.

Mis pensamientos vagan hacia lo que ha sucedido en las últimas horas. La discusión con Eilioth, los disparos, el miedo abrumador que sentí cuando me apuntaron, luego nuestro momento de placer. Todo parece un torbellino de eventos que apenas puedo procesar. Me pregunto cómo llegué a este punto, cómo terminé involucrada en algo tan peligroso y complicado.

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