CAPITULO 14

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Eilioth

Han pasado unas horas desde que dejé a Anais en la seguridad de su colonia, lo único en que tengo la mente justo ahora es en Karolos sobre la camilla y este cuarto gris. Afuera es un barrio concurrido por maleantes o comerciantes del mercado negro, así que las peleas, las drogas y la violencia abundan. En este planeta los que viven en una cómoda casa, la colonia o algún barrio de clase media-alta creen que la vida de este planeta es perfecta, no se preocupan por cómo van a subsistir, pues sus trabajos seguros les garantizan como llegar al fin del día con alimentos, piensan que la inseguridad es poca o que solo existe en otros planetas y ellos son ajenos a eso, pero no hay ninguna parte en el universo que sea perfecta, que no exista la maldad o los problemas.

El incómodo sillón donde estoy recostado me tiene la espalda cansada, y aún que no vivo en medio de lujos, ya extraño mi cómodo hogar. El estado en que se encuentra mi amigo me desagrada, esta con una mascarilla de oxígeno y canalizado en varios puntos, su tes pálida es una clara señal de que perdió bastante sangre y aún con el suero especializado que le conseguí tardará mínimo una semana en recuperarse.

Para su edad no está en mala condición, el cuerpo robusto y la barba lo hacen ver más rudo y no cualquiera a sus cuarenta y tantos puede presumir parecer de treinta y cinco. No a perdido la vitalidad que cuando más joven, pero si tiene más experiencia y eso marca una diferencia entre los dos.

Lo conocí estando hace muchos años, ya había vivido suficientes situaciones de vida o muerte, pero específicamente en la que lo conocí a él fue una decisiva. En las calles donde estaba con Brian años atras, yo era el segundo al mando, lo que yo dijera era la ley y a quien no le gustaba se callaba o llevaba un tiro entre ceja y ceja, pero lo bueno jamas dura y esos momentos de poder no fueron la excepción.

Conoci a Karolos en un momento en que estaba solo y había acabado de llegar a un planeta desconocido, tenia problemas con un grupo de traficantes y sicarios y estando de manos y pies atadas el me ayudo, con un grupo de hombres pudo acabar con todos mis enemigos, fuimos hablando y con el paso del tiempo se fue forjando la amistad que se consolidó como una hermandad, en cada situación que he necesitado a estado ahí y por eso le debo la vida y mi lealtad.

Maldita sea... aún que no quiero pienso en ella, ¿que mas da pensarla un rato? <<Anais>>. Es hermosa e inteligente, y así sea como la pulcra uniformada de la primera vez o la maltratada mujer que rescate se sigue viendo atractiva, sus caderas hacen juego con la cintura estrecha, y sus sexys piernas junto a sus nalgas me hacen tener pensamientos poco "pulcros".

Hace un tiempo no tengo nada que ver con relaciones formales, y nunca he sido mucho de esos sentimentalismos y protocolos cursis, cuando lo fui no termino bien y decidí mejor guardar esas idioteces melosas. Lo que más me va es el sexo, el placer carnal y el evitarme problema innecesarios.

Intento comer y tomar algo que me de fuerzas, no me gusta sentirme débil y hambriento, aborrezco eso y no me tengo que preocupar por las cantidades que como, o que sea la comida, igual no engordo ni gano grasa de más y lo que ingiero termina quemado en el ejercicio. El arroz galesh es comido por todas partes en las galaxias que tan tenido contacto con los terrícolas, aún que recuerdo que en la tierra le decían arroz chino, pero no importa el nombre, lo realmente importante es el sabor y la combinación de carnes con el arroz es lo que lo hace realmente delicioso junto a un refresco.

Termino mi comida y me recuesto tratando de encontrar comodidad en este sillón viejo, cierro mis ojos y después de unas horas de sueño los pasos de afuera no me permiten seguir descansando, llevo mi mano a la parte baja de mi espalda y le quito el seguro a mi beretta. Un contraataque o una respuesta después de lo sucedido es lo mínimo que se puede esperar como venganza, apunto a la puerta y me preparo para lo peor, pero el que toquen la puerta me hace dudar.

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