Las elecciones habían pasado y como indicaban las encuestas, gane la alcaldía. Fue una victoria agridulce, pues lamente no celebrarla con Carlos, mi ex esposo. Cada felicitación era un golpe al corazón, porque pensaba en como habríamos compartido ese logro juntos como lo habíamos hecho en antaño
Me maneje como robot durante los primeros 3 meses de mi mandato. Solo hacia lo que se me pedía, pero mis sentimientos estaban en otro lado. Cada vez que entraba a las oficinas del PRD, veía su sonrisa en mi mente, recordando como Carlos me había apoyado incondicionalmente en mis campañas anteriores. Xochitl me obligó a asistir a un psicólogo porque no soportaba verme tan distraída.
El psicólogo me recomendó que encontrará un nuevo hobbie y me incline hacia la jardinería, pues siempre me habían gustado las áreas verdes, pero debido a mi trabajo, había descuidado el jardín de mi casa. Los siguientes 3 meses, con ayuda de mi hija Mariana, plantamos varios retoño y flores para que mi hogar se llenará de vida y tratar de cubrir la ausencia de mi exesposo.
Ese día, como ya nuestro laurel rosado había florecido, decidí invitar a Xochitl y a su hija Diana a tener una comida en el jardín. Mi hija se molestó al saber que vendría la hija de Xochitl, porque juraba que se odiarian a muerte, pues Diana era una persona que amaba estar envuelta en el mundo de la política y redes sociales, mientras que Mariana evitaba exponerse en internet, pues creia que eso era demasiado superficial.
—Dale una oportunidad, Mari —Pedi mientras ambas estábamos en la cocina preparando el postre para la reunión. Yo me encontraba preparando unos panqueques de nuez mientras Mariana vigilaba unas galletas de chocolate que estaban en el horno.
—Ni hablar, porque Xochilt y tú sean amigas no significa que su hija y yo debamos tambien serlo —Respondio Mariana, con los brazos cruzados y negando con la cabeza.
—Es bueno que te relaciones con gente que piensen diferente, Mari.
Mi hija frunció los labios pero no se atrevió a negar lo que había dicho. Mariana sabía que tenía razón y no iba a discutirlo.
—Bien, lo intentaré, pero te juro que si intenta tomar una foto para Instagram voy a huir.
Escuché el timbre de la puerta sonar.
—Fijate quien es, Mari.
Mariana se acercó a ver por la camara quien era. Por supuesto, eran Xochilt y su hija.
—No hay nadie—Dijo Mariana, en tono burlón al micrófono que daba a la calle. Vi como Xochilt y su hija sonrieron mientras buscaban la camara de la entrada.
—No seas infantil y abre la puerta, Mariana. Me estás colmando la paciencia —Dije en tono firme. Escuché como Mariana trago saliva y abrió la puerta, sin decir más.
Saque las galletas del horno, las puse en un recipiente y me dirigí al recibidor, encontrándome con Xochitl usando un vestido azul pastel que la hacia ver más joven. Su hija era de piel clara y rasgos caucásicos, cabello lacio y con mechas californianas. Era muy distinta a su madre, pero tenía el mismo brillo de la sonrisa de Xochitl.
—Dianita, ¿Cómo estás? —Dije mientras me acercaba a ella para saludarla dándole un beso en la mejilla. La había visto crecer y consideraba que tal vez si fuera un poco superficial, tenía buenas intenciones.
—Super duper bien, les traje esta artesanía que hice en un curso de arte huichol —Dijo Diana mientras sonreía. Mariana frunció el ceño y me pregunte de donde había sacado ese mal genio.
Le puse una mano en el hombro a Mariana.
—Ella es Mariana, mi hija.
—Holaa, Mari, yo soy Diana, hace años que M-O-R-Í-A por conocerte —Dijo Diana, sonriendo. Mariana puso los ojos en blanco de manera casi imperceptible—. He leído algunos de los ensayos que has publicado y no inventes, pensamos MUY parecido.
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Tras la cuarta transformación (clauchitl)
FanfictionClaudia y Xochitl son candidatas a la presidencia de México y compiten a muerte por ganar las elecciones. Pero en un pasado, no todo esto fue asi. Ellas eran incluso amigas. Dime Xochitl, si tú y yo hubiésemos aceptado fundar nuestro propio partido...