—¿Bueno?
—Xochilt, soy yo, se que no quieres saber más de mi, pero he notado algunas irregularidades en algunas construcciones que están bajo el nombre de tu empresa —Confese—. No sé si sea cosa tuya, pero necesito que nos veamos para que me expliques. Por favor .
Hubo un largo silencio al otro lado de la línea, y por un momento, pensé que me había equivocado de número. Finalmente, su voz sonó, fría pero controlada.
—Claudia, ¿qué estás insinuando?
—No estoy insinuando nada, Xóchitl. Solo que encontré algunos documentos y necesito entender qué está pasando. Esto es serio.
Escuché un suspiro profundo y luego, silencio. Trague saliva, sin saber que decir.
—Claudia, prende la tele y las noticias. Creo que es demasiado tarde para hacer algo —Murmuro Xochitl mientras colgaba el teléfono. Respire profundamente y encendí la pequeña tele que tenía en mi oficina.
Las noticias hablaban de una inundación en una de las zonas más pobres de Tlalpan. Las imágenes mostraban que el agua llegaba hasta las rodillas de los habitantes, que luchaban por salvar sus pertenencias.
Por supuesto, uni los cabos y me dí cuenta de que las construcciones de drenaje de esa zona eran parte de los permisos irregulares que Maynez me había mandado por correo electrónico.
Me culpe a mi misma por estar tan deprimida en el inicio de mi mandato, ya que muchos de esos permisos no hubieran llegado a ser autorizados si no me hubiera encontrado vulnerable.
Ahora la gente estaba pagando el precio de mis desbordes emocionales. La prensa jamás entendería y la población jamás me perdonaría.
Mi mente comenzó a correr a mil por hora mientras intentaba asimilar la magnitud del desastre. La reputación de mi administración y de toda mi carrera, estaba en juego. Pero más importante aún, vidas y hogares estaban en peligro debido a mi negligencia.
Le regrese la llamada a Xochitl, porque en esos momentos, necesitaba en quien apoyarme.
—Xochilt... He visto ya las noticias.
—Lo siento, Clau. He revisado y las construcciones del sistema de drenaje de esa zona no está a cargo de mi empresa, pero seguiré investigando —Se apresuró a decir Xochitl—. ¿Qué vas a hacer?
Me mordi los labios, mientras daba golpes con el lápiz en el escritorio, tratando de pensar en que podía hacer. Por supuesto, tenía que salir a dar declaraciones, pero el discurso le correspondía escribirlo a mi equipo de redacción. Podría ir a la zona de los hechos y ayudar a limpieza, pero temía la respuesta de la gente.
—¿Puedes venir a la alcaldía, por favor? —Susurre, mientras sentía como mi estómago se hacía pequeño.
—Claro Clau... Estaré ahí en media hora.
Colgué el teléfono, salí de mi oficina y me dirigí a mi equipo de comunicación.
—Necesito un comunicado oficial para la prensa y un plan de acción inmediato para atender la emergencia —Les ordené, tratando de mantenerme serena y con el rostro firme. Si me mostraba vulnerable, podría considerar mi carrera política destruida.
Regrese a mi oficina y empecé a pensar en soluciones al problema. De repente, mi teléfono comenzó a vibrar. Me imaginé que seguramente era alguno de mis superiores, a punto de explotar contra mi.
Al tomar mi celular, vi que la llamada era un número desconocido. Aún así, contesté.
—¿Bueno?
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Tras la cuarta transformación (clauchitl)
FanfictionClaudia y Xochitl son candidatas a la presidencia de México y compiten a muerte por ganar las elecciones. Pero en un pasado, no todo esto fue asi. Ellas eran incluso amigas. Dime Xochitl, si tú y yo hubiésemos aceptado fundar nuestro propio partido...