Después de estar unas horas hablando con la gente, decidí regresar a casa para descansar y analizar la situación. Xochilt me acompañaba, ya que iba a dejarla en su casa.
Mientras iba manejando por las lluviosas calles de la ciudad de México, el auto se encontraba en silencio y solo veía de reojo a Xochitl, que parecia estar en otro mundo.
—¿Crees que deje de llover? —Murmure, pensando en que si la lluvia continuaba, probablemente la situación empeoraría.
—Deseo que si... Mi esposo me ha dicho que las calles de mi colonia están inundadas. Ojalá que la situación no empeore —Respondio Xochitl, tratando de mantenerse positiva.
—¿Quieres quedarte en mi casa? Tengo un cuarto para visitas —Dije sin pensarlo mucho. Hacía años que no recibía visitas pero el solo hecho de pensar en manejar bajo la lluvia, el tráfico y los baches de la ciudad, me hicieron tomar esa decisión.
—Si no tienes inconvenientes Clau...
—Ninguno.
Nos quedamos en silencio. No sabía que decir porque cualquier cosa me generaba estrés.
Finalmente, llegamos a mi casa. Me pregunte si el jardín estaría destruido después de la tormenta de ese día.
Al entrar a la casa, le indique a Xochitl cuál era el cuarto de invitados y le dije que podía bañarse si quería, incluso le dejé un pijama nuevo para que se sintiera más cómoda. La deje que se arreglará, mientras yo me fui a preparar café.
Mientras la cafetera trabajaba, saque una botella de vodka del minibar. La verdad es que necesitaba desconectarme un poco de la situación y aunque era consciente que el alcohol no era la mejor opción, sentía que debía de intentarlo, pues las pastillas para dormir me generaban pesadillas.
Eran demasiados problemas que yo sola había provocado por la depresión en la que me había sumido por mi divorcio. Pensé: "al final, ¿A quien le importa si me alcoholizo hoy? Mañana seguramente tendré que renunciar al puesto de alcaldesa".
No sentía el ardor del alcohol, solo me quedaba esperar a que sintiera sueño. Desee despertar sin resaca.
Deje caer mi cabeza contra la encimera de la cocina, concentrada en el sonido de la cafetera. Sentía frío, pues no me había quitado las prendas mojadas por la tormenta... Ya no me importaba.
Escuché el sonido de pasos bajando las escaleras y pensé en mi hija Mariana, pero al instante deseche la idea al recordar que se había ido a un congreso en Estados Unidos. Gire mi cabeza hacia el sonido de lo pasos.
—Claudia, ¿que haces? —Pregunto Xochitl mientras se inclinaba hacia mi. Empezaba a sentirme ligeramente atontada.
—Solo quería olvidar todo el desastre de hoy —Murmure. Señale la cafetera con los ojos—. He preparado café, Xochilt... Toma una taza, por favor.
Xochitl se acercó a la cafetera y yo solo pude centrarme en su cabello castaño húmedo y el pijama celeste que tenía puesto. ¿Su esposo siempre la vería así de bonita?
—Ten, centrate Clau —Dijo Xochitl mientras me ofrecía una taza de café. Negué con la cabeza, sin levantarme.
—No tiene sentido. Mañana habrá terminado todo —Murmure. Preferí darle otro trago a la botella de vodka mientras la imagen de Xochitl se volvía más distorsionada—. Espera... Tengo que revisar el correo de Maynez...
Me levanté del lugar con rapidez, mientras sentía mis piernas como gelatinas y como si el mundo estuviera temblando. Xochitl alcanzó a agarrarme.
—Clau, ¿De que correo hablas? —Pregunto Xochitl mientras se ponía como apoyo para que yo pudiera caminar. Empece a avanzar hacia la oficina que tenía en la casa.
—Maynez me dijo que me mandaría un correo con los nombres de los responsables... Ya debe estar en mi correo —Dije—. Si logro tenerlo todo bien para mañana, todo esto habrá valido la pena.
—Claudia, espera. No estás bien en estos momentos... Tienes que descansar —Dijo Xochitl, deteniéndose y agarrándome por los hombros con fuerza—. Mañana podrás revisar eso con calma, hoy ya has hecho todo lo posible por solucionar la situación.
Negué con la cabeza, mientras me tallaba los ojos. Xochitl no podía entender que mi reputación estaba en juego.
—Y si no se soluciona, ¿que hago? He perdido todo Xochilt...
—Me tienes a mi, Claudia.
Vi como el rostro de Xochitl se acercó al mío, pero en ese momento, todo se volvió borroso.
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Sentí un tremendo dolor de cabeza al sentir el sol atravesando las cortinas. La boca la sentía demasiado seca y tenia mucha sed.
A duras penas, logré abrir los ojos y trate de levantarme de la cama. Ni siquiera lograba recordar como había terminado ahí.
Tenía puesto mi pijama gris, pero hasta donde podia recordar, no habia llegado a cambiarme el traje. Un pinchazo en la cabeza me obligo a que dejara de tratar de recordar.
Me gire hacia la izquierda de mi cama y vi a Xochilt acostada a mi lado, totalmente dormida. Puse una mano en mi cara, tome el vasito de agua que tenía en el buró y le di un sorbo.
Tenía todo el tiempo del mundo para averiguar que había pasado.
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Tras la cuarta transformación (clauchitl)
Fiksi PenggemarClaudia y Xochitl son candidatas a la presidencia de México y compiten a muerte por ganar las elecciones. Pero en un pasado, no todo esto fue asi. Ellas eran incluso amigas. Dime Xochitl, si tú y yo hubiésemos aceptado fundar nuestro propio partido...