12. El misterioso diputado de corbata naranja

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Me quedé escribiendo garabatos en unas hojas hasta que ya no ví a nadie más en la sala del congreso. Había decidido abandonar la sala hasta que todos los participantes se retiraron, ya que no deseaba encontrarme a Xochitl ni a ningún colega, me sentía demasiado vulnerable.

Guarde mis hojas en en mi rotafolio y me apresure a salir. El sonido de mis tacones resonó por todo el congreso.

En el pasillo ya había pocas personas y me encamine a la salida del recinto. Normalmente iba atenta a lo que se encontraba a mi alrededor, pero ese día estaba sumamente distraída, así que no me dí cuenta de la presencia del hombre de corbata naranja que me jalo a una de las múltiples salas del edificio.

Antes de que pudiera decir algo, el muchacho habló:

—No hay necesidad de gritar, Sheinbaum. No tengo intenciones de hacerle daño, solo quiero hablar —Explico mientras bloqueaba la puerta. Note que era demasiado joven, tenía la piel morena, la cara redonda y una sonrisa que podía parecer espeluznante si la analizabas demasiado. Recordaba vagamente sus intervenciones en el senado, siempre abogando por las infancias... Y también recordaba que ese mismo día, había abierto la puerta del baño en el que estábamos discutiendo Xochilt y yo.

Me cruce de brazos, tratando de mantenerme serena, aunque por dentro, estaba temblando de miedo ante lo que fuera a decirme.

—¿Eres el muchachito del partido de la canción deYuawi? —Murmure, mientras entrecerraba los ojos y analizaba su porte.

—Movimiento ciudadano —Contesto, mientras sonreía. Era demasiado incómodo—. Supongo que me ha visto en algunas de las reuniones, ¿Verdad, alcaldesa?

Fruncí el ceño, incómoda ante la situación. No me daba buena espina.

—¿Qué quiere? Tengo cosas pendientes en la alcaldía. Y si no me deja salir, voy a gritar —Amenace, aunque dudando de si alguien me escucharia. Me sentia desprotegida y rápidamente, trate de buscar maneras de escapar del lugar que no implicaran un enfrentamiento directo con el hombre de sonrisa extraña.

—Tranquila, solo quería advertirle que tiene que ser más discreta en cuanto a su relación con Xochitl—Explico, mientras sonreía sin mostrar los dientes—. Yo no pienso decir nada, pero ya sabe cómo es este mundo, Sheinbaum.

—Solo somos colegas —Dije entre dientes, manteniendo fija mi mirada sobre sus ojos oscuros—. Lo que viste en el baño fue porque perdió unos papeles importantes y entramos en crisis, nada más.

El joven diputado nego con la cabeza, como si no creyera ninguna de mis palabras. A pesar de ser demasiado joven, tenía un carácter fuerte.

—La verdad, es que no pude evitar notar la manera en que miraba a Xochitl durante toda la reunión —Informo, mientras miraba sus manos—.  Y después de indagar un poco en internet, no me cabe duda que algo está ocurriendo entre ustedes dos.

Solté una risa burlona, tratando de mantener la compostura.
—Hay muchas mentiras en internet, diputado y...

El muchacho ignoro lo que mencioné y continuo hablando.

—Como dije, no me interesa divulgar lo que sea que este pasando entre ustedes —Repitio—. Creo que ambas tienen demasiado potencial para cambiar el país y sería una pena que por algo tan ridículo terminaran sus carreras políticas. Por eso vengo a advertirle que tenga cuidado con lo que hace, Sheinbaum.

—Deje de imaginarse cosas, diputado. Usted es muy joven y no ha visto lo que hace el estrés en la política —Explique. Sentía que la voz me temblaba, pero no podía estar segura de si el hombre de sonrisa extraña lo notaba, pues su postura seguía sin modificarse.

—En fin... Soy admirador del trabajo que ha realizado y por eso me veo con la libertad de advertirle otra cosa: me han informado que en su alcaldía, alguien ha estado autorizando construcciones que no cumplen con las normativas —Dijo—. Tenga cuidado.

El hombre salió y cerró la puerta detrás de él. Me quedé perpleja, sin saber si creer en sus palabras.

Tendría que averiguar quién era para poder defenderme de sus acusaciones.

Me quedé analizando la situación unos minutos, hasta que decidí llamarle a una de mis secretarias más confiables para verificar que las palabras del joven diputado fueran falsas.

—Marisol, necesito que revises los permisos de construcción que se han aprobado en los últimos 3 meses. Anota cualquier irregularidad que notes, me lo está pidiendo el jefe de gobierno de la Ciudad de México —dije, tratando de sonar firme y controlada.

—Entendido, estará listo a primera hora de mañana—respondió Marisol. Le agradeci y colgué el teléfono.

Me dirigí a mi coche y mientras me dirigía al ayuntamiento, me empezaba a sentir más ansiosa.

Al llegar a mi oficina en el ayuntamiento, encendí mi computadora y comencé a revisar mis correos electrónicos, buscando cualquier indicio de los problemas mencionados por el diputado.

Note un correo que había Sido enviado en la madrugada de ese día y que tenía de asunto: Pruebas.

El correo adjuntaba documentos que probaban que alguien había autorizado construcciones ilegales en mi delegación. ¿Cómo era posible que no me hubiera enterado antes?

Al parecer, el joven diputado no estaba mintiendo. Note la dirección de correo electrónico de la que venía y por fin supe el nombre del misterioso diputado.

Jorge Maynez.

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Holiii, ya no me extrañen xq estoy dispuesta a actualizar diario jajajaj besitos chulis ❤️❤️❤️

Tras la cuarta transformación (clauchitl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora