Xochilt le puso dos cucharadas de azúcar a su café. Yo solo veía mi croissant, pensando en todo lo que había sucedido en esos meses, analizando que habían pasado demasiadas cosas desde el caos de la inundación.
A la prensa le había gustado la respuesta que había dado y aunque aún había ciertas reservas hacia mi, para Andrés Manuel fue suficiente y me presento como candidata para las próximas elecciones de la gobernatura de la ciudad de México.
La población de la ciudad de México admiro mi habilidad para manejar la situación y gane muchos seguidores que apoyaban mi trabajo, más que nada, por la forma directa y elegante en la que me manejaba.
Las elecciones para la presidencia se inclinaron a favor de AMLO y finalmente, después de 12 años, logro su cometido: ser presidente de la república mexicana. También hubo mucha gente joven que empezó a emparejarlo con su rival Ricardo Anaya y eso me hizo pensar en que tal vez en un futuro, México estaría listo para ser un país más tolerante en cuanto a la diversidad sexual.
Jamás encontré el correo de Maynez donde decía el nombre de los responsables del sabotaje de la obra de drenaje y aunque lo busque en las reuniones de diputados, nunca tuve oportunidad de hablar con él a solas. Aún así, sin esos papeles, se logró resolver la problemática.
Las cosas con Xochitl seguían siendo... Raras. Tratabamos de actuar como si ese beso jamás hubiera sucedido, pero había algo que nos mantenía distanciadas, como si ninguna deseara romper la paz que teníamos. Era tan notorio que incluso mi hija me había preguntado si estábamos peleadas.
Aún así, seguíamos intentando mantener las cosas como si fueran normales, así que aún nos reuniamos en la misma cafetería que íbamos desde hacía años, pues los propietarios habían cumplido su promesa de mantener todo fuera de las cámaras. Era el único lugar al que podíamos salir seguras de que ninguna cámara nos captaría.
—¿Y como te sientes con lo de Carlos? —Pregunto Xóchitl, mientras movía su cuchara en su café. Trague saliva y mire a mi izquierda, porque el sol me pegaba en el lado derecho y me incomodaba.
—Ya más tranquila. Ya lo he aceptado, supongo —Dije. En realidad, aún sentía que había traicionado a Carlos al dejarlo solo en su peor momento, pero era algo que había tenido que hacer para avanzar en mi carrera política. También había tenido cosas más importantes en las que concentrarme, como prepararme para las elecciones de la ciudad de México y arreglar los errores que habían cometido los partidos anteriores a mi mandato.
—Que bueno, te ves mejor sin él, Clau —Dijo Xochilt, sonriéndome.
—¿Crees?
—Se te ve más segura.
Sonreí mientras asentía con la cabeza.
—Tal vez tengas razón, me siento mejor. Todo se está arreglando —Explique. Tomé mi croissant y le di un mordisco.
—Hay algo que tengo que contarte.
La luz matutina del local le daba un aspecto jovial a Xochitl. Su cabello, en ese momento teñido de castaño, se veía brillante y sedoso.
La mire a los ojos. Tenía una expresión de felicidad y nerviosismo. Note que sus manos, ya ligeramente arrugadas y manchadas por el paso del tiempo, temblaban.
—Desde lo que pasó esa tarde en tu casa, lo he estado pensando mucho. Te he dado señales extrañas y la verdad es que, creo que ha parecido que no se que es lo que quiero —Dijo Xochitl, mirando hacia abajo, pensando sus palabras. Yo me atragante un poco con el pan y mire a las mesas cercanas a las nuestras, buscando si alguien estuviera escuchando nuestra conversación. Por suerte, solo había una pareja de ancianos alejados de nosotras.
—Uhm... Si, supongo.
—Te pido disculpas por eso. Fue una decisión complicada pero desde hace 6 meses estoy en papeleo para divorciarme. No había querido decírtelo hasta que fuera un hecho y tampoco quería presionarte más de lo que ya estabas —Dijo Xochitl, mientras buscaba tomar mis manos. Sentí como se me formaba una pequeña sonrisa, pero no sabía a dónde queria llegar.
—Oh... Supongo que... ¿Lo siento mucho? —Murmure, sin saber muy bien que hacer o decir, porque no parecía nada triste por su decisión. Pocas veces me quedaba sin palabras.
—Queria pedirte... Se que es algo difícil, no tienes que responderme ahorita mismo... Pero, ¿quieres intentarlo? —Pregunto en voz baja Xochitl, mirándome a los ojos—. Se que es una locura, pero creo que podríamos funcionar.
Ni siquiera tuve que pensarlo. Me acerque rápidamente a su mejilla izquierda y deposité un cálido beso, lleno de ternura y amor.
—Me encantaría.
Xochilt me abrazó con fuerza, mientras reía nerviosamente, como si se hubiera liberado de una tonelada de peso.
El aroma del café y el pan recién horneado nos envolvío, creando un pequeño refugio de normalidad en medio de nuestra conversación.
—Gracias, Claudia. Te prometo que lo haré lo mejor que pueda—dijo Xóchitl, con una sonrisa que iluminaba su rostro, mientras apretaba suavemente mis manos antes de soltarlas.
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Hola hola queridxs lectorxs, solo quería agradecerles por seguir apoyando esta historia con sus votos y comentarios:) muchas bendiciones, prometo actualizar pronto, adiuuusss :)
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Tras la cuarta transformación (clauchitl)
FanfictionClaudia y Xochitl son candidatas a la presidencia de México y compiten a muerte por ganar las elecciones. Pero en un pasado, no todo esto fue asi. Ellas eran incluso amigas. Dime Xochitl, si tú y yo hubiésemos aceptado fundar nuestro propio partido...