15. El estúpido desliz de la alcaldesa

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Después de darle un trago al vasito de agua que tenía en el buró, sacudí mi cabeza, me levanté de la cama y me dirigí a la ducha. Pensé seriamente en acudir al hospital psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez porque la manera en la que me había estado comportando no era para nada normal. Hasta pensé en que a lo mejor eso me daría una buena imagen en la política, pues en esos momentos estaba en tendencia hablar sobre la salud mental.

Sentí las gotas de la regadera cubrirme por completo y trate de pensar en como solucionar las cosas en Tlalpan. Tendría que meter a varias personas a la cárcel si quería limpiar mi imagen, pero temia que fueran viejos conocidos. Que difícil.

Sali de la ducha me vesti con un traje azul rey y unos tacones negros. Decidí dejar mi cabello suelto.

Fui al tocador de mi habitación, donde aún seguía acostada Xochitl. Decidí no molestarla, así que solo me maquille para estar lista ante la prensa.

Baje a la oficina y prendí la computadora, en busca del correo de Maynez. En lo que cargaba, revise los mensajes de mi secretaria Marisol, que me había dado la hora y el lugar donde sería la conferencia. En los mensajes también me indico que Andrés Manuel estaría ahí.

Empecé a sentir que el mundo se me movía, pero tenía que calmarme. Al final, si le explicaba todo a AMLO, el entendería y me apoyaría. Necesitaba mantenerme a su lado pues era casi seguro que el sería el presidente de México.

Al revisar mi correo, no encontré rastro del mail que me indicara quienes eran los responsables de la inundación. Pensé en que tal vez después me lo mandaría, así que me centre en aprender el discurso que me habían escrito para la prensa.

El reloj seguía avanzando, y sabía que pronto tendría que enfrentar a la prensa y a los ciudadanos de Tlalpan. El discurso preparado por mi equipo era conciso y directo, pero mi corazón latía con fuerza al pensar en cómo lo recibirían las personas afectadas.

Subí nuevamente a mi habitación para ver si Xochitl ya se había despertado. La encontré sentada en la cama, estirándose y desperezándose. Traía ya puesta la ropa de calle, como si estuviera lista para irse tan pronto como pudiera.

—¿Cómo dormiste, Clau? —Pregunto Xochitl.

—¿Qué fue lo que pasó anoche? —Pregunte directamente. Aún me sentía un poco mal de la cabeza por el alcohol que había tomado, pero estaba mejor.

Xochilt sonrió.

—Nada, estabas muy tomada y te arregle para que descansaras. Pensaba en quedarme en la habitación de invitados pero había una gotera gigante... Además, me preocupaba que vomitaras o algo así —Explico Xochitl, mientras señaló mi cabeza—. Se te ve bien el cabello suelto y rizado.

Sentí la sangre subir a mi cara.

—Gracias, aunque debo de ir pronto a la peluquería para que me hagan un tratamiento de keratina. Mi equipo de marketing me indico que es mejor que mi cabello sea... Lacio —Murmure, sin saber muy bien porque estaba dando explicaciones.

Xochitl se levantó de la cama.

—He visto que hoy tendrás conferencia de prensa pero ya se que está prohibido que nos vean en público juntas. Te deseo mucha suerte, estaré atenta —Dijo. Sentí el peso de la soledad cayendo sobre mi cuando escuché eso.

—¿Te vas?

Xochilt asintió con la cabeza mientras me miraba a los ojos.

—Si, he llamado a Diana para que venga por mi. Cuídate Clau.

Se acercó a darme un beso en la mejilla, después camino a la salida del cuarto y antes de que avanzara más, la tome del brazo.

—Xochilt... Estoy harta de que no podamos salir en público solo porque somos de distintos partidos... Sabes que el PAN está en decadencia... —Murmure—. Cambia de partido, yo te apoyaré en todo y te aseguro que todos te recibirán con los brazos abiertos.

Xochitl sonrió de manera incomoda. Por como me miró, supe que jamás dejaría al PAN.

—Dejame pensarlo —Susurro, mientras se soltaba de mi agarre y se iba. Me quedé inmóvil hasta que escuché el sonido de la puerta de calle cerrarse.

Después de quedarme sola, sentí un vacío enorme en el pecho. Xochitl siempre había sido mi apoyo, aunque su lealtad al PAN significara que nuestra relación tenía que ser clandestina. Odiaba que no pudiera estar conmigo en los momentos difíciles.

Suspiré y me enfoqué en el trabajo. Tomé mi bolso, revisé que todo estuviera en orden y salí hacia la alcaldía . La conferencia de prensa sería mi oportunidad para mostrar que podía ser una buena jefa de gobierno para la ciudad de México.

Al llegar, la tensión en el ambiente era palpable. Mi equipo ya estaba listo y me esperaban para darme los últimos detalles, porque la prensa estaba lista para comerme viva.

Vi a Andrés Manuel hablando con algunos de mis asesores. Me acerqué a él y nos saludamos con un apretón de manos.

—Claudia, que gusto verte —Dijo, mientras me daba unas palmaditas en la espalda. Sonreí.

—Gracias por estar aquí, Andrés Manuel... Tengo pruebas de que todo esto es un complot en contra de mi gobierno.

Andrés Manuel asintió mientras me indicaba que fuéramos a una oficina del recinto, para hablar sin tener a gente viéndonos.

Cuando cerre la puerta, Andrés Manuel pregunto:

—¿Sabes quién está detrás de esto?

Saque de mi bolsa un sobre con los documentos que Maynez había mandado por correo.

—Aun no tengo a nadie en concreto, pero estos son algunos de los sospechosos. Le prometo encontrar a los responsables —Explique, tratando de mantener el tono firme. Andrés Manuel reviso el sobre detenidamente, mientras sus ojos sombrios se dirigían hacia mi.

—Me han dicho que has invitado a Xochitl a formar parte del partido. ¿No te había dicho que terminaras esa relación?

Sin pensarlo, me apresure a responder:

—Xochilt y yo no tenemos ninguna relación, lo que sea que le haya dicho que vio en el baño el diputado Maynez es falso —Explique, levantando el tono de voz. AMLO abrió los ojos.

—¿Quien carajos es Maynez? —Pregunto—. ¿De que estás hablando Sheinbaum?

Había abierto la boca de más. No sabía que responder. Sentí un frío recorrer mi espalda al darme cuenta de mi error. Intenté mantener la compostura y, sin titubear, respondí:

—Un diputado que amenazó con destruir mi carrera política —Menti descaradamente—. Hace unos días, nos vio a mi y a Xochilt hablando y quería usarlo para chantajearme.

Andrés Manuel me miró con sospecha, pero no insistió. En cambio, se centró nuevamente en los documentos que le había entregado.

—Bien, espero que sea así porque quiero que seas la próxima jefa de gobierno de la ciudad de México, si es que quedó electo como presidente. Y te lo repito: mantente alejada de Xochitl.

Apreté los dientes y asentí, para después salir del cuarto. Mi equipo ya me esperaba para indicarme el camino a la rueda de prensa.

El bullicio de los periodistas y los flashes de las cámaras me golpearon de lleno, pero ya no había vuelta atrás. Me coloqué en el atril, dirigiendo mi mirada a un punto en blanco.

—Buenas tardes. Quiero agradecerles su presencia en esta conferencia. Ha sido una tragedia lo ocurrido en Tlalpan y como jefa de gobierno, mi prioridad es resolver la situación y prevenir que esto vuelva a ocurrir —Explique—He recibido información sobre irregularidades en los permisos de la infraestructura. Quiero asegurarles que no descansare hasta que los responsables sean llevados ante la justicia.

El discurso que mi equipo había preparado, estaba meticulosamente diseñado para mostrar un frente decidido y transparente. Sentí que mi firmeza y sinceridad había resonado con la gente que se encontraba en la sala.

Después de terminar mi discurso, las preguntas no se hicieron esperar, pero logré responder de manera adecuada. Aún así, termine agotada pero cuando recibí el mensaje de Xochitl, sentí como si toda la energía volviera a mi cuerpo:

"Te vi en la conferencia. Estuviste increíble."

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Perdón queridxs lectores 😭 la chamba me ha robado el tiempo de escribir, pero les juro que se vienen cosas chidas. Muchas gracias por seguir atentos a mi historia :)

Tras la cuarta transformación (clauchitl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora