Capítulo 8

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Capítulo ocho

Desde que pronuncié esa palabra que el ambiente entre nosotros se había vuelto mil veces más tenso de lo que era antes.

El silencio era total e inundaba el lugar, le daba un aire perturbador y nada agradable al entorno que me hacía querer temblar. Podía decir que él se encontraba enojado, pero de cualquier manera no había explotado de ninguna manera: no había gritado, no me había dañado. Solo se quedó en un silencio total.

Por el movimiento del vehículo y dado que hace poco había comido comencé a sentir mucho cansancio. El sueño me estaba llamando aunque yo no quería entregarme a él, mientras yo estaba dormida no podía estar en un estado más vulnerable.

Pero no había logrado luchar con eso demasiado tiempo. No tardé mucho en que mis ojos se quedaran juntos y no volvieran a abrirse.

Por lo general yo tenía pesadillas cada vez que cerraba mis ojos, eso había provocado que durmiera poco y mal así que bajo mis ojos habían salido bolsas.

Todas las noches era un sueño relacionado con el otro. Siempre todo empezaba con el sonido de los gritos que había escuchado cuando fui raptada, ¿A caso alguna vez esos fantasmas invisibles podrían dejar de asecharme?

Cada noche, en cada oportunidad que lograba reunirme con el sueño, estaba ahí ese ruido de desesperación que me hacía despertar de golpe. Algunas veces había llegado más lejos, hasta el punto de ver como asesinaban frente a mis ojos a muchas personas que tenían diferentes significado para mí.

Y los lobos se encontraban en cada una de mis pesadillas, lo que realmente no me extrañaba porque desde pequeña siempre habían sido la cosa a lo que más temía. Todos los humanos les temen a los lobos, todos nosotros intentamos superar ese miedo para poder ser libres de nosotros mismos.

Pero esta vez había logrado dormir en paz, no habían gritos, no habían monstruos ahí, no habían lobos en mis sueños.

Todo estaba tranquilo, aunque no había soñado nada durante esa siesta me alegraba mucho que las pesadillas que me atormentaban se habían ido, y esperaba de corazón que nunca volvieran a estar en mi mente mientras que duermo.

Aunque no había sido demasiado el tiempo en el que había permanecido profundamente dormida, no podía haber sido más de dos horas por que el sol recién había comenzado a asomarse por el cielo dejando una pequeña franja color naranja en el horizonte, justo detrás de las montañas, pero sentía como si nunca hubiera dormido tanto en mi vida.

Tomé la decisión de fingir que seguía dormida para planear algo para salir de ahí, mantuve mis ojos cerrados y mi boca entreabierta, exactamente en la misma posición en la que había despertado.

Nunca había fingido estar dormida en mi vida, por lo que no sabía que tan creíble sería mi actuación, mientras que yo estaba en mi hogar, con las personas quienes me protegían, siempre me despertaba a la hora que debía, ni un minuto más, ni un minuto menos.

Mantenía mi respiración superficial y no quería que mi corazón se acelerada por si de alguna manera él se diera cuenta de eso. Realmente yo no conocía ni la mitad de las habilidades de los hombres lobos.

Y me asustaba mucho no saber de lo que ellos eran capaces, ¿A caso eran como en los cuentos de terror? Cuando el monstruo es invencible, o eso parece, y solo tiene una debilidad que no muchos conocen.

Ellos tenían la fuerza y rapidez de su lado, según lo que sabía cunando corrían a su velocidad máxima nada era más rápido que ellos, pero también que se agotaban rápidamente haciendo eso por lo que muy pocas veces usaban toda su capacidad.

CCH: Casa para Compañeros Humanos #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora