Capítulo 38

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Capítulo treinta y ocho

-- Pensé en lo que dijiste hace un rato y... -- Hice una pausa preguntándome si realmente iba a hacer esto. No estaba completamente segura, sentía miedo, pero probablemente sería lo mejor.

-- Y... -- Él interrogó deteniéndose para poder mirarme.

-- Creo que tal vez que me marques no sería tan malo -- Comencé un poco insegura -- Te dejaré hacerlo.


Él se quedó en silencio por el resto del camino a casa y yo no me esforcé por comenzar una conversación. En esos momentos ambos necesitábamos unos momentos para encontrarnos a solas con nuestra mente y aclararnos.

Creía tener todo el conocimiento de lo que sucedería conmigo una vez que él me marcara. Me había dicho que no existiría dolor y deseaba creerle. No, yo le creía. Si le estaba permitiendo hacer eso él no podía tener el descaro de haberme mentido en el pasado.

Andrew pudo haberme mordido en cualquiera de las noches en la que compartimos cama mientras yo me encontraba dormida y con la guardia baja. Pero no lo había hecho. Y el hecho de que esperara mi autorización me había permitido decirme a mí misma de que lo que estaba haciendo era lo correcto.

Hacer lo correcto, para muchos, podía ser un lujo. Yo esperaba estar haciéndolo pero cuando la vida era tan corta en comparación al tiempo que pasaríamos muertos de vez en cuando se podía correr un riesgo.

En este caso, lo único que se arriesgaría sería y misma por lo que no tendría un cargo de conciencia si me arrepentía o algo salía mal. No estaría arrastrando a nadie conmigo.

El viaje a casa se hizo demasiado corto para mí. Me había quedado sumergida en mis pensamientos y perdí la noción del tiempo. No pude evitar preguntarme si había pasado lo mismo con Andrew.

¿Qué pasaría una vez de que nos encontráramos en la intimidad de una casa? Completamente solos, si tenía que agregar. Había comenzado a sentirme un poco cohibida respecto a eso. estaba segura que en el momento que abrí la puerta de vehículo y bajé mis mejillas se encontraban teñidas de rojo debido a las imágenes que mi mente había creado esos últimos momentos.

Si Andrew lo había notado había hecho un buen trabajo ocultándolo.

Cuando la puerta detrás de nosotros se cerró dejándonos completamente fuera del campo de visión de los demás antes de que pudiera decir algo me encontré con los labios del chico sobre los míos.

Me había tomado por sorpresa. No dudé en responder el beso. Por la diferencia de altura, por lo general si no alzaba un poco la barbilla mis ojos quedaban a la altura de su pecho.

No fue un beso desesperado. De hecho, los movimiento de labios fueron lentos y suaves además en ningún momento él intentó meter su lengua a mi boca. Mis manos casi instintivamente habían ido a sujetar la nuca de él y las suyas se encontraban en mi cadera haciendo que la zona de mi estómago se encontraba en contacto con su cuerpo.

Cuando me separé para poder tomar algo de aire estaba jadeando y no solo por haber contenido la respiración durante unos pocos minutos. Antes de poder recuperarme por completo Andrew, al parecer con poco esfuerzo, me levantó haciendo que mis piernas se cruzaran a la altura de su cintura.

Bueno, al menos ahora no tenía que levantar la vista para verlo. Sus ojos celestes se encontraban exactamente a la misma altura que los míos. Las manos de Andrew permanecieron alrededor de mi cintura ayudándome a mantenerme en esa posición. Para asegurarme de que no caería de espaldas una de mis manos se sujetó del hombro del chico mientras que con la otra jugué un poco con su cabello.

CCH: Casa para Compañeros Humanos #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora