14. Héroes y villanos.

118 9 0
                                    

Amelia

Su mirada estaba perdida, jamás lo había visto de esa manera. Estaba sentado en el rincón de la cama, sus manos pasaban por su cabello con frustración.

Me acerque a el con vendas y agua oxigenada en mano.

—Perdoname...—escuche su voz temblorosa llena de remordimiento— Tenía que haber llegado antes, tenía que impedir que ese imbécil te pusiera una mano encima.—su mirada estaba llena de culpa.

Agarre una de sus manos con cuidado para empezar a curar las heridas.

—No tengo que perdonarte nada—le dije con voz suave— Llegaste antes de que pasara a algo peor, fuiste y siempre serás mi héroe.

No sé si lo que dije fue malo, pero su reacción me hacía pensar que si. El negó con la cabeza, sus ojos se volvieron cristalinos y las lágrimas empezaron a salir de sus ojos.

—No soy tan buena persona como tú crees Amelia—su voz estaba quebrada— no soy un héroe...

Termine de vendarle la mano y me acerque a el. Puse mis palmas en sus mejillas secando sus lágrimas.

—Eres lo suficiente bueno como para haberme salvado de ser violada—le contesté con voz firme.— Eso es todo lo que importa.

Me rompía verlo llorar, jamás lo había visto de esa manera, se veía tan vulnerable, me encantaría meterlo a una cajita para cuidarlo y que nadie le hiciera daño.

—¿Me odias, Amelia? Deberías hacerlo, soy una mala persona, te secuestre, y...—lo interrumpí antes de que siguiera hablando queriendo detener su dolor.

—No, no lo hago. Pero me hubiera encantado que lo que tenemos no hubiera empezado por un secuestro.

Me senté al lado de el en la cama, y entrelace nuestras manos.

—Cuando era niño tenía el sueño de proteger a todos, de ser como un superhéroe y acabar con los malos.—su mirada miraba al suelo, parecía perdido— Pero hay circunstancias en la vida que para proteger a los que amas tienes que hacer cosas horribles y convertirte para muchos en un villano.

Su mirada se cruzó con la mía por primera vez en estos momentos, sus ojos me rompían el corazón, estaban cristalinos y su voz se escuchaba apagada.

—¿Y cuáles fueron tus circunstancias?—le pregunté, mi curiosidad genuina.

—si te lo digo probablemente te asustes.—su voz estaba llena de dudas.— Pero Amelia, te juro que yo jamás quise convertirme en esto que soy. Creeme que no estoy orgulloso de la persona en la que me he convertido.

—Creo que estás exagerando, no creo que hayas hecho algo tan malo.

Estuvo algunos segundos en silencio con la mirada perdida, pensé que ya no hablaría más sobre el tema.

—¿Te acuerdas de la chica de la que te conté el otro día?— asentí recordando la historia—Su nombre era Amanda, fue mi primer todo, la amaba como no tienes idea, era un amor puro e inocente, teníamos 15 años. No sabía nada de la vida, Pero sabía que la amaba.

—Por como hablas de ella puedo deducir que era una gran mujer—Mi voz estaba llena de empatía.

—Era un ángel— una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro al recordarla.

—Esa vez que me contaste de ella, me dijiste que le pasó algo horrible que hizo que se quitará la vida ¿Qué le pasó?

Su expresión volvió a tornarse triste. Dió un fuerte suspiro y me empezó a contar.

—Ella era una persona increíble, estaba llena de luz, le encantaba repartir amor. Siempre la veías feliz.—Su tono era uno lleno de nostalgia—Un día dejo de estarlo, lloraba seguido, su mirada había perdido aquel brillo que la caracterizaba, y yo por más que le preguntaba no me decía, ya ni siquiera dejaba que me acercara a ella. —su voz se empezó a quebrar y pude ver el dolor en sus ojos— El 28 de marzo, siempre recordaré esa fecha como uno de los peores días de mi vida...

—¿Qué sucedió el 28 de marzo?—le pregunté, mi corazón latía con fuerza.

—Amanda me mandó un mensaje de texto, me agradeció por todo lo de nuestra relación, era como si me estuviera terminando pero algo me decía que Amanda no estaba bien— los ojos de Noah estaban llenos de lagrimas— Salí rápidamente a buscarla, cuando llegue a su casa era demasiado tarde... Se había suicidado.

Lo acerque rápidamente a mi, su rostro quedó en mi pecho mientras yo acariciaba su cabello tratando de calmarlo.

—había una nota al lado de su cuerpo, era una nota de despedida pero lo que más me destrozó fue que decía que habían abusado de ella... Quien abuso de ella fue Frank, Amelia. Yo lo consideraba mi hermano y  terminó destrozando la vida de mi Amanda.

Sus sollozos ahogados me partían el alma, no paraba de repetir que tuvo que haber llegado antes, no paraba de culparse del suicidio de Amanda y se echaba también la culpa de que Frank haya abusado de ella.

—Frank no es más que una persona horrible, tu no tienes la culpa de lo que le pasó a Amanda— hice una pause antes de seguir hablando— perdón que te lo pregunté Noah, pero ¿No denunciaste a Frank?

—Despues del funeral de Amanda salí a buscar a Frank.—Su voz llena de rabia.—Lo que hoy viste no se compara a lo de ese día. La rabia me cego, el había matado a mi Amanda, lo empecé a golpear mucho peor que hoy mientras le reclamaba. No supe cuánto tiempo paso, pero Thiago apareció y nos separó; Frank estaba inconsciente, le tuvimos que hablar a la ambulancia. Los golpes ocasionaron que Frank entrara en coma por unas semanas.—Su expresión estaba sería—Denuncie a Frank, pero al poco tiempo despertó y me amenazó, si yo no retiraba la denuncia el también me denunciaría por intento de homicidio y además me echaría la culpa de la violación de Amanda.—Su voz se llenó de amargura—El tenía todas las de ganar, en ese tiempo su familia era una de las más poderosas por lo que tuve que quitar la denuncia.

—Ahora entiendo cada vez que amenazas a Frank, siempre le dices que el sabe de lo que eres capaz de hacer. Supongo que desde ese día Frank tiene miedo a que nuevamente lo dejes en coma o mucho peor— no tuve una respuesta por lo que asumí que era un si.

La ira que sentia no era normal. Frank no había logrado abusar de mi, pero si de Amanda y tal vez de muchas chicas más.
Y además de ser un violador era un asesino, sin duda Frank era la persona más repugnante que había conocido.

Ese día mi perspectiva hacia Noah cambio, no era un pan de Dios, pero tampoco era un desgraciado como Frank. No justificaba sus actos pero comprendía las circunstancias que lo habían llevado a hacerlo.

—Quedate conmigo—Me pidió Noah con voz suplicante mientras se acomodaba mejor en mi pecho—No te vayas por favor...

—Jamas me iré... Te lo prometo.

Noah suspiro y se acurrucó, como si se sintiera seguro.

La mirada llena de tristeza de Noah me hizo quedarme junto a el toda la noche. Pude sentir que se quedó dormido cuando empecé a escuchar su respiración pesada. 

No había conocido a Amanda pero esperaba que estuviera descansando en paz después de todo su sufrimiento.

FAVORITE CRIME

Ay mi Noah, nada es tu culpa.

Frank es tan repugnante.

FAVORITE CRIME Donde viven las historias. Descúbrelo ahora