11. Angustia

104 10 6
                                    

Amelia

Noah estaba recostado al lado mío, pero no le había dicho ni una sola palabra desde que llegó.

No podía dormir, en mi cabeza solo estaba el pensamiento de que mis padres me estaban buscando.

Necesitaba despejar mi mente, así que me levanté de la cama, necesitaba ir por un vaso de agua.

—¿A dónde vas?— pregunto Noah cuando vio mi acción.

—Voy por un vaso de agua ¿O ya ni eso puedo hacer?— contesté enojada.

—Esta bien, ve.

Salí de la habitación dando un portazo, mi mente aún estaba llena de recuerdos con mis padres hasta que cuando termine de bajar las escaleras empecé a escuchar ruidos.

Jadeos y gemidos se empezaron a escuchar entre más me acercaba a la cocina.

Entre a la cocina con confusión, la confusión se pasó a asombro en cuanto ví a Melanie y Thiago fornicando en la encimera de la cocina.

—¡Dios!— exclamé mientras tapaba mis ojos para no seguir viendo.

Ellos ni siquiera tuvieron la descencia de detenerse.

—bienvenida al espectáculo— dijeron sin preocupacion.

—Yo solo venía por un vaso de agua, no a ver una escena desagradable.

—No actúes como si fuera algo del otro mundo— afirmó Melanie.

—Tener relaciones sexuales si es normal, lo que no me parece es que lo hagan en la cocina, en dónde cualquiera podría verlos y poquito peor en la encimera en dónde comemos.

Destape mis ojos, Thiago finalmente se separó de Melanie, pero en el momento en el que se separaron pude ver al gran amigo de Thiago. Ahora entendía por qué Melanie estaba tan enamorada de el, o más bien de su gran amigo.

—Gracias por arruinarnos el momento— Me dijo Thiago mientras se subía el pantalón.

Decidí darme la vuelta y regresar a la habitación, ya había visto demasiado por hoy.

—¿No habías ido por un vaso de agua?— cuestionó Noah al verme llegar al cuarto sin nada de agua.

—Si, pero me encontré algo desagradable que evito mi ida por agua— fue toda la información que di al respecto.

Me recosté nuevamente en la cama y en poco tiempo me quedé dormida.

Pisadas fuertes de varias personas se empezaron a escuchar fuera de la habitación, aún ni siquiera amanecía, era de madrugada. Sentí un escalofrío, algo no estaba bien.

¿Cómo es que Noah no escuchaba? El estaba profundamente dormido. Empecé a moverlo pero no funcionaba.

¿Y si se metían a matarnos? Joder Noah, despiértate.

Utilice la táctica que siempre utilizaba en estos casos, le di un almohadazo, milagrosamente funcionó. Noah se despertó de golpe.

En defensa, al sentir mi almohadazo, Noah agarro mi cuerpo dándonos la vuelta, ahora el estaba encima de mi, tan cerca, el se estaba sosteniendo de sus brazos para no dejar caer su peso en mi.

La cara de Noah cambio de furiosa a sorprendido al darse cuenta que fui yo quien lo golpeó con la almohada.

Su cara estaba tan cerca de mi, nunca había tenido a un hombre encima de mi, y mucho menos a uno tan guapo, podía sentir su calor, su respiración acelerada, se veía tan sexy, quería besarlo.

¡Por dios, Amelia! Podría haber un asesino afuera y tú pensando en lo sexy que se ve encima de ti.

Un estruendo se escucho afuera de la habitación, llamando la atención de Noah.

FAVORITE CRIME Donde viven las historias. Descúbrelo ahora