Extra III: Fragmentos de un secuestrador.

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Noah.

-Entonces... ¿Todo acabó?-pregunte confundido mientras veía como el carro de mi padre desaparecía.

vi a mi madre en el sofá, con los hombros temblando por sollozos silenciosos.

Me acerqué, con el corazón pesado por una mezcla de tristeza y alivio. Cuando entré a la sala, mi madre me miró con los ojos enrojecidos.

-Se acabó.- susurró, con la voz entrecortada.-Esta vez se ha ido para siempre-Asentí, mi garganta se cerró por la emoción.

Sabía que debería estar enojado, pero estaba demasiado cansado, demasiado derrotado.

En lugar de eso, me senté junto a mi madre y rodeé su cuerpo tembloroso con el brazo.

-Tal vez sea lo mejor- dije suavemente-Mira lo que nos ha hecho a nosotros, a esta familia. No nos ha causado más que dolor.

Mi madre guardó silencio durante un largo rato y luego asintió débilmente.

-Creo que tienes razón- estuvo de acuerdo, su voz apenas audible.

La abracé con más fuerza, sintiendo el peso de nuestro sufrimiento compartido.

[...]

No sabía en qué momento mi padre se había convertido en el mounstro que era.

Recordaba vivir una feliz infancia sin preocupaciones. O tal vez era por eso, tan solo era un niño que no comprendía las cosas.

Me hubiera gustado ser un niño para siempre, no enfrentarme a la realidad de la vida.

Mi madre siempre había estado presente para mí, para rodearme con sus amorosos abrazos y plantar un beso en mis mejillas.

Mi padre se la pasaba saliendo de la casa, mi mamá siempre decía que era por trabajo, pero ahora que había crecido entendía que todas esas veces que no estaba era porque le estaba siendo infiel a mamá.

No fue hasta que tuve once años que la imagen de mi padre se rompió.

Recuerdo estar jugando con mi madre a los super héroes.

De pronto el sonido de la puerta abrirse llamo mi atención y la de mamá. Era mi padre, pero no se veía muy contento, traía una botella de alcohol en la mano y venía tambaleándose.

Mono azul brillante, capa roja ondeando detrás de mí, máscara de cartón que oculta mi identidad. Pasé horas confeccionando el conjunto, junto a mi madre, decidido a convertirme en un verdadero superhéroe como mis ídolos.

Me acerque a papá con felicidad.

-¡Papá, mira!-Exclamé con orgullo, haciendo una pose.

-Noah, ¿qué diablos llevas puesto?-arrastró las palabras, su mirada recorriendo mi traje improvisado con disgusto.-Necesitas crecer, niño. Esta tontería de superhéroes es para bebés. Necesitas concentrarte en tus estudios, conseguir un trabajo real como yo.- Sentí una punzada familiar de decepción e ira.

Parecía que por mucho que lo intentara, nunca podría estar a la altura de las expectativas de mi padre.

Mi madre entró corriendo en la habitación, con el rostro marcado por la preocupación.

-Cariño, por favor no le hables de esa manera a nuestro hijo-dijo en voz baja, tratando de razonar con mi padre. Él se burló, su rostro enrojeció de ira.

-Métete en tus malditos asuntos, Katherine-espetó, elevando su voz hasta convertirse en un grito.

Mi madre dio un paso atrás, con los ojos muy abiertos por el miedo.

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