Capítulo 5: Auditorio

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El auditorio estaba cargado de anticipación mientras observábamos a los aspirantes tomar sus lugares en el escenario. Mis manos temblaban ligeramente sobre mi regazo, pero la calidez reconfortante de la mano de Doe sobre la mía me tranquilizaba.

La tensión en el ambiente era palpable cuando el primer concursante comenzó a tocar. Sin embargo, su interpretación se vio interrumpida por el sonido implacable del cronómetro. Mis dedos se apretaron contra el asiento, deseando que pudiera recuperarse y demostrar su talento.

El tiempo parecía estirarse infinitamente entre cada actuación. Observé cómo las pupilas de Bel se dilataban con cada nota, su pasión por la música brillando en sus ojos.

— De verdad amas esto, ¿por qué no participaste? —susurró Doe.

Fruncí los labios y le respondí en un susurro entrecortado, — Este mundo ya no es para alguien como yo.

Pude percibir cómo la expresión de Doe se tensaba ante mi respuesta escueta.

— No fue mi intención hablarte de mala manera. Simplemente, este lugar ya no es lo que era para mí —me apresuré a explicar, tratando de suavizar mis palabras.

— Honestamente, cuando te oí tocar, se me erizaron todos los vellos de la piel. Me maravillaste, y parece que todos aquí también lo piensan. Tienes talento para convertirte en alguien grande en este mundo —comentó Doe, con una sinceridad que me hizo sentir vulnerable.

— Hay veces que con el talento no basta. Hay veces que si no haces lo que ellos quieren, no te superas y no creces en este mundo. La pantalla no está hecha para todos. Me encantaría tener la facilidad que tienes tú para hacer lo que amas sin tapujos, pero yo no sirvo para este mundo —confesé con pesar, sintiendo el peso de mis propias limitaciones.

Cada aspirante deslumbraba con sus piezas, ejecutadas con una precisión y pasión que llenaba el auditorio de emoción. Cada uno de los movimientos ágiles de los pianistas marcados con precisión llenaban el lugar.

Mi corazón zumbaba en mi pecho mientras observaba maravillada. Amaba ese lugar tanto que incluso sentía cómo la calidez me llenaba los ojos de lágrimas. La música fluía por el aire, envolviéndome en una atmósfera mágica, donde el talento brillaba con luz propia.

— Ey, todo está bien. Pero si quieres podemos irnos un poco antes. No pasa nada —Doe me susurró al notar mi emoción desbordante.

— No, no te preocupes. De verdad quiero quedarme —respondí, incapaz de apartar la mirada del escenario, donde los artistas seguían dejando su huella con cada nota.

Continuamos presenciando la actuación de los concursantes, cada uno con su estilo único y su destreza impresionante. Desde los pianistas virtuosos que llenaban el espacio con su energía apasionada hasta los violinistas que conmovían con su delicadeza, el escenario era un crisol de talento y emoción.

Cada intérprete tenía su propia historia que contar a través de la música, y yo me sentía privilegiada de ser testigo de esos momentos de pura magia. Mis manos temblaban ligeramente de emoción, y apenas podía contener la sonrisa que se formaba en mis labios con cada nueva melodía.

Doe permanecía a mi lado, su presencia reconfortante era como un ancla en medio de la maravillosa tormenta de emociones que experimentaba. Sus palabras de aliento y apoyo resonaban en mi mente, dándome fuerzas para disfrutar plenamente de aquel momento único.

A medida que los concursantes seguían desfilando por el escenario, me sumergía más y más en la atmósfera hipnótica del evento. Cada nota, cada acorde, era un recordatorio del poder transformador de la música y del talento humano para expresar lo inefable a través del arte.

Bajo un Cielo de Tréboles y Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora