Capítulo 22: Dos Palmadas

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Han pasado dos días desde que Balto llegó a nuestras vidas, y hoy es el día de llevarlo al veterinario. Doe llega temprano al apartamento, listo para llevarnos en su auto. Balto, con su energía inagotable, corre alrededor de la sala, ajeno a lo que le espera.

—¿Listos? —dice Doe, acariciando a Balto.

—Sí, estamos listos —respondo, poniendo la correa a Balto y tomando su los suministros.

Nos dirigimos al auto y Balto se acomoda en el asiento trasero, mirando por la ventana con curiosidad. El viaje al veterinario es tranquilo, con Doe conduciendo y yo sosteniendo a Balto para que no se ponga nervioso.

Al llegar a la clínica, entramos y una amable recepcionista nos recibe.

—Buenos días, ¿cómo podemos ayudarte hoy? —pregunta, sonriendo al ver a Balto.

—Tenemos una cita para Balto —respondo—. Es su primera visita.

—Perfecto, siéntense un momento y el veterinario los llamará pronto.

Nos sentamos en la sala de espera, y Balto, curioso, olfatea a su alrededor. Finalmente, nos llaman y seguimos a una enfermera hasta la sala de examen. El veterinario, un hombre de mediana edad con una sonrisa amable, nos saluda.

—Hola, soy el Dr. Pérez. ¿Cómo está este pequeño hoy? —pregunta, acariciando a Balto.

—Está un poco nervioso, pero creo que estará bien —respondo, acariciando la cabeza de Balto para calmarlo.

El Dr. Pérez examina a Balto con cuidado, revisando sus ojos, oídos y dientes. Luego, saca una jeringa y me mira.

—Vamos a ponerle algunas vacunas para mantenerlo sano. Puede que sienta una pequeña molestia, pero será rápido.

Asiento y sostengo a Balto mientras el veterinario prepara la inyección. Balto gimotea un poco cuando la aguja entra, pero se calma rápidamente con algunas caricias y palabras suaves.

—Buen chico, Balto. Todo va a estar bien —le susurro.

Doe, que ha estado observando, se acerca y acaricia a Balto también. Después de un par de inyecciones y una revisión general, el Dr. Pérez nos da algunas instrucciones sobre el cuidado de Balto y nos felicita por adoptarlo.

—Es un cachorro sano y feliz. Solo asegúrense de seguir las instrucciones y traerlo de vuelta para sus chequeos regulares —dice el Dr. Pérez.

Agradecemos al veterinario y salimos de la clínica, con Balto un poco más tranquilo después de su experiencia. En el camino de regreso, noto una librería a lo lejos y una idea surge en mi mente.

—¿Podríamos parar aquí un momento? —le pido a Doe, señalando la librería.

—Claro, no hay problema —responde, estacionando el auto frente al establecimiento.

—¿Podrías sostener a Balto un segundo? Quiero revisar algo rápido dentro —digo, entregándole a Balto.

—Claro, tómate tu tiempo —dice Doe, acariciando a Balto mientras yo entro a la librería.

Una vez dentro, me dirijo directamente a la sección de literatura. Busco entre los estantes hasta encontrar lo que estoy buscando: un libro de Lovecraft. Lo tomo y me dirijo a la caja, asegurándome de que no pueda verme desde el auto. Pago rápidamente y escondo el libro en mi bolso antes de salir.

—¿Todo bien? —pregunta Doe cuando vuelvo al auto.

—Sí, todo bien. Gracias por esperar —respondo con una sonrisa, tomando a Balto de nuevo y subiéndonos al auto.

Bajo un Cielo de Tréboles y Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora