Capítulo 14: Conteos

48 43 2
                                    

Me arrodillé rápidamente junto a Natalia.

—Nat, ¿qué pasó? ¿Qué te pasa? —pregunté preocupada.

Ella se abrazó a mí y parecía que no quería soltarme. Estaba temblando y su respiración se volvía entrecortada.

—Eli...

Intenté tranquilizarla.

—Natalia, escúchame, estás teniendo una crisis de ansiedad. Necesitas calmarte, ¿vale?

La miré a los ojos y le dije con voz firme:

—Voy a contar hasta 10. Cuando cuente los números pares, inhalas, y cuando cuente los impares, exhalas. ¿Entendido?

Natalia asintió con la cabeza, intentando seguir mis indicaciones mientras luchaba por controlar su respiración. Comencé a contar lentamente, enfocada en ayudarla a recuperar la calma.

—Uno... inhala... dos... exhala... tres... inhala...

Con cada número, sentía cómo la tensión en su cuerpo disminuía gradualmente. Después de unos minutos, su respiración se hizo más regular y su temblor comenzó a disminuir.

—¿Estás mejor? —pregunté suavemente, colocando una mano sobre su hombro para transmitirle apoyo.

Natalia asintió con la cabeza, aunque aún parecía agitada. La rodeé con un brazo y la ayudé a levantarse.

—Vamos a salir de aquí, ¿vale? Necesitas un poco de aire fresco.

Con cuidado, la conduje fuera del baño y la llevé a un lugar más tranquilo en la terraza. Nos sentamos en un banco, y lentamente, la atmósfera de ansiedad comenzó a disiparse.

—Gracias, Eli —murmuró Natalia, mirándome con gratitud—. No sé qué habría hecho sin ti.

—Estoy aquí para ti, siempre —respondí con sinceridad, sintiendo un profundo alivio al verla más calmada.

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que la serenidad del lugar nos envolviera. A medida que pasaba el tiempo, Natalia recuperaba su compostura poco a poco. Sabía que tendríamos que hablar sobre lo que desencadenó su crisis de ansiedad, pero por ahora, lo más importante era asegurarme de que se sintiera segura y apoyada.

—¿Quieres que nos quedemos un poco más aquí? —pregunté, ofreciéndole mi compañía por el tiempo que necesitara.

Natalia asintió inexpresiva, y juntas nos quedamos en silencio, encontrando consuelo en la tranquilidad de la noche.

—¿Crees que podrías contarme qué fue lo que pasó?

—Todo salió mal, Eli. Al final, él estaba rodeado de un grupo de chicos y todos parecían esperarme como si fuera un espectáculo. Cuando intenté irme, me agarró de la muñeca y me besó a la fuerza. Fue una experiencia desagradable; le di un golpe en la entrepierna y salí corriendo.—dijo mientras se miraba la palma de las manos

—¿Por qué no me llamaste antes?

—Eli, tú pasaste por algo peor en ese sentido, y no quería que revivieras nada de eso por mi culpa.

—Natalia, ¿te das cuenta de lo que estás diciendo? ¿Crees que eso importa ahora? —dije frustrada. —Lo que importa es que estés bien. Como suceda algo asi de nuevo y no me llames, te aseguro que me enfadaré de verdad.

—No es normal verte así, Eli.

—Pues, no quieras verme aún más enojada.

El timbre del móvil nos sacó de nuestra conversación, al ver la pantalla del mismo tenía unos cuantos mensajes de Doe. Sentí un nudo en el estómago, preguntándome cómo explicar lo que acababa de suceder sin preocuparlo más o si debería hacerlo porque la verdad eso era decisión de Natalia. Al final contesté la llamada

Bajo un Cielo de Tréboles y Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora