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Me siento extraño, es esa misma sensación en mi pecho cuando la vi por primera vez. Era un sentimiento nuevo desconocido que despertó mi curiosidad y necesidad hacia ella. Quiero entender lo que siento, no quiero reprimir el deseo que se acumula como una torre gigante de preguntas.

Aun así ella no ha hecho nada para que yo pueda tomarla en mis pensamientos invadiendola y marcándola, no puedo perder el sentido teniendo ideas intrusivas a su persona.

¿Qué es esta necesidad?, quería saber todo sobre ella, sus gustos y disgustos, pasatiempos, su musica favorita. En fin, deseo que se vuelva un libro abierto al estar conmigo.

Sus secretos serían los míos, ser su confidente es algo que estoy anhelando, pero de igual manera sentir la euforia de las cosas que oculte, lo que no pueda decir

Solo han pasado unas semanas, ¿como puedes pensar tanto en esto?

Seguí mi camino pensando todas estas cosas. Pero era cierto, ¿soy esa clase de chico?, no me gustaría ser un tipo tan paranoico y empalagoso con una chica, solo deseo ser su amigo, alguien en quien pueda confiar, ser el hombro en el cual pueda inclinarse en sus momentos tristes, el tipo que la haga reír cuando eso suceda, la mano que evite que pueda caer, ese chico del que no tenga duda que la amara sin importar nada.

¿A ella le gustaría ese tipo de persona a su lado?

Meto las manos en mis bolsillos pateando una pequeña piedra en el camino logrando que choque con otros pies. Al levantar la vista y toparme con esos ojos mis pensamientos se alejan dándome calma.

—Hola Sugawara —Elina comía una paleta de Hielo justo frente a la tienda mirando su celular

—Me sorprende verte por aquí —sonreí

—Bueno, paré a la tienda, no quería llegar a casa aún —respondió colocándo la paleta en su envoltura y tecleando unos mensajes muy concentrada —¿y tú? —preguntó aún con la vista en el aparato

—Entrenamos unas horas más con los chicos, pero igual debo llevar a casa temprano —respondí un poco incómodo, de verdad parecía ocupada respondiendo sus mensajes

Suspiró y luego me miró

—¿Quieres que nos vayamos juntos? —preguntó con esa sonrisa amigable

Aún mirando su teléfono ambos empezamos a caminar a un lado del otro en silencio. A diferencia de algunos chicos, Elina tenía un telefono inteligente, esos que son táctiles y que la mayoría de citadinos usan, con funciones más específicas y mejor movilidad, pero también me llamó la atención su mochila color beige llena de broches y Pines de distintos tipos, habían desde libélulas, mariposas, abejas pero lo que más destacaban eran las luciérnagas, incluso habían algunas que parecían pintadas sobre la tela.

—Me gusta tu Mochila —estaba sin expectativas de que me respondiera

—¡Gracias! —la expusó —todos estos son algunos de mis insectos preferidos, las luciérnagas son mis favoritas, incluso pinté algunas —me explicó emocionada

—Eso es lindo —giré mi vista al suelo manteniendo el silencio por unos segundos —Escucha Elina, quería disculparme —admití

—¿qué?, ¿Por qué? —bufó guardando el celular

—Pues.. por no saber que eras hija de una figura importante del voleibol, de haberlo sabido yo —la miré solo para encontrarla riéndose de mí

—¿Entonces me habrías tratado como una celebridad? —me miró tomando calma —no soy nada de eso Sugawara, la "celebridad", si así lo consideras, es mi padre, y yo no tengo que tomar créditos de eso —aclaró —así que no te disculpes por favor, yo no soy nada —siguió con la vista al frente

"LA APUESTA" (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora