Al final nadie supo lo que pasó.
Pero el recuerdo persiste.
No conocía mucho de ella, era diferente a los niños de Japón, su cabello ondulado y las pecas resaltadas en su rostro sin duda eran peculiares, pero eso no era lo que más me me causaba curiosidad. No era su nombre escrito de manera horizontal, no era su acento ni el largo de sus uñas naturales, sino esos ojos claros color aceituna que se entremezclan con un café, sus pestañas largas y el como se enchinaban cuando sonreía.
Cuando esos ojos se presentaron frente a mí por primera vez, juré que jamás dejaría dejarlos ir, quería que me vieran todo el tiempo posible, quería ser el único que provocara la dilatación en sus pupilas, quería que me perteneciera.
Era definida como fría y sin afecto que otorgar, sin entender el amor, yo era el que no entendía, si tan solo pudieran ver la verdad tras esos ojos, tienes magia en ellos y fuego en tu mirada, ¿acaso solo yo puedo ver ese encanto?. No importaba, me gustaba que fuera así, ser el único que pudiera verlo, lo hacía especial y solo mío
Por eso tenía que devolverte el favor y entregarte lo que me pidieras, así que lo hice, te entregué todo de mí para ganarme el favor de tu mirada día con día hasta ahora.
Tú me hiciste creer que era bueno en mi lenguaje de amor, que era suficiente para tí. Todas esas palabras que dejabas en mi oído por las tardes antes de despedirnos, los abrazos que me regalabas en cada momento, los roces de nuestras manos cuando caminábamos por las calles en nuestras citas, cada coqueteo que me volvía loco, todos tus besos..
Siempre lo mereciste.
—Me encanta tenerte así —era una tarde en mi casa cuando coloqué una manta en el patio y te recosté en mi pecho —quédate conmigo estoy seguro de que serás feliz, Por favor
—No deberías decir esas cosas tan a la ligera —me miraste a los ojos sacándome los lentes que tanto te gustaba verme puestos para después besarme en los labios
—¿no lo entiendes? —me puse encima de tí sosteniendo mi cuerpo con mis brazos para no dejar caer mi peso —quiero que esos ojos peculiares solo me miren a mí —retiré las manos de su cara para ver su sonrojo —sabes lo codicioso que puedo llegar a ser.
Extraño a la Elina del pasado, con la que me gustaba coquetear todo el tiempo a pesar de ser una pareja, a la que sentía admiración y me elogiaba después de cada partido, a la que demostraba su amor de diferentes maneras haciéndolo cada vez más especial, a la que era leal y dedicada, a la que se sonrojaba cuando la besaba frente a los chicos del equipo, a la que confiaba en mí y en mi palabra
¿Por qué me haces creer que soy lo suficientemente bueno para después abandonarme?, ¿Mis malditos errores son tan malos que no pueden ser recompensados con mis buenos actos?
Tobio.
Esta es la segunda vez que Elina me abandona para tomar un lugar a tu lado, ni siquiera eres merecedor de tenerla, ella no debería poner toda su confianza en un jugador como tú, siempre fui su mejor opción.
En Preparatoria prometí que venceriamos al Shiratorizawa, al mismo tiempo también está la promesa de hacerte pedazos por haberme quitado lo que más apreciaba
Ahora Kageyama, tú está frente a mí y te venceré.
Me quitaste mi vida entera, dime ¿porque debería perdonar la tuya?
—¿por qué te ríes? —me gritó Iwai-chan con desesperación —te voy a golpear
—Iwaizumi deja de decir todo el tiempo que me golpearas ¿si? —le pedí con naturalidad tomando de mi botellón
ESTÁS LEYENDO
"LA APUESTA" (Haikyuu)
FanficElina Hibarida se adentra a su segundo año escolar en la Preparatoria Karasuno de la Prefectura de Miyagi en Sendai donde rápidamente busca convertirse en la Manager del Equipo Masculino de Voleibol. Habilidosa en el deporte busca mezclarse entre pe...