25.

22 2 0
                                    

¿Son los caminos los que nos impulsan a tomar decisiones?, ¿o es que las decisiones determinan nuestro camino?, y siendo como fuera, ¿esa decisión nos estaría llevando por el camino correcto?

¿Todo estará bien?, ¿valdrá la pena?, ¿lo comprenderían?

No tiene sentido preocuparse de haber cruzado la línea, no se puede tener esa interrogativa ahora que se ha llevado acabo, no después de hacer todo lo posible por iniciar lo que más anhelaba. La realidad es que ahora existía.

Solo debo recomponer mi camino

—Aquí estás, Daichi te está buscando —la voz de Yamaguchi hace eco en en el gimnasio vacío acercándose con timidez, al llegar a ella se apoya en la pared sentándose en el suelo —¿necesitas ayuda con eso? —preguntó señalando el spray frío en sus manos

Elina que parecía pensativa. Extendió su mano ofreciendo el producto con una sonrisa débil permaneciendo en silencio dejando que el pecoso se encargara de sus brazos. Era sencillo estar con él, entendía a la perfección lo que necesitaba e incluso el silencio se volvía la cosa más reconfortante estando con él.

—Cada día duele menos, ¿sabes? —yamaguchi volteó a mirarla prestando atención a sus palabras —quizá sea por qué nunca fue algo malo y sólo era yo dejando que mi trauma creciera, después de todo, ¿por qué practicaría Voleibol si mis brazos son tan frágiles para recibir el balón? —comentó dejándose llevar por la confianza que tenía con él

—¿Tratas de decir qué el dolor en tus brazos era producto de tu imaginación? —la miró con el ceño fruncido —¿dirás que también las fracturas lo fueron? —musitó casi con miedo de comentarlo, Elina lo miró dejando que su timidez volviera —¿por qué nunca le dijiste a tu padre el tipo de entrenamiento que recibías? —la miró vacilante

¿Sería correcto decirle a Yamaguchi que los entrenamiento qué llevaba fueron estrictamente obra de su propio padre?, él no lo sabía pero era la realidad, los dolores, las lesiones, las fracturas no eran más que producto de los arduas pruebas de Fuki Hibarida. Pero a pesar de todo sentía que era mejor distorsionar la verdad

Elina sonrió débilmente volviendo la vista al suelo

—¿Te cuento algo?, meses atrás yo llegué a entrenar con Wakatoshi

—¿Qué?, ¿el chico del Shiratorizawa? —preguntó Yamaguchi asombrado por la confesión

—Después de visitar la instalaciones el grupo del Shiratorizawa se acercó a practicar con nosotros, los entrenadores habían mencionado algo sobre una prueba de resistencia y fuerza —comentó trazando líneas en el suelo con su mano libre —cuándo me pusieron frente a Wakatoshi al otro lado de la red comprendí lo que querían, así que le pidieron que lanzar balones —[era mi padre en persona quien le pidió esa sesión a Ushijima] —él ya era conocido por su fuerza bruta y bajo sus pruebas decían que si podía recibir balones del chico no habría problema con los demás —[padre decía que la fuerza de ushijima era la necesaria para aprender a recibir cualquier balón] —así que lo hice

—¿Y lograste recibir sus saques? —Elina resopló volviendo su rostro a él aún con esa sonrisa débil

—Dieciséis veces —suspiró —después de dieciséis veces logré elevar uno de sus balones —luego se puso de pie dándole la mano a Yamaguchi para que hiciera lo mismo —es imposible no ver a Wakatoshi cuándo un balón viene hacia mí, es cómo si perdiera el control de mi cuerpo y solo persistiera el sentimiento de no dejarlo caer

—Dices que cuando Hinata y Kageyama hicieron ese juego raro tú..

—Sí —lo interrumpió —mi cuerpo simplemente actuó, nunca pensé en la posibilidad de no alcanzarlo, sino en mi deber de elevarlo —el pecoso observó la expresión en su rostro sin intenciones de seguir el tema así que se decidió a seguirla. Ambos salieron del gimansio obervando la parrillada armada en el área trasera

"LA APUESTA" (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora