En la cama con mi enemiga

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Ella una perra malvada
sé yo que ella es
después de lo que me hizo a mí;
una maldita, sucia y mala.

Y no es porque desde un principio
ella no quería hacerla conmigo;
es por algo horrible que ella me hizo
que hace ya años somos enemigos.

Pero ya tenemos veinte
y en cama nos vimos,
desnudos en la cama
chocaron dos enemigos.

Varias veces ya nos comimos,
dentro de ella estuvieron mis dedos;
sin parar pegaba intensos gritos;
gozaba con los dedos, gozaba conmigo.

La carne nos llamaba,
además estando ella tan sola.
No perdió ese cuerpo de diosa
que hace años tanto deseaba.

Su punto G yo alcancé
cuando con la lengua la toqué;
a gritar y llorar la puse
cuando entre sus piernas la saboreé.

Mis manos en sus prietas nalgas
la sostenían mientras sentada encima rebotaba;
mi boca entre sus labios y sus pechos
saboreaba su piel mientras me tenía dentro.

Mutua es esta inquina es obvio
pero como no tiene novio,
sofocar su calentura intenta,
aunque nos choquemos con odio.

Cosas bellacas y malvadas me decía;
yo detrás, delante, encima y debajo embestía;
se le saltaban las lágrimas mientras gemía,
nos odiamos pero quería que la haga mía.

Ella y yo no nos tenemos cariño,
pero me encantó oír sus gemidos
las varias veces que nos comimos.
De laa cama disfrutamos dos enemigos.

La montaña de la lujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora