Entrenadora

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Adoro cuando esas dos piernas
mi cuello y mi cabeza aprietan
mientras yo arremeto con fuerza contra ella
y con esa mirada me besa.

Tiene mirada de diabla peligrosa,
las nalgas, piernas y abdomen de una diosa;
con sus turgentes pechos me asombra,
y eso que encima aún no se me monta.

Ella es mujer fitness, ese es su secreto,
para tener ese tentativo cuerpo de deseo
y esos labios por los que yo me muero,
desnudarnos y pelearnos es un sueño.

Porque ella es una entrenadora,
la que si está vestida te enamora,
la que si está desnuda es tentadora,
cuyos pechos y nalgas saboreo y me enamoran.

Ella me grita al oído loquita,
sus ganas de estar encima
la tienen enferma obsesiva
queriendo que la rompa y la haga mía.

Sus ojos claros no me lloran
ni mucho menos me piden clemencia;
me grita que salga y entre con más furia,
quiere en la cama siempre una guerra.

Y lo mejor es como se me queda
la cabeza envuelta entre tus piernas,
saboreando bajo la ropa interior
la frescura que tanto oculta ella.

Porque ella es mi entrenadora,
ella es de deporte, conmigo sexual,
en los baños del gimnasio y del pabellón
en forma me pongo con nuestra actividad.

Porque nos matamos ella y yo a diario
ya sea en mi cama, en la suya o en vestuarios,
no me entrena en su deporte pero quemamos
miles de calorías cuando nos encontramos.

La montaña de la lujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora