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Xochitl Gálvez.

Cité a la doctora Claudia Sheinbaum en un restaurante de la zona de Polanco en la Ciudad De México.

Estaba un poco nerviosa pero no tanto, ya la conocía, necesitaba abiertamente su apoyo para la siguiente decisión.

Ordené una limonada, estaba esperándola.
A lo lejos ví llegar a esa mujer alta y delgada, llevaba unos jeans color azul fuerte y una playera roja con bordados de flores, le hic una seña para que supiese en que mesa me encontraba.

Se acercó y me dedicó una sonrisa, me saludó de beso y se sentó enfrente mío.

-Hola Xo!- dijo feliz- disculpa la demora, había bastante tráfico en la ciudad, ya sabes, cómo es costumbre.
-No te preocupes Clau, no tiene mucho que llegué. Te apetece pedir algo de beber?
-Claro, una piña colada.

Llamé a la mesera y le pedí lo de Clau, ésta amablemente asintió y se retiró.

-Bien Gálvez, para qué me citaste por acá?- mencionó con curiosidad.
-Te comento Claudia. Me encantaría firmar una Controversia Constitucional contra la corrupción. Me parecen excelentes tus ideales. Además de ser una mujer sumamente inteligente- dije seria.

Sabía que todo era por motivos de trabajo, pero me era inevitable contenerme a darle pie y mencionar cada una de sus cualidades.

-Primeramente agradezco bastante tus palabras, las valoro bastante. Y segundo, por supuesto que acepto Xo, es un gusto poder seguir firmando cosas importantes contigo, linda.

Pude notar cómo su voz se tornaba algo ronca, la manera en que estaba sentada, la forma en cómo me observaba me hacía sentir un deseo indescriptible. Y si bien, yo sabía que era imposible que Claudia tuviera esas acciones, había algo de mi que me daba la esperanza y posibilidad de hacer esto posible.

-Muy bien Clau, entonces así quedamos, te envio por teléfono la agenda, para que estés informada sobre los horarios y el día.- dije sonriente.
-Por supuesto, quedo en espera del mensaje.

Las bebidas habían llegado y junto con ellas mi ola de duda acerca de su matrimonio, que era aquello que la estaba orillando a divorciarse, me cuestioné.

Claudia y yo habíamos tenido una gran relación de amistad, y a pesar de los conflictos ésta jamás desapareció ni concluyó.
Ella era linda y talentosa, podría decir que era la mujer más leal del universo entero.

-Extrañé tenerte conmigo, Clau.- rompí el silencio.

Claudia Sheinbaum.

Miré a Xochitl, podría apostar que estaba nerviosa, no había perdido eso. Jamás sabía cómo reaccionar ante los nervios, pude notar cómo la comían viva.

-Yo también, Xo.- dije desviando la mirada.
-Por qué quieres divorciarte?- preguntó.

La volteé a ver, no entendía porqué quería saber eso. Pero se veía jodidamente atractiva.

-El no me entiende, simplemente la conexión terminó. Además nunca estamos en casa. No le veo motivos para seguir en un matrimonio.- dije mientras le daba un trago a mi bebida. Sentí como ésta recorría mi garganta.
-Ya veo, supongo que todo era hermoso al inicio, no?
-No lo sé. Nisiquiera sé si realmente lo amaba o solamente quería llenar un vacío emocional- la miré- desde que te fuiste ese sentimiento incrementó- confesé.

Pude notar cómo la mandíbula de Xochitl se tensaba, sus nudillos estaban blancos.

-Sucede algo?- pregunté.
-Nunca quise dejarte sola, Claudia. Te fuiste por motivos académicos y es completamente válido, deja de culparte.- dijo intentando consolarme

Xochitl siempre fue una mujer sensible, podría apostar que sentía el doble más que cualquier persona en general. Me encantaba cómo se le veía su cabello con luces, la hacía ver radiante.

Tomé su mano, en automático pude sentir esa conexión devuelta, cómo cuando éramos jóvenes.

-Luces linda, me gusta mucho tu cabello- dije mirándola.
-Tu lo luces más.- cerró el cumplido.

Había miles de fotos por la reunión pasada, se notaba la atención con la que nos mirábamos.
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Llegué a mi casa, la comida con Xochitl fue espectacular, aunque se hablaron más que nada temas laborales, nuestra vida no era un tema central por ahora, pues nos conocíamos tan bien que podría aceptar que sucedía con ella.

Deje mis llaves en la mesa.

-Ya llegué.- grité.

A pesar que estuviera mi supuesto esposo en casa, seguía sintiendo el frío de la soledad. Se escuchaba a lo lejos la televisión, decidí ir para avisar mi llegada.

-Grité que ya llegué, Luis. Parece que no escuchas.- reclamé
-Está bien Claudia, ahí hay comida por su gustas comer.- dijo sin prestar atención, el seguía mirando la televisión.
-Te agradezco pero ya comí.
-Con quién fuiste- se levantó y se dirigió conmigo.

No entendía que le importaba tanto. De igual manera nisiquiera nos interesaba la vida del otro.

-Con Xochitl, algún lío?- comenté mientras fruncía mi ceño
-No me imagino que tan desesperada estás por el poder cómo para juntarte con la botarga esa.- dijo mientras se recargaba en la pared enfrente mío, era burla. Si cara lo decía.

Sentí el calor del enojo subir por mi espina dorsal, el saco comenzaba a ser molesto.

-No es una botarga Luis, su nombre es Xochitl, y lamento que te moleste tanto, pero teníamos cosas importantes que resolver. No es mi culpa que tú estúpida carrera politica jamás haya despegado.- dije mientras avanzaba a la recámara, el iba detrás de mi.
-Defiendes tanto a esa zorra, es cómo si te gustará, por qué no la besas?

Había llegado a mi límite. No podía llamarla zorra.

-Te recuerdo que ella no es ninguna zorra, y si, probablemente si la besaría, apuesto que coge mejor que tú. Y si tienes algo que reclamar, lo veremos con mi abogado. No pienso estar más tiempo a tu lado, quiero el divorcio. Ahora sí me disculpas, tengo cosas más importantes que realizar.- lo saqué de la recámara y posteriormente cerré la puerta.

Me cuestioné lo que el dijo, tan indiscreta era cuando se trataba de ella? O solamente era el coraje. Por qué dije eso?

Empezaba a preocuparme, no me importaba el que dirán, era obvio. Pero ahora tenía una reputación que cuidar.

Me cambié por algo más cómodo, estaba disociando cuando me llegó un mensaje al celular, era un número desconocido.

-Hola Clau, soy Gálvez. Registra mi número. Por acá te enviaré los datos para la firma y la reunión. Mantente atenta.
Fue un gusto poder salir hoy contigo, preciosa.

Sonreí como una adolescente de 16 años. Me gustaba hablar con ella, y ahora el realizarlo a distancia lo mejoraría el doble.

-Hola Xochitl, el gusto fue mío, claro, enseguida te registro, estaré atenta a tus mensajes.

Respondí con una sonrisa, apagué el teléfono y lo dejé en la mesita de noche.

Procedi a quitarme los jeans, estaba lista para ponerme una pijama como blanca. Un conjunto de pantalón y camisa.
Estaba concentrada haciéndolo cuando el celular vibró. Con una sonrisa lo tomé, era un mensaje de ella.

-Bien, me parece correcto.
Debo admitir lo bien que te veías hoy, me agrada verte devuelta. Cómo llegaste a casa?

-Llegué bien, feliz por verte. Tu siempre tan preciosa como en el bachillerato.

-Tu eras preciosa, Clau.
Ya tengo la información de la junta...te adjunto la foto.

Abrí el archivo, sería en dos días. Sabía que eso indicaba más personas con los medios de comunicación, decididos a dar la mejor foto de nosotras dos.
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Xochitl Gálvez.
Era la segunda firma junto a mi estimada, habíamos chateado un poco, sin embargo decidía no hacerlo muy seguido, pues ambas teníamos ocupaciones, apenas había tiempo para mí...

El amar y el querer- Clauchitl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora