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Xochitl Gálvez.
Los días se iban extremadamente rápido y con ello el proceso de embarazo. Algunas cosas cambiaban, otras no y solamente podía intercambiar palabras con Claudia acerca del embarazo. La política era ahora un tema totalmente prohibido entre ambas.
Nunca estábamos de acuerdo en la toma de decisiones, al parecer por eso yo era la oposición.

Tenía cita en el médico debido a la revelación de sexo del bebé. Claudia y yo decidimos que yo sería la encargada de ir por los resultados, queríamos que todo fuese discreto y por su parte, una sorpresa para Pardo.
El estrés la consumía y la estaba matando sin darse cuenta. Uno de mis mayores miedos, que ella no estuviese interesada en el embarazo.
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Lista para recibir el sexo del bebé, todo generaba una incertidumbre y a sus vez un torbellino de emociones y recuerdos que capsulaba con todo el cariño del mundo.
Todo empezaba con promesas, cuando no podía salir de casa, perder y reencontrarme con aquella mujer que adoré inmensamente durante el bachillerato, tenerla en mis brazos y decidir mantenerme a su lado.
Ahora, futuras madres.
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El ambiente era cálido y con un olor cítrico, el sobre color verde, neutro. Totalmente una experiencia para éste tipo de noticias.

Llena de nervios, con ganas de llorar, lo hice.
Tomé aquél sobre entre mis dedos. Abriéndolo.

Sexo femenino.
Era el resultado, una hermosa hija. La emoción se hizo presente en mi rostro que podía sentir mis mejillas arder de la felicidad. Aquél deseo que me contraía noche tras noche se había vuelto realidad.
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Me dirigí a la oficina de mi esposa, le había mandado algunos mensajes de texto para avisarle.
No contestó ninguno.
Supuse que estabas ocupada o solamente no mantenía el celular en la mano, no era algo que ella soliese hacer. Por algo estaba su manager.
Dejé esos pensamientos a un lado.
Con la mente ocupada imaginando cómo sería el físico de nuestra hija seguía conduciendo.
Todo mi mundo comenzaba a tornarse rosa, de una manera indescriptible, un día hermoso, al menos en ese momento.
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Llegué a la oficina, estacioné mi automóvil, tomé mis llaves y abrí la oficina. No tenía ganas de decir palabra alguna hasta ver a Claudia, la emoción contenida podía más que yo.

Un suéter en el sillón.

Miré detenidamente aquel suéter, tomándolo entre mis manos, este desprendía un olor dulce, un perfume diferente al de Claudia y por supuesto al mío. Sentía las nauseas a abumarme inmediatamente, comenzaba a sobrepensar pero decidí calmarme, tal vez estaba malinterpretando alguna situación simple y sin sentido.
Seguí avanzando, la oficina de Claudia estaba cerrada, respiré hondo y la abrí.

-Que mierda?!- grité al abrir la puerta.

Clara Brugada besándose con mi esposa.
Claudia aventó a su contraria, colocándose la camisa cómo debía.
Brugada sólo se limitó a limpiarse los labios con una servilleta de la oficina.

Sus ojos llenos de sorpresas por parte de Claudia era lo único que recordaba con rencor.

-Xochitl, cielo- gritó Claudia para después perseguir a Gálvez.- Te juro que no es lo que estás suponiendo.
-Suponiendo?! Por un carajo Claudia, deja de ser tan jodida cínica y acepta por primera vez en tu vida el error. Tu sabías a qué salí, y en vez de responder mis mensajes decides cogerte a tu jefa de gobierno, vaya! No estás nada pérdida. No me arrepiento de el bebé pero si se haberte elegido cómo madre- grité.

Salí para irme a mi automóvil, lo que menos quería era verla o tenerla cerca de mi.

-Xochitl, sal, por favor- suplicaba la mujer.

La volteé a ver por última vez a través del cristal del carro. La imagen de mi mujer se había roto y no podía hacer nada.

Sentí mis ojos a punto de estallar, dejé de escuchar las súplicas que realizaba mientras intentaba abrir la puerta. Retomé mi mirada al camino, encendí mi auto y me retiré sin decir nada.

El dolor de mi corazón aumentaba; no fue hasta algunos kilómetros dónde pude sacar todo el llanto acumulado.
Las punzadas del dolor de cabeza se tanto llorar eran pésimas. Ahora una preocupación era perder a mi hija, el coraje y la tristeza se podían sentir, y no sólo yo, ella también.
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Claudia Sheinbaum.

Habían pasado 3 años desde que Xochitl se había ido de mi vida para siempre, junto a nuestra hija, ella había desaparecido de toda vida y escenarios políticos. Recuerdo haberla escuchado decir que quería retomar su sueño, sin embargo al parecer jamás pudo hacerlo. Cada noche me lamentaba e imaginaba cómo sería mi hija a nuestro lado. Pensamientos que siempre callaba.

Toda una nación estaba cuestionando mi ex relación con ella. Y de alguna manera mis respuestas eran invalidas. Los medios necesitaban saber más, y sus especulaciones no estaban tan erróneas, al final acertaban en lo sucedido.
Rompiendo mis pensamientos, llegó Dali, equipo de la palomilla.

-Presidenta- Corrió Dali, mi mano derecha. -Me alegra haberla encontrado, estuve buscándola por todo palacio.- tomó aire.
-Ya sé que tenemos conferencia de prensa mañana Dali, puedes irte a descansar, mi periodista estrella- le estreché una sonrisa.
-No vengo por eso, presidenta. Tengo información de Gálvez.

Apenas escuché el apellido "Gálvez" y sentí cómo se erizo todo mi cuerpo.

-Qué encontraste?- dije desesperada.
-Sé qué esto probablemente no le agrade, pero quiero que lo tome con calma. Verá, la señora Gálvez ya tiene a alguien más. Y lamentablemente no sé nada de su hija. Lamento avisarle esto- dijo entregandome un celular con una foto de Xochitl, dónde se le podía mirar junto a un varón, de traje.
-Quién es él?
-Es su nuevo prometido. Al parecer es un buen inversionista.

Ella se veía igual de linda y radiante, pude notar cómo sus líneas de expresión se hacían notar más. Cuando ella mencionó la palabra prometido, sentí que el mundo se me venía abajo, cómo olvidas a la persona que consideraste el amor de tu vida durante años. La incertidumbre me llenaba de irá y con ella, decisiones sin pensar.

-Cancela la conferencia de prensa y cítalo con Gálvez a una reunión en el mismo horario en mi oficina el día de mañana.
-Presidenta, no es lo más viable, hay asuntos importantes para tratar el día de mañana y dudo que Gálvez guste verla.
-No me importa Dali. Tu haz lo que te pido, mañana ustedes se encargarán de informar acerca de un asunto importante que tuve que tratar de emergencia. Necesito ver a mi hija. Tenerla a mi lado.
-Entiendo, entonces así será. Pasé excelente noche, presidenta.- Dali se retiró de inmediato.
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Hola lectores. Un gusto saludarles por acá. Los extrañé muchísimo 🤍
Honestamente disculpen tardar en subir algo. La inspiración no venía.

Mi vida personal se a tornado difícil, lo que me dificulta escribir y no ausentarme y lamentablemente así será un tiempo.

Los quiero y espero poder subir el siguiente en cuanto pueda 🫶🏻

Les quiere, Zoi.

El amar y el querer- Clauchitl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora