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Narrador omniciente . . . 𐙚

Regresamos de nuestro romántico y apasionado picnic. Daryl y Mia iban tomados de la mano yendo por un sendero.

Mientras que Daryl y Mia seguían caminando por el sendero, la serenidad del bosque se vio interrumpida por un sonido lejano que los hizo detenerse. Era un ruido apenas perceptible al principio, pero que pronto se hizo más evidente: ramas crujientes y pasos rápidos acercándose desde atrás.

Mia se giró instintivamente, con una ligera sensación de inquietud. Daryl, notando su cambio de expresión, miro en direccion de Mia y frunció el ceño al ver a Shane emergiendo entre los árboles.

— Mia... — susurró Daryl, apretando su mano con firmeza.

Shane se acercó rápidamente, con una expresión desesperada en su rostro — ¡Mia! Necesito hablar contigo — dijo con urgencia, ignorando la presencia de Daryl por completo.

Mia dio un paso hacia atrás, sintiéndose incómoda y vulnerable ante la presencia de su ex-padrastro. No lo había visto desde hace mucho tiempo y verlo de esa manera la estaba asustando.

— Déjala en paz, Shane — intervino Daryl con voz firme, poniéndose delante de Mia como un escudo protector.

Shane lo miró con desdén, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que enviaba escalofríos por la espalda de Mia — Esto no te concierne, Daryl. Mia y yo tenemos asuntos pendientes que resolver —

Mia se aferró a la mano de Daryl, sintiendo cómo el miedo se mezclaba con la frustración — No quiero hablar contigo, Shane. Déjanos en paz — expreso Mia.

Shane avanzó un paso más, ignorando su petición — Mia, por favor. Necesito que me escuches. Tú sabes lo que teníamos —

Daryl se mantuvo firme, bloqueando el avance de Shane — No tienes derecho a acosarla así. Si realmente te importa Mia, déjala tranquila — masculló.

La situación se volvió cada vez más tensa mientras el sol se ocultaba por completo y las sombras del bosque se alargaban a su alrededor.

— Shane, por favor — suplicó Mia, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de ella — No deberías estar aquí.

Shane pareció titubear por un momento, como si luchara internamente con sus propios demonios. Finalmente, dio un paso hacia atrás, su expresión endurecida pero con una chispa de resignación en sus ojos.

— Déjalo, Shane — dijo Mia con voz temblorosa, desviando la mirada — Tú y mamá ya no estan juntos, nosotros no somos nada, no somos más familia.

El padrastro de Mia permaneció en silencio por un momento más, su figura recortada contra el fondo oscuro del bosque. Luego, sin decir una palabra más, se giró y desapareció entre los árboles, dejando atrás un eco de sus palabras y una atmósfera cargada de emociones encontradas.

Daryl se acercó a Mia y la abrazó con ternura, reconfortándola en silencio mientras el bosque volvía a llenarse de paz. Juntos, continuaron caminando hacia adelante, decididos a dejar atrás las sombras del pasado y a enfrentar el futuro con esperanza renovada y amor mutuo.

A medida que Daryl abrazaba a Mia, ambos sintieron cómo la tensión se disipaba lentamente. El bosque, que minutos atrás había sido testigo de un encuentro turbulento, ahora parecía acogerlos con su quietud nocturna. Mia apoyó su cabeza en el pecho de Daryl, sintiendo el latido reconfortante de su corazón.

— ¿Estás bien? —susurró Daryl, acariciando suavemente el cabello de Mia.

Ella asintió lentamente, sintiendo cómo la seguridad de Daryl la envolvía como un escudo contra cualquier miedo residual que pudiera quedar.

— Gracias por estar aquí —murmuró Mia, levantando la mirada para encontrarse con los ojos cálidos y tranquilizadores de Daryl.

Él sonrió suavemente, con una ternura que hizo que el corazón de Mia se acelerara.

— Siempre estaré aquí para ti, Mia. No tienes que enfrentar nada sola —respondió Daryl, su voz cargada de promesas silenciosas.

Juntos, continuaron caminando por el sendero iluminado por la luz plateada de la luna, cada paso fortaleciendo su conexión. El incidente con Shane había sido perturbador, pero también había reafirmado la confianza y el vínculo entre ellos.

A medida que avanzaban, Mia se sintió agradecida por tener a Daryl a su lado. Él era su ancla en un mar de incertidumbre, su apoyo inquebrantable en tiempos difíciles. La noche seguía avanzando, pero Mia ya no sentía miedo. Sabía que, con Daryl junto a ella, podía enfrentar cualquier obstáculo que el futuro les trajera.

El bosque seguía siendo testigo de su amor, ahora más fuerte que nunca, mientras continuaban su camino hacia adelante, decididos a construir un futuro juntos lleno de esperanza y felicidad.

Llegando a la cabaña Mia se aferro más a Daryl — Quiero que me llenes de mimos — expresó Mia.

Daryl sintió cómo su corazón latía con fuerza ante las palabras sinceras de Mia. Con delicadeza, él acarició el rostro de Mia y la atrajo hacia sí en un abrazo más profundo, envolviéndola con ternura.

— Siempre estaré aquí para ti, Mia. Te llenaré de mimos todo el tiempo que necesites —susurró Daryl, sintiendo la emoción en sus propias palabras.

Mia se aferró a él con fuerza, encontrando consuelo en el calor de su abrazo. Sus corazones latían al unísono, compartiendo un momento de paz y amor en medio de la oscuridad del bosque.

— Gracias, Daryl —respondió Mia con voz suave. Entraron a su cabaña y fueron a la habitación de Daryl. Ambos se recostaron en la cama.

Daryl acarició suavemente la espalda de Mia, sintiendo cómo su conexión se fortalecía con cada gesto de afecto. No necesitaban palabras para expresar lo que sentían el uno por el otro; su amor hablaba a través de cada caricia, cada mirada y cada abrazo.

Juntos, se quedaron allí, compartiendo el momento y permitiéndose simplemente estar el uno para el otro. Daryl abrazaba a la castaña por detrás, haciendo ambos la posición de cucharita. No importaba lo que el pasado les había traído o lo que el futuro les deparara; en ese instante, solo existían ellos dos.

El sonido del bosque se escuchaba desde su cabaña, los sonidos de la naturaleza acompañando su intimidad. Daryl sabía que Mia había pasado por mucho, pero estaba determinado a ser su apoyo constante, su refugio seguro en medio de cualquier tormenta. Su relación había iniciado de lujuria, deseo carnal y sexual entre ambos, pero con el tiempo, conviviendo juntos, conociendose. Ambos descubrieron que lo que tenían era algo más fuerte.

— Te amo, Mia —susurró Daryl, sintiendo cómo esas tres palabras encapsulaban todo lo que quería decir.

Mia se giró la cabeza y encontró su mirada, cara a cara, sus ojos brillando con la misma intensidad que los de Daryl.

— Y yo a ti, Daryl. Te amo más de lo que puedo expresar —respondió Mia, su voz temblando ligeramente por la emoción.

Entonces, se besaron en silencio, disfrutando de la calma y la cercanía mutua. No necesitaban palabras más allá de esas simples declaraciones de amor. En ese momento, el mundo exterior se desvaneció, dejando solo espacio para ellos y el vínculo que habían construido, un vínculo que sabían que perduraría a través de cualquier desafío que enfrentaran juntos.

Así, abrazados, Daryl y Mia se prometieron el uno al otro un amor que era tanto eterno como profundo.

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Marinero 𐙚 Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora