Anabella De Angelis
¿Alguna vez han sentido que su vida no tuviera sentido? Yo sí. Cada maldito día. No era una pregunta retórica, era el mantra silencioso que me acompañaba desde que tengo memoria. Me sentía en una jaula, atrapada sin oportunidad de volar. ¿Y cómo iba a hacerlo si yo misma, con mis propias manos, había cortado mis alas hace años? Ahora, mi vida era una actuación constante, un intento patético de ser perfecta, de reparar lo irreparable. Tenía una vaga idea de hacia dónde quería ir, un mapa mental con rutas difusas, pero la verdad es que nunca tomaba la iniciativa de avanzar más allá de lo seguro. Era más fácil simular que no entendía la complejidad, que me perdía en los detalles insignificantes, que fingir que estaba lista para el vuelo.
Un guardia, un tipo tan grande que casi llenaba el marco, abrió la pesada puerta de madera. Estaba grabada con intrincados diseños florales que, en la penumbra del pasillo, parecían bailar una danza lúgubre. Me hizo un breve movimiento de cabeza, un gesto robótico, y se hizo a un lado para que pudiera entrar en la imponente casa. Jamás me acostumbraría a la omnipresencia de esos hombres, esparcidos por cada rincón de la propiedad. Parecían estatuas vivientes, vigilando como si estuviéramos en una fortaleza inexpugnable. Y, en cierto modo, lo éramos.
Hace un par de semanas, Francesco, el hijo de Manuelle, había regresado del extranjero después de años de ausencia. Y esta noche… esta noche tendríamos nuestra primera cena “familiar” desde su retorno. Familia. La palabra sonaba hueca en este lugar.
Mi madre, Isabella Gentile, se había casado a los dieciocho años. Lo hizo por amor, de eso estaba segura. Un amor de novela, de esos que te hacen creer que el destino está escrito. Mi padre, un joven estudiante de abogacía como ella, compartía sus sueños, sus aspiraciones más puras. Pero cuando yo tenía apenas cinco años, un trágico accidente automovilístico lo arrancó de nuestras vidas. Lo recuerdo poco, fragmentos de un rostro amable, el sonido de su risa, el olor a su colonia. Después, solo el vacío y la desesperación de mi madre. Devastada y vulnerable, encontró apoyo en su primo, Camilo Ferrera. Fue él quien la convenció de casarse con Manuelle Moretti. Un hombre poderoso, sí, ambicioso hasta la médula, dispuesto a todo con tal de tenerla a su lado. En ese momento, mamá estaba embarazada de mi hermana, y Manuelle la aceptó con todo y su embarazo, consolidando su posición en nuestras vidas. Se presentó como el salvador, el caballero de armadura oscura, y mi madre, rota, le abrió la puerta.
Nunca quise esta vida. Los lujos eran una jaula más. Lujos que venían con vigilancia constante, con secretos oscuros que se pegaban a la piel como una mancha de aceite. Pero tampoco la abandonaría. Y no me refiero solo a los coches caros o los vestidos de diseñador; me refiero a mi madre. Ella me necesita. Y yo… yo estaré aquí para ella siempre, sin importar las circunstancias. A Manuelle, el esposo de mi madre, lo tolero. No tengo otra opción. Pero no puedo decir lo mismo de sus hijos. Especialmente Valentina, mi hermana. Se comporta como si fuera una diosa, solo por llevar el apellido Moretti. Manuelle la aceptó, le dio su apellido sin pensarlo dos veces, como si fuera el regalo más grande del mundo. También quiso hacer lo mismo conmigo, pero me negué. De eso sí que fui rebelde. Prefiero llevar el apellido de mi verdadero padre, un hombre que fue bueno, un hombre respetable, en lugar del de un asesino.
Cada día aquí era una lucha interna. Por un lado, la lealtad y el amor incondicional hacia mi madre me mantenían en esta casa, en esta prisión de oro. Por el otro, la repulsión, el odio silencioso hacia el hombre que había tomado el control de nuestras vidas, y hacia sus hijos, que no habían hecho nada para ganarse mi respeto más allá de nacer con el apellido correcto, me desgastaban. Esta noche, con Francesco de vuelta, sentía que las tensiones en nuestra “familia” solo aumentaban. Era como si el aire se hubiera vuelto más denso, cargado de una expectativa oscura.

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Mafia And Love
RomanceAnabella de Angelis lo tiene todo: fama, belleza y secretos. Andrey Nikolaev no cree en el amor, solo en el poder. Él es la mente más temida de la Cosa Nostra. Ella, una mujer condenada por su propio cuerpo. Un matrimonio impuesto. Una pasión incont...