Capitulo 14

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Anabella

Hable con Jack para que me dé dos semanas de descanso. Al principio, pareció dudoso, pero después de explicarle mis razones, accedió sin problemas. Volví a casa de Khristeen. Ella me necesitaba y yo necesitaba a Nikolai. Tengo que ser fuerte por ellos, y lo seré. No he vuelto a llorar porque no quiero hacerlo frente a ellos.

Nikolai se ha convertido en mi pequeño tesoro. Cada día que pasa me cuesta más alejarme de él. Es el bebé más precioso de este mundo, con sus ojos grandes y curiosos y sus risas contagiosas. Ese niño tiene mi corazón en sus manos. Cuando me mira, todo lo demás parece desaparecer.

Andrey, por otro lado, ha desaparecido. Desde que vine no he vuelto a verlo. No viene a ver a su hijo, no aparece para hablar con Alexander. Ni nada. No estoy segura de nada, pero creo que algo le sucede. Aunque Alexander dice que está bien. Suele hacer estas cosas cuando está atravesando por una crisis. Eso le dijo a Khristeen. Y cuando le pregunté a Anthony, me dice exactamente lo mismo. Andrey tiene muchas cosas guardadas, y le cuesta soltar. Así que hace estas cosas para liberar lo que tiene acumulado.

Guardo mi ropa en la maleta, pero no toda. Dejo más cosas de las que llevo porque le prometí a Khristeen que volveré lo más pronto posible. Me detengo un momento a mirar alrededor de la habitación, asegurándome de no olvidar nada importante.

Bajo las escaleras con mi maleta y salgo de la casa. Son las siete de la mañana. Le pedí a Khristeen que dejara que Nikolai duerma con ella. No quería despedirme, así que me estoy yendo a escondidas. Miro una última vez hacia la casa antes de subir al taxi.

Llego al aeropuerto y espero mi avión. Hace años que no viajo en estos vuelos. Siempre que tengo que hacer un viaje, Luca viene a buscarme. Pero ahora él está de viaje con la abuela y no quiero molestarlos. El aeropuerto está lleno de gente apresurada, y me siento un poco perdida entre la multitud. Encuentro un asiento y me siento, esperando a que anuncien mi vuelo.

Saco mi teléfono y le envío un mensaje a Andrey.

Yo: ¿Estás vivo?

Mi corazón late rápido mientras espero una respuesta que parece tardar una eternidad. Finalmente, veo que ha leído el mensaje, pero no responde. Suspiro con decepción y tristeza. Después de lo que parece una eternidad, recibo una llamada de Andrey.

—Hola.

—Hola, gatita —su voz suena distante, como si estuviera en otro mundo.

—¿Qué quieres?

—Estoy vivo —dice, como si eso fuera suficiente.

Sonrío con ironía, sintiendo un nudo en la garganta.

—Lo sé.

—¿Qué estás haciendo?

—Esperando para tomar mi vuelo.

Hay un breve silencio del otro lado de la línea.

—¿Ya te vas?

—Sí, tengo que trabajar.

—No tienes que hacerlo —su tono es casi desafiante, como si estuviera retándome a dejarlo todo y quedarme.

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