POV VIOLETA
Después de dejar a Chiara sola con sus pensamientos, Violeta sintió su corazón latir con fuerza mientras caminaba rápidamente por el pasillo. Necesitaba encontrar a Denna y hablar sobre lo que había pasado. Llegó a la sala de descanso de las enfermeras, donde encontró a Denna, que ya parecía estar esperándola con una mezcla de curiosidad y disculpa en su expresión.
Violeta cerró la puerta con cuidado, asegurándose de que nadie más estuviera cerca para escuchar. Apenas había terminado de cerrar cuando Denna empezó a bombardearla con preguntas.
—¡Violeta! ¿Qué estaba pasando allí? ¿Chiara estaba a punto de besarte? —exclamó Denna, sus ojos brillando con curiosidad.
Violeta levantó una mano, pidiendo silencio mientras intentaba ordenar sus pensamientos.
—Denna, por favor, baja la voz. No queremos que esto se convierta en el chisme del hospital —dijo Violeta, tratando de mantener la calma.
Denna asintió, aunque la emoción aún era evidente en su rostro.
—Lo siento, pero fue tan... inesperado. ¿Qué pasó exactamente? —preguntó Denna, su tono más bajo pero aún lleno de curiosidad.
Violeta suspiró, pasando una mano por su cabello corto.
—No fue nada planeado. Estábamos hablando, y Chiara hizo algunas preguntas... preguntas profundas sobre el amor. Luego mencionó estar interesada en alguien del hospital, una enfermera... —explicó Violeta, sus palabras saliendo lentamente mientras recordaba el momento.
Denna parpadeó, asimilando la información.
—¿Y qué le dijiste? —preguntó Denna, inclinándose hacia adelante, claramente fascinada.
—Le dije que todos merecen amor, sin importar las circunstancias. Que si encontraba a alguien que la hiciera sentir viva y especial, debía seguir su corazón —dijo Violeta, su voz suavizándose al recordar las palabras que había compartido con Chiara.
Denna dejó escapar un suspiro, sus ojos brillando con una mezcla de asombro y admiración.
—Entonces... ¿sientes algo por ella? —preguntó Denna, con un tono más serio.
Violeta se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre sus sentimientos.
—No estoy segura de lo que siento, Denna. Chiara es... increíble. A pesar de todo lo que está pasando, tiene una forma de ver la vida que es simplemente hermosa. Pero no sé si es correcto involucrarse con una paciente —admitió Violeta, su voz llena de incertidumbre.
Denna asintió, comprensiva.
—Es complicado, eso seguro. Pero a veces, el corazón no entiende de reglas ni de roles. Solo sé cuidadosa, Violeta. No quiero verte lastimada, ni a ella tampoco —dijo Denna, con una sonrisa cálida.
Violeta agradeció el consejo de su amiga y colega, sabiendo que tenía mucho en qué pensar. Mientras salía de la sala de descanso, sus pensamientos volvieron a Chiara, y a la intensidad del momento que habían compartido. Aunque el futuro era incierto, Violeta no podía negar la chispa que sentía cada vez que estaba cerca de Chiara, una chispa que prometía iluminar incluso los días más oscuros.
Después de salir de la sala de descanso, Violeta decidió que necesitaba tomar aire fresco. Salió del hospital y se dirigió a los jardines, donde la brisa suave de Barcelona le ofreció un respiro momentáneo. Cerró los ojos y respiró hondo, tratando de calmar la tormenta de emociones dentro de ella.
De repente, el sonido de su teléfono rompió la tranquilidad. Violeta sacó el móvil de su bolsillo y vio el nombre de Julia en la pantalla. Sintió una oleada de frustración al ver el nombre de su exnovia, quien seguía insistiendo en contactarla a pesar de sus repetidas negativas.
—¿Qué quieres, Julia? Ya te dije que no quiero saber nada de ti —contestó Violeta con voz tensa.
—Violeta, por favor, escucha. Estoy en Barcelona —dijo Julia al otro lado de la línea, su tono insistentemente suave.
Violeta sintió un nudo de enojo formarse en su pecho.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no puedes dejarme en paz? —demandó Violeta, apretando el teléfono con fuerza.
—Solo quería hablar, verte. Necesito explicarte algunas cosas —dijo Julia, su voz llena de una mezcla de arrepentimiento y necesidad.
Violeta cerró los ojos, tratando de mantener la compostura.
—Julia, ya hemos hablado lo suficiente. Nuestra relación fue tóxica y llena de peleas. No hay nada más que decir —respondió Violeta con firmeza.
—Por favor, Violeta. Dame solo una oportunidad para explicarme. Estoy cerca del hospital. Podemos encontrarnos en algún lugar público, si eso te hace sentir más cómoda —insistió Julia.
Violeta sintió una mezcla de emociones: enojo, frustración y un pequeño rastro de curiosidad. No quería volver a esos días oscuros, pero una parte de ella quería escuchar lo que Julia tenía que decir, si solo para cerrar ese capítulo de una vez por todas.
—Está bien, Julia. Nos veremos en la cafetería de la esquina en media hora. Pero esto no cambia nada —dijo Violeta finalmente.
—Gracias, Violeta. No te arrepentirás —respondió Julia antes de colgar.
Violeta guardó su teléfono y miró hacia el cielo, sintiendo el peso de la decisión que acababa de tomar.
ESTÁS LEYENDO
Un amor terminal
RomantizmChiara Oliver, una joven de 20 años apasionada por la música, enfrenta un diagnóstico de cáncer terminal. A pesar de la gravedad de su situación, se niega a rendirse y busca encontrar belleza en cada momento que le queda. En el hospital, conoce a Vi...