Capítulo seis

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Morgan

La gema me llamó tanto la atención hacia ella, ya que era blanca transparente y en su interior emitía destellos de colores como un arcoíris. Pero antes de poner mis manos en ella sentí como unas cadenas mágicas dejaban mis articulaciones sin movimiento. Tenía la esperanza de que Will me salvaría pero yace inmóvil en el suelo, vivo lo cual me alivia pero incapaz de sacarme de esta situación donde podría perder mi vida. Si muero perderé cualquier oportunidad de poder estar con Alistair.

-Vaya, vaya, así que Helga está tan acabada que tiene que mandar a su nieta para destruirme a mí y a mi reino. -Dice una voz grave y fría como el hielo.

-Yo no pensaba hacerlo, solo quería ayudar. -Digo con honestidad.

-Me cuesta creerte, pero tranquila, no vas a morir.

Suspiro aliviada.

-Te vamos a transformar en sirena y vivirás con nosotros en nuestro palacio como rehén. Le mandaremos una nota a tu abuela contándoles tu nueva naturaleza y tu situación, seguro que eso la va a enfadar de verdad. -Dice con crueldad- ella te ha contado muchas mentiras que no son la realidad, ya hablaré contigo, primero hay que realizar tu conversión.

Tengo ganas de escupirle en la cara y decirle que mi abuela jamás me diría mentiras; sin embargo me contengo ya que la situación está lo suficiente caliente como para empeorarla. No estaré con Alistair pero al menos voy a conservar la vida.

-El ritual hay que hacerlo en el palacio, como las brujas terrestres tenéis conjuros para poder respirar bajo el agua durante una semana podrás aguantar hasta llegar. Carga a mi hijo, Rodrick, nos ponemos en marcha.

Un hombre corpulento carga a Rodrick, el rey se acerca a mí y me coloca en sus brazos. Es atractivo para su edad, conserva aún su juventud pero no le llega a la belleza de su hijo.

-Yo te llevaré para asegurarme bien de que no te puedas escapar. -Dice con una voz que no admite réplicas.

Una vez llegamos a la orilla recito Aqua Breathinis. El rey y los demás se mueven aún más rápido que Will hace unas horas cuando era él quien me transportaba. Después de media hora llegamos a una ciudad con muchas casas muy coloridas, y en el centro se divisa un castillo enorme con varios guardas apostados en los portones.
Una vez llegamos al portón principal los guardias se hacen a un lado y entramos al interior del castillo.
El rey me conduce por un pasillo que lleva a una sala de estar y me deja en un diván.

-Vamos a comenzar con el ritual, para convertirte en una sirena y en tu caso también una bruja marina por tus poderes debes de beber de mi sangre. -Me explica con solemnidad- sé que suena raro y es incómodo pero no existe otra forma de hacerlo.

Sin titubear se rasga con sus colmillos la piel y la carne de su brazo derecho. Su rostro no muestra apenas dolor a pesar de la profundidad de la herida que no deja de sangrar. Debe de estar muy habituado al sufrimiento para ser tan frío. Me acerca el brazo a la boca y con la otra mano presiona mi cabeza contra su brazo.

-Se obediente y traga pequeña -susurra en mi oído haciendo que me estremezca.

Hago lo que me dice, el sabor es bastante fuerte y amargo pero aún así aguanto, una vez que he bebido lo suficiente me tira de mi cabeza hacia atrás con delicadeza.

-Ya está, la transformación tarda unas veinticuatro horas en completarse, tienes libertad para ir donde te plazca en este castillo mientras no salgas afuera. -Dice con un tono que no admite discusiones.

-¿Will estará bien? -pregunto preocupada por él, su estado de hace un rato era bastante lamentable.

Su expresión es de bastante fastidio, como si no le importara como estuviera su propio hijo.

-Sí, está en enfermería.

-¿Dónde se encuentra la enfermería? -pregunto levantándome como un resorte.

-Está al final de este pasillo donde nos encontramos.

Salgo corriendo sin decir nada más hacia donde se encuentra Will, está tendido en una camilla siendo atendido por una enfermera. Está hablando con ella ya limpio del carbón pero con bastantes quemaduras y magulladuras por todo su cuerpo, al verme se le anima el rostro y muestra una gran sonrisa. La enfermera sale dejándonos intimidad.

-¿Mi padre ya te ha realizado el ritual? -pregunta con expresión en apariencia triste pero es como si en el fondo estuviera animado.

-Sí, me transformaré en sirena y en bruja marina dentro de veinticuatro horas.- Respondo con tristeza temiendo no poder volver nunca con Alistair, teníamos un futuro por delante juntos.

-Conmigo no será tan malo este sitio, ya verás. Te acostumbrarás. -Afirma con rotundidad apoyando su mano en mi hombro.

Sonrío ya que me siento mal de que él tenga que darme ánimos a mí cuando soy yo la que tendría que estar dandoselos a él.

-No sé cómo agradecerte que intentaras salvarme. -Digo con cierta culpa de que él haya recibido este castigo intentando liberarme.

-No te preocupes, me enfrentaría a la misma muerte con tal de intentar salvarte Morgan. -Expresa con emoción mirándome a los ojos con una gran sinceridad y determinación.

-No digas eso Will, apenas me conoces. No deberías de arruinar tu vida por una desconocida.

-Siento que te conozco mejor que a toda esta gente que llevan miles de año a mi lado.

-No es verdad Will, hay cosas de mí que si las supieras te asustarias bastante. -Replico exasperada de que no se de cuenta de la clase de persona que tiene delante.

-Nada me asustaría de tí, incluso si es que has matado a alguien seguro que esa persona se lo merecía. -Argumenta con determinación.

-En parte esa bruja de la cueva tiene razón Will, eres demasiado ingenuo. En fin cambiemos de tema, ¿Qué es lo más divertido que se puede hacer en este castillo? -pregunto motivada por hacer alguna actividad que pueda mejorar mi pésimo ánimo.

-Dejame te guío, ya no estoy tan grave. -Dice levantándose de la camilla con una gran sonrisa.

La amenaza bajo el mar (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora