Capítulo tres

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Will

Una vez tenemos las palomitas y los vasos de plástico con pajitas, con un líquido negro y burbujeante adentro a los cuales Morgan llama Coca cola; entramos a nuestra sala para ver la película de terror.
Como nos han tocado los asientos traseros la película se ve estupendamente, me enternece que en los momentos más tensos de la película Morgan se pega a mí. La abrazo y al producirse el contacto ella se aparta rápidamente. Yo tomo sorbitos de mi refresco mezclados con las crocantes y saladas palomitas, me encanta el contraste y el sabor salado me recuerda a mi hogar lo cual me da una sensación de añoranza.

-¿Qué te ha parecido la película Will? -me pregunta Morgan cuando estamos saliendo de la sala.

-Me ha gustado, tiene mejores efectos especiales que las de Nereis.

-El mundo terrestre debe de ofrecer muchas cosas interesantes para tí, a mí me intriga tu mundo. -Reconoce mirándome con sus ojos profundos donde se percibe mucho dolor.

-Ya lo verás cuando seas tú quien portes el arma contra Deirdre y su ejército. No me gustaría dejarte un cargo tan gordo pero sabes que ningún ser acuático puede tocar el objeto. -Me siento apenado de que esta chica tan maravillosa tenga que comerse un marrón tan grande por mi culpa.

-No me importan los riesgos, estoy muy encantada de ayudarte Will. -Dice con dulzura y me derrito. No sé qué he hecho para que los dioses me manden a una mujer tan buena, no la merezco.

-Bueno, ya es hora supongo de que volvamos a casa. Mañana ya haremos ejercicio si te apetece. -Le ofrezco sin parecer cansino.

-Sí, mañana estaré más desocupada, por la mañana antes de irme a la universidad daremos una buena caminata.

-Perfecto.

Una vez en casa decido documentarme más sobre la tierra, casi todo lo que encuentro me parece muy interesante como que aquí es tradición que el hombre sea el que le pida salir o ser novios a una chica. Incluso el matrimonio. En Nereis es al revés, son las féminas las que cortejan a los varones.
Me voy a mi habitación a acostarme ya que mañana Morgan y yo madrugaremos y me siento muy agotado.

-Vamos levántate, Will -me zarandea Morgan con delicadeza-. Las clases empiezan temprano y como no te des prisa no vamos a poder hacer la caminata que teníamos pensada.

Me visto a regañadientes y salimos a entrenar, me fijo mucho en sus pechos voluptuosos que bailan seductoramente dentro de su ajustado top de deporte. Sus ajustadas mallas también marcan su trasero y sus muslos. Es hermosa. Ni Deirdre era tan guapa como lo es esta chica. Eso sí, me preocupo que a pesar de que llevamos unos minutos caminando su respiración es agitada, se nota que no suele hacer mucho deporte.
Después de una hora paseando por el barrio volvemos a casa y ella se cambia de ropa. Vuelve a llevar puesta su habitual ropa holgada.

-Bueno, me tengo que ir ya a clases Will. -Dice mientras agarra su mochila y hace un gesto con la mano de despedida-. Nos vemos luego.

-Hasta luego -me despido sintiéndome inexplicablemente triste de no pasar más tiempo con ella.

Me pregunto si ella estará sintiendo lo mismo que yo estoy empezando a sentir por ella. Nos conocemos poco para decir que me he enamorado de ella pero sí me gusta y me atrae bastante esta chica.

La amenaza bajo el mar (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora