Capítulo diecinueve

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Morgan

-Si estabas desterrada por el poder del tridente de Eirik, ¿Cómo has podido volver al mar? -busco respuestas mirando fijamente a mi abuela en su despacho.

-Muy sencillo, Tartarus me lo trajo a la tierra y lo destruí para que todos los encantamientos hechos con él pierdan validez y no se pueda usar más. -Me explica con una mirada cansada como si sintiera que tiene que hablar con alguien  que no alcanza su nivel intelectual.

-Tiene sentido, pero algo que me tiene muy mal es, ¿Por qué en todos estos años  mamá y tú no me contasteis nada sobre quien es mi padre? -le pregunto con dolor y tristeza.

-Porque no queríamos que fueras a buscarlo, verás, tu padre le fue infiel a Persefone al acostarse con tu madre. Ella, su amor lo abandonó por la infidelidad y os odia tanto a Becca como a tí. -Me explica con cierta tristeza en su habitual rostro imperturbable.

-¿Podré volver a ver a Will? -le pregunto con el deseo de escuchar una buena noticia.

-Depende si Eirik acepta que me case con su hijo Brandon para así obtener un virreinato oficial. En el acuerdo también debe de aceptar que el poder total recae en mí y no en su hijo, vamos, que su hijo es solo un muñeco en mis manos. -Se ríe con malicia y añade mirándome con una mirada más dulce-. Entonces posiblemente veas a Will, ya que lo pienso invitar a la boda cielo. Ya te dije que necesitabas salir de ese círculo de odio y muerte al que te arrastró el chico ese.

-¿Él y Anne están muertos?

-De hecho, eso tenía pensado decirte, en los cadáveres no se hallaron los de ellos. Lo cual quiere decir que escaparon, pero no te preocupes cielo, los aliens a mi cargo son huesos duros de roer, estarás a salvo.

Asiento y me despido con un gesto de la mano, necesito salir de aquí y tener un rato a solas de meditación. Entro a la biblioteca, en la cual no hay nadie y examino los libros mientras pienso en si Will me odiara y en todo lo que concierne a mi padre. También extraño a mi madre, por muy pesada e irritante siempre me apoyaba y me daba ánimos. Es de admirar que después de la decepción amorosa que tuvo con un dios siga encontrando motivos para sonreír.

La amenaza bajo el mar (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora