ᴏᴛяᴏ ᴍᴜɴᴅᴏ | 𝐑𝐢𝐧𝐝𝐨𝐮 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜 |

Capítulo 20

| Excursión |

—Te aviso cuando venga por ti, cualquier cosa igual me escribes y vendré, ¿si?

—Sí. Gracias —lo abracé, él me correspondió.

—Diviértanse.

Hyun se fue luego de dejarme en la entrada, y yo caminé hacia el mostrador tranquilamente.

—Hola, voy a ver a Haitani Rindou.

—¿Quién es usted?

—Lissa Cheong.

La chica que estaba en el mostrador, pareció leer una libreta para luego hacer un pequeño gesto de sorpresa.

—Adelante, puede pasar.

—¿No lo llamará?

—No, usted está en la lista de personas a las que se les permite pasar sin necesidad de un aviso previo.

—Bien —no tenía idea de que eso existía

Subí al ascensor, llegando al último piso en donde fui directo a la puerta de Rin, tocando el timbre.

Espero que esté en casa, no lo había pensado hasta ahora. Debí haberle avisado, con mis nervios se me olvidó completamente, espero que no esté ocupado tampoco.

No obtuve respuesta, así que toqué otra vez el timbre.

Tal vez en serio no está en casa... no lo creo, la portera me lo hubiera dicho.

De pronto, la puerta se abrió.

—¿Pero quién...? Uh.

Ahogué un grito apartando la vista de inmediato, sintiendo mi rostro arder por completo.

Rin al parecer se había despertado recién. Ya que llevaba puesto tan solo su pantalón de pijama. Dejando su abdomen expuesto.

Es la primera vez que veo a un hombre así de... desnudo. Y mi rostro arde. Quema por completo.

—L-lo siento. —Me disculpé.

—N-no... tranquila. E-eh... pasa.

—Permiso. —Miré el suelo.

Cerró la puerta detrás mío.

—Espera aquí. —Se dio media vuelta, saliendo con prisa.

Levanté la vista sin poder evitarlo, viendo su espalda desnuda mientras se alejaba. Me fue imposible apartar la mirada.

Es... muy guapo.

¡Basta! ¡No debo pensar cosas así ahora!

—No los había visto —se detuvo cuando hablé—. Tus tatuajes...

—Ah, claro... —se volteó lentamente otra vez— es la mitad de mi cuerpo... Ran y yo compartimos tatuajes.

¿Debería acercarme? No es atrevido si mantengo la distancia, ¿verdad?

Di unos pasos hacia él, quedando a una distancia prudente. Él tampoco se movió desde donde estaba. Su cuerpo... está perfectamente definido. Realmente me parece muy atractivo y prohibido al mismo tiempo.

—¿Él... tiene lo mismo que tú?

—Sí, pero de este lado —colocó su mano en su abdomen limpio de tatuajes—. De todas formas, no puedo mostrarlo por completo aquí, aunque puedes ver esta parte por ahora.

Junté mis manos detrás de mi espalda, comenzando a jugar con ellas.

—Se te ve muy bien.

Pude jurar que sus mejillas se volvieron algo rosadas.