Capítulo 19

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| Complicaciones |

—Te he cambiado de salón.

Me quedé de piedra cuando mi madre me dijo eso en la entrada de la escuela a penas nos bajamos del auto por la mañana. Ni siquiera se detuvo a hablarlo, ni me lo dijo antes, simplemente lo soltó. Así nada más, como si de nada se tratara.

—¿Qué? —La tuve que alcanzar porque caminaba muy rápido—. ¿P-por qué?

—Porque en el tuyo comenzaste a relacionarte con mucha gente que es un mal ejemplo para ti. No te preocupes, la educación es la misma, no te perderás en materia.

—P-pero mamá... —mi voz se quebró.

—Ya basta Lissa, ve a tu nuevo salón. Es un piso más arriba.

Dejé de caminar y ella siguió de largo para ir a su oficina. Cubrí mi boca con mi mano. No puede ser posible... si me cambió de salón, entonces ahora no veré a Rin en clases, a penas podemos comer tranquilos porque no hay maestros ahí, y tampoco podemos estar juntos en los descansos porque mi madre me regañaría.

Ya no podríamos estar juntos ni en el único lugar en el cual podríamos.

Comencé a caminar con pasos torpes por los pasillos hacia nuestro lugar de cada mañana, esa máquina expendedora y esos sillones.

Al llegar y verlo ahí, de inmediato me sintió y pareció sorprendido al verme. Seguramente por la expresión que llevaba ahora mismo en mi rostro. Antes de que pudiera preguntarme algo al respecto, sujeté su brazo y lo hice levantarse para luego caminar lo más rápido posible hacia un lugar que no me gustaba nada, pero que podía ser más privado; los vestidores.

Al entrar, cerré la puerta y lo miré con tristeza, él estaba evidentemente confundido, pero yo no pude aguantarlo más y como ayer, después de discutir con mi madre, lloré colocando las palmas de mis manos en mis ojos.

—Oye, Lissa —dejó su mochila y mi desayuno en el suelo. Daba igual, porque el pan es embazado y el jugo viene en una botella—. Lissa, ¿qué ocurrió?

Se colocó delante mío, y apartó mis manos de la cara para poder él sujetar mi rostro con las palmas de su mano. Lo miré fijamente al igual que él a mí con ojos de preocupación. Ojos que no había visto desde la noche en que me secuestraron.

—Mi madre me cambió de salón —sollocé limpiando las lágrimas de uno de mis ojos.

—Está bien, Lissa, vamos en la misma escuela, podemos seguir viéndonos.

—No está bien... a penas puedo verte aquí, sólo podemos... podemos almorzar juntos y para verte afuera, ¿cuánto tendremos que esperar? —Sollocé—. Mis padres me prohíben estar contigo.

—Tranquila —intentó calmarme, yo limpiaba mis lágrimas, o eso intentaba—. Nos vemos cada mañana, puedo ir a dejarte al salón y almorzar los días que se puedan. Hay que buscar la lógica.

—¿Y si luego no podemos tampoco hacer eso? A penas podemos vernos, esto está mal... mis padres en serio no nos quieren ver juntos, ¿cómo puedo verme en un futuro contigo de esa forma? —Frunció su ceño, yo miré hacia otro lado apartándome un poco de sus manos, haciendo que él las bajara—. ¿Y si...? ¿Y si tal vez la única solución sea terminar? —Lo miré directamente a los ojos.

Se quedó en silencio varios segundos. Me puse bastante nerviosa, debo admitirlo. Pero en verdad estaba colapsando, no encontraba otra solución para evitar un posible quiebre familiar.

—Respóndeme una cosa —comenzó a formular su pregunta sin cortar el contacto visual entre ambos—. ¿Tú quieres terminar con esto?

—Es que mis padres-

ᴏᴛяᴏ ᴍᴜɴᴅᴏ | 𝐑𝐢𝐧𝐝𝐨𝐮 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora