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No había pasado mucho tiempo desde que me quedé dormida, miré mi teléfono y apenas iban a hacer las dos de la mañana, tenía un poco de sed así que bajé hasta la cocina y me serví un poco de agua. La lluvia había disminuido un poco, lo cual ya no llovía tan fuerte como antes.
Subí nuevamente hasta mi habitación y encendí mi teléfono, no tenía ningún mensaje de Jungkook... Eso me entristecía un poco la verdad. Decidí no hablarle tampoco, tal vez estaría enojado aún.

Aún que la enojada debería estar yo.

Me acomodé un poco y traté de quedarme dormida un poco más, pero se me estaba dificultando. Mantuve los ojos cerrados como por unos treinta minutos hasta poder reconciliar el sueño.

...

Con Mingyu quedamos en vernos a las dos de la tarde, así que después de comer algo subí a mi habitación para tomar una ducha y poder irme. Jungkook aún no me había hablado, estuvo en su jardín cuidando de sus flores pero no vino a saludarme. Actuó como si nada hubiera pasado, como si fuera que no me conoce.
Salí de la ducha y me vestí con algo no tan abrigado ya que no parecía estar tan baja la temperatura.

Irene siempre dijo; “El frío es psicológico”.

Al terminar de arreglarme me puse un poco de mi perfume y salí de la casa, esta vez usaría el auto ya que quedaba un poco lejos de mi casa

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Al terminar de arreglarme me puse un poco de mi perfume y salí de la casa, esta vez usaría el auto ya que quedaba un poco lejos de mi casa. Subí a éste y lo saqué de mi garaje, me detuve al ver a Jungkook acercarse, al fin se acordó de mí.

— ¿A dónde vas?

— Saldré con un viejo amigo, ¿tú que harás?

— Nada, supongo que me quedaré en casa. Creí que me mandarías un mensaje o algo.

— Dijiste que cuando se me pase, así que supongo que ahí tienes la razón del porqué no te envié nada. —dije mientras me subía al auto, antes de cerrar la puerta lo miré y sonreí. — Nos vemos.

Finalmente cerré la puerta y comencé a conducir hasta la cafetería. Me estacioné cerca de allí para luego bajarme del auto e ingresar al lugar, visualicé a Mingyu sentado en una mesa así que me acerqué a él con una sonrisa.

— ¿Llevas mucho tiempo esperando? —le dije mientras me sentaba y dejaba a un lado mi bolso, él con una cálida sonrisa negó con su cabeza.

— Llegué hace unos minutos. ¿Como va todo?

— Ah, muy bien por suerte. ¿Y a tí?

— Meh, no me quejo.

Elevó sus hombros y rió un poco. Llamó al mesero para pedir lo que íbamos a consumir, pedí un latte junto a una porción de torta, mientras que él sólo pidió un té y un sándwich. Estaba feliz de verlo, no había cambiado mucho desde que se fue, ahora parecía todo un hombre de negocios y hasta parecía que ya no era más alguien que odiaba las fiestas.

Sí, ambos éramos y tal vez seguimos siendo polos opuestos.

— ¿Como te fue en Canadá? Quiero saber todo.

Neighbors;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora