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Los días de Jungkook cada vez iban más lentos; el estrés era ahora su única compañía, sin contar cada mujer que pasaba por su cama. Su vida se estaba yendo en picada, y el amor de su vida no iba a estar ahí para ayudarlo. Él mismo había buscado su soledad, eso lo tenía más que claro; sin embargo, era muy testarudo como para darse cuenta de que no solo había perdido a Ahri, sino también a su primer hijo, y todo porque le importaba más mantener su imagen que ser el padre presente que nunca tuvo. Incluso si sus padres sabían lo que estaba haciendo, estaba casi cien por ciento seguro de que le harían la ley del hielo. De solo pensarlo, su humor cambiaba.

Ahora mismo se encontraba en su oficina, tenía una reunión muy importante, pero pensaba en cancelarla ya que se había tomado la mitad de una botella de whisky. Dahyun, su asistente, estaba al tanto de todo lo que su jefe estaba haciendo, sabía que se estaba hundiendo solo, por lo que no tardó en cancelar todas las reuniones antes de que Jungkook cometiera un error. Ingresó a la oficina y vio a un Jungkook tirado encima de su escritorio, con un vaso lleno de aquella bebida en su mano, por lo que inmediatamente se lo sacó. No podía estar así, ya llevaba unos días viéndolo en ese estado y le daba algo de pena.

— Será mejor que vaya a su casa, señor Jeon. Ya cancelé todas las reuniones, no hay de qué preocuparse.

— Sí... Creo que será lo mejor. ¿Mis llaves? —dijo tocando los bolsillos de su pantalón, buscando éstas.

— No, déjeme que lo acompañe a tomarse un taxi. No puede conducir en este estado.

Dahyun lo dejó en aquel taxi ya pagado; ni él mismo podía creer que su propia asistente le pagara el taxi. ¿En qué se estaba convirtiendo? Su cabeza dolía y no veía la hora de llegar a su casa, sentía que iba a dormir todo el día. Al llegar, bajó del taxi y después caminó hasta la puerta de su casa, se detuvo a buscar sus llaves, pero no las encontraba. Soltó un suspiro irritado, miró a su costado y vio a Ahri en la puerta, llamando a su mascota "Nochu". Su atuendo permitió que se viera como su abdomen crecía poco a poco, cosa que le generó escalofríos. Ya que encontró la llave, se apresuró en entrar, no quería que ella lo viera en ese estado, pero era tarde, Ahri ya había visto cómo se tambaleaba al ingresar.

Sin embargo, al ver que su pequeño gato ingresó a la casa, también hizo lo mismo. Yerim estaba allí con ella; ambas habían estado desde temprano pegadas a la pantalla del computador, arreglando unos asuntos pendientes en la empresa. Su asistente le ayudó en hacer unas cosas en la casa y también cocinó para ambas; habían formado una amistad muy linda que tal vez duraría un par de años. Comenzaron a comer mientras seguían trabajando; Ahri no veía la hora de volver a la empresa y tener por fin una reunión que no fuera a través de un portátil, al igual que interactuar con más personas que no fueran sus amigos.

— Casi lo olvido... —Ahri tomó su bolso y sacó una pequeña tarjeta. — Es el contacto del orfanato al que fuimos hace un mes, ¿recuerdas?

— Ah, sí, sí. Gracias, Dasha y yo estamos agradecidas de su ayuda, señorita Shin. Después de que su padre le dió la espalda, le ha resultado algo difícil que alguien le dirija la palabra.

— Dasha y tú siempre serán bienvenidas aquí, mis padres también están dispuestos a ayudarles en lo que necesiten. —sonrió levemente.

— Disculpe si le incómoda pero... ¿Sabe si el señor Jeon cambió de opinión?

— Jungkook no cambiará de opinión. —afirmó confiada. — Es algo que duele, pero debo respetar.

Soltó una pequeña risa para no demostrar su pena, pero Yerim sí logró notarlo. Decidió seguir trabajando para no generar un ambiente incómodo para Ahri, ya que sabía lo difícil que era para ella lidiar con una situación así. Una vez que todo estuvo terminado, ambas chicas se despidieron, y luego Yerim se fue de allí. Ahri estaba aburrida; ya se había visto casi todas las series de Netflix y nada en la televisión le resultaba entretenido. Tal vez dormir sería una buena opción, pero lo último que quería era seguir pegada a la cama como un ácaro. Antes de ingresar a la habitación de Sook, pudo oír unos fuertes ruidos en la casa de al lado. No quiso darle tanta importancia, pero parecía como si alguien estuviera peleando allí adentro. El flashback de Jungkook ebrio pasó por su cabeza, por lo que se detuvo a pensar si era buena idea ir a ver lo que sucedía o no.

Neighbors;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora