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Mis ojos se cerraban por si solos del sueño que cargaba, traté de dormir toda la noche pero la silla no era muy cómoda que digamos. Miré mi teléfono y la hora marcaba que apenas eran las seis de la mañana, en una hora más tendría una reunión muy importante con unos empresarios italianos, por lo cuál no habría posibilidad de faltar. Salí de la habitación encontrándome con los de seguridad, ellos estarían todo el día allí así que les encargué de cuidar a mi madre en lo que yo me iba a trabajar, al salir por completo del hospital tomé un taxi ya que no había llevado el auto y le había dado el día libre al chofer.

Mientras tanto, iba arreglando un poco mi cabello y retocando el maquillaje que estaba algo corrido. Al llegar fui recibida por Yerim quién me decía lo que tenía pendiente para hacer por el resto del día. Ingresé a mi oficina y vi a Jungkook allí, parecía estar esperándome ya que estaba muy cómodo tirado en el sofá.

— ¿Que haces aquí? Tengo una reunión importante así que no puedo hablar contigo. —dije de inmediato.

— Lo sé, tranquila. Esperaré hasta que termines, si quieres.

Solté un suspiro y negué con mi cabeza. ¿Por qué no entiende?

— Jungkook, no es por ser mala pero sabes que no quiero hablar contigo. Agradezco mucho lo de ayer, de verdad, pero sabes que no significa nada.

El quiso decir algo pero Yerim lo interrumpió ingresando a mi oficina. Al parecer ya habían llegado por lo cuál salí de inmediato hacia la sala de juntas, al ingresar vi a un hombre alto y bien ejercitado, su cabello era de un rubio natural por lo cuál se le veía bien. Al lado de él estaba su asistente al parecer, ya que éste traía unos papeles en sus manos.

— Buenos días, bienvenidos. —hice una reverencia corta para luego estirar mi mano.

— Vaya, nunca pensé que la señorita Shin sería tan... Hermosa. —dijo estrechando su mano con la mía, dejando un beso en ésta.

— Ay, muchas gracias señor Di'renzo. —reí algo nerviosa sentándome en mi silla. — Mi asistente les dará parte del contrato que habían acordado con mi padre, ¿tienen listos los suyos?

— Por supuesto, señorita. —su asistente me respondió y me entregó aquéllos papeles, lo cuál comencé a leerlos con atención.

Mientras tanto Yerim estaba a mi lado ayudándome, sentía la mirada de aquél rubio en mí, no iba a negar que llegaba a incomodarme un poco. Al terminar de revisar los contratos firmé cada uno, al acabar de hacerlo se los entregué.

— Es un placer unir nuestras empresas, señor Di'renzo. Le aseguro que no se arrepentirá de hacerlo.

— Oh claro que no lo haré. —me sonrió. — ¿Que tal si salimos a cenar ésta noche? Para celebrar esta unión de dos empresas tan grandes.

— Me encantaría, pero debo cuidar de mi madre. Está mal en el hospital así que no podré.

— No te preocupes. Me quedaré en Seúl una semana más por temas de trabajo, si quieres puedo enviarte un mensaje y arreglamos el día que puedas, ¿te parece?

Asentí con una sonrisa. — Por supuesto, Yerim los acompañará hasta la salida y que de paso te de mi número. Tengan lindo día.

Me despedí con una reverencia para luego volver a mi oficina, había pensado que Jungkook ya se había ido pero no, ahí seguía. Se tomó muy personal "el que espera, prospera" o algo así era, no sé.
En sus labios se formó una sonrisa leve, esa maldita sonrisa que a todos les gusta. Incluyéndome.

— Bien, ¿de qué quieres hablar? —dije ya resignada sentándome en mi asiento.

— Quiero invitarte a cenar. Iremos a tu lugar favorito, o tal vez puedo cocinar un bistec al curry. Sé que te gusta.

Neighbors;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora