Capítulo 4: Mentiras

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Para sorpresa de todos los presentes, incluidas sus madres, Juanjo y Chiara encontraron cosas en común, pequeños lazos que sólo les unían cuando estaban dentro de clase.

Aquel juego que en un principio les pareció estúpido, terminó formando una "amistad" demasiado inesperada. Los días siguientes a la charla fueron calmados, no había tensión y de vez en cuando se dirigían palabras para ayudarse en clase.

Pero el momento que lo cambió todo fue una tarde en sus casas. Chiara se encontraba tocando el piano en su habitación, tenía la ventana abierta y el ruido terminó llegando a los oídos de Juanjo. El chico reconoció la melodía "Leave The Door Open", se acercó hasta el marco de esta y escuchó a Chiara cantar.

En cuanto lo vio necesario Juanjo se unió a la melodía, Chiara le miró sorprendida, pero rápidamente cambió su expresión por una sonrisa y continuaron la canción, hicieron un dúo digno de grabar.

— Ha sido increíble – confesó la ojiverde.

— ¿Sabes tocar muchas canciones? – preguntó Juanjo.

— Me defiendo con bastantes.

— ¿Te sabes "El Patio"? – la respuesta de Chiara vino con una sonrisa mientras tocaba las primeras notas de la canción.

Esta vez Chiara decidió no participar, prefirió ver como Juanjo profundizaba en la canción por si solo, notar como la transmitía. La ojiverde al tocar las últimas notas tuvo que limpiarse unas lágrimas rebeldes que se escaparon durante del puente de la canción.

— Cantas maravilloso Juanjo. – halagó la morena.

— Tú tocas increíble Chiara.

La ojiverde se quedó pensando durante unos segundos, volteó a mirar a Juanjo quien estaba apoyado en el marco del ventanal sin quitarle la vista de encima.

— ¿Tienes más repertorio? – preguntó Chiara.

— Infinito.

— ¿Te apetece venir a mi casa y nos ponemos a tocar y cantar? – preguntó sonriente.

Juanjo sonrió y no pudo evitar sentir emoción al poder compartir algo que él amaba con alguien más, y lo mejor de todo, con alguien que amaba la música de igual manera que él.

— Me apetece mucho, tardo 1 minuto. – respondió cerrando la ventana.

Chiara acomodó un poco su habitación, recogió del suelo hojas de canción que había por ahí tiradas. Al escuchar el ruido del timbre a Chiara empezó a invadirle un sentimiento de culpa.

¿Qué pensaría Martin de todo esto? Invitar a Juanjo, la persona que más odiaba su mejor amigo, a cantar con ella en su habitación.

— ¿Juanjo? – preguntó Emma extrañada al abrir la puerta y encontrarse al chico ahí de pie, pensó que sería Martin, como siempre.

— Buenas tarde señora Williams. – dijo tímido.

— Por dios Juanjo, llamame Emma. ¿Qué te puedo ofrecer?

Juanjo iba a hablar pero Chiara bajó rápido las escaleras para interrumpir aquella conversación, sabía que tarde o temprano iba a tener que responder las preguntas de su madre, pero mejor dejarlo para más tarde.

— Es para mí. – dijo Chiara.

Emma miró a Chiara con sorpresa, de todas las respuestas esa era la única que no se esperaba.

— Ven, acompáñame Juanjo.

Chiara guió al chico hasta su habitación bajo la atenta mirada de su madre.

Lost of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora