Capítulo 18: Como un roble

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Chiara se encontró repentinamente transportada a otro momento de su pasado, como si estuviera reviviendo una escena de una película. Se encontraba en el burger, recordando vívidamente la cita que tuvo con Paul cuando tenía quince años. Podía ver a su yo más joven riendo con el chico, sintiendo la emoción y los nervios de aquel momento.

Sin embargo, su atención se desvió hacia un lado, donde vio a Violeta interrumpiendo su cita, exactamente como había sucedido dos años antes. La visión de Violeta, con su cabello castaño y su actitud despreocupada, traía consigo una oleada de emociones encontradas en Chiara.

Chiara se quedó observando la escena, sintiendo cómo el pasado se mezclaba con el presente en un torbellino de recuerdos y emociones. Aunque el tiempo había pasado y las cosas habían cambiado, aquella noche en el burger seguía siendo un punto de inflexión en su vida.

Chiara se encontraba nuevamente en otro momento de su pasado, pero esta vez era un momento que no recordaba haber experimentado antes. Se hallaba en la casa de Rebeca, viendo a Emma y Rebeca con sus recién nacidos en brazos. Ambas mujeres parecían llenas de alegría y esperanza, sin saber que aquellos pequeños bebés se convertirían en los mejores amigos del mundo.

La escena cambió. Chiara observaba la escena con una mezcla de nostalgia y curiosidad mientras veía a Violeta y su versión más joven componiendo la canción en su habitación. Las risas llenaban el espacio, creando una atmósfera de alegría y complicidad entre ambas.

Cada nota en el piano parecía llevar consigo un destello de creatividad y emoción, mientras Violeta y su yo más joven trabajaban juntas para dar vida a la melodía. Los roces de manos en el piano revelaban una conexión especial, una complicidad que trascendía las palabras y se expresaba a través de la música.

Chiara se sumergió en el momento, dejando que la risa contagiosa de Violeta llenara su corazón de calidez y alegría. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante, permitiéndole revivir la magia de aquellos momentos compartidos.

A medida que la escena se desarrollaba ante sus ojos, Chiara se dio cuenta de la belleza y la profundidad de la relación entre Violeta y ella. Era evidente que existía un vínculo especial entre ellas, uno que trascendía el tiempo y el espacio.

Otra vez sintió como todo delante de ella cambiaba.

Chiara se encontró de repente en el mirador, reviviendo aquella tarde en la que había confesado sus sentimientos por Violeta a Martin. El recuerdo llenó su corazón de emociones encontradas mientras observaba la escena frente a ella.

Recordaba la sensación de nerviosismo y anticipación que había sentido mientras compartía sus pensamientos más íntimos con su mejor amigo. Martin había estado a su lado, escuchándola con atención y apoyo incondicional, brindándole consuelo y comprensión en un momento de vulnerabilidad.

La calidez del sol al caer sobre sus rostros, el suave murmullo del viento y la belleza del paisaje se fusionaron en una sinfonía de sensaciones mientras contemplaban juntos el atardecer. En ese momento, no había palabras que pudieran expresar la profundidad de su amistad ni la gratitud que Chiara sentía por tener a Martin a su lado.

El mirador se convirtió en un refugio seguro, un lugar donde Chiara y Martin podían ser ellos mismos, sin juicios ni expectativas, simplemente compartiendo la complicidad y el cariño que habían cultivado a lo largo de los años. Era un recordatorio de la fuerza y la belleza de su amistad.

Mientras observaba la escena con una sonrisa nostálgica, Chiara se sintió profundamente agradecida por cada momento que había compartido con Martin, por cada risa, cada lágrima y cada conversación compartida. En ese lugar especial, bajo el cielo pintado de tonos dorados y rosados, Chiara encontró consuelo y fortaleza, recordando que, pase lo que pase, siempre tendría a Martin a su lado, un amigo leal y un compañero en todas las aventuras de la vida.

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