Capítulo 13: Sushi

3.1K 167 28
                                    


La mañana de Violeta comenzó con una cita temprana con Natalia, quien tenía la casa sola y deseaba pasar un tiempo a solas con su novia antes de clases. La promesa de un paseo en bicicleta al instituto añadió un toque de emoción a la mañana, y Violeta aceptó con ilusión.

Inicialmente, todo parecía ir bien mientras compartían momentos de cariño y afecto. Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando las cosas comenzaron a subir de tono y Violeta se sintió incómoda. Al negarse a continuar, desencadenó una nueva discusión con Natalia, quien frustrada, decidió irse sola al instituto en bicicleta.

Violeta, afectada por la discusión y con la necesidad de llegar a clase, se vio obligada a caminar desde la casa de Natalia hasta el instituto, llegando tarde como resultado de los contratiempos en la mañana. La promesa de un momento especial se convirtió en una experiencia frustrante, marcada por la tensión y la decepción ante la falta de entendimiento entre ambas.

— Disculpe. – pidió perdón la pelirroja al entrar en mitad de clase.

Chiara observó con atención a Violeta mientras entraba a clase, notando de inmediato que algo estaba fuera de lugar. La ausencia de su característica sonrisa y la falta de interacción con los demás despertaron la preocupación de Chiara. Era evidente que Violeta no estaba bien; su semblante reflejaba tristeza y desánimo, en marcado contraste con su habitual energía.

La forma en que Violeta se dirigió directamente a su sitio sin mirar a nadie confirmó las sospechas de Chiara: algo le había ocurrido. Se preguntaba qué podía haber causado ese cambio en su amiga.

— Probablemente ha discutido con Natalia. – Susurró Martin a su lado.

— ¿Eh?

— Siempre que está así de triste es porque ha discutido con alguien importante, y teniendo en cuenta que ahora es Juanjo quien le acaricia la mano en señal de apoyo – Martin señaló el gesto que tenía el chico con la pelirroja. – Lo que queda es que ha peleado con Natalia.

— Joder...

Llegó el cambio de clase, Chiara observó a Violeta desde lejos, esperando pacientemente a que se quedara sola para acercarse. Cuando finalmente todos salieron del aula, Violeta se quedó recogiendo sus cosas. Chiara aprovechó el momento y se dirigió hacia ella con determinación.

— ¿Qué te ha pasado, Violeta? – preguntó preocupada.

— Nada, no te preocupes.

— Me estás mintiendo.

— ¿Y por qué crees que miento?

— Porque no tienes el mismo brillo en los ojos que siempre tienes. – confesó. Eso provocó que el corazón de Violeta se derritiera y bajara la guardia un poco.

— Discutí con Natalia, pero estoy bien.

— ¿Estás segura? ¿Puedo hacer algo por ti?

— ¿Podrías darme un abrazo? – pidió.

Sin mediar palabra, envolvió a Violeta en un abrazo cálido y reconfortante.

Para Chiara, aquel gesto espontáneo estaba impregnado de una profunda empatía y afecto hacia Violeta. Podía sentir el peso de la tristeza de Violeta, pero también la fuerza y la determinación que emanaban de ella. En ese abrazo, Chiara encontró un momento de conexión genuina, una forma de decirle a Violeta que no estaba sola, que siempre estaría ahí para ella.

Por otro lado, Violeta, sintiendo los brazos de Chiara rodeándola, experimentó una mezcla de emociones abrumadoras. En medio de su tristeza y confusión, aquel abrazo representaba un rayo de luz en la oscuridad. Sentía cómo la calidez de Chiara la envolvía, disipando el frío que había invadido su corazón. En esos momentos de vulnerabilidad, Violeta encontró consuelo y seguridad en los brazos de Chiara. Era como si Chiara fuera un faro en medio de la tormenta, guiándola hacia la calma y la serenidad.

Lost of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora