Capítulo 16: Todo perfecto

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Vivir en un cuento de hadas nunca se sintió tan real. O al menos eso es lo que pensaron los cuatro al despertarse. Se levantaron con una sonrisa. Lo de la noche anterior había sido magnífico. Martin y Chiara morían por ir a contárselo al otro, y Juanjo y Violeta también. Era como si todo estuviese en su sitio por primera vez en mucho, mucho tiempo.

Martin se estiró en la cama, todavía saboreando el recuerdo del beso con Juanjo. Había sido perfecto, como si el universo hubiera conspirado para que ese momento ocurriera. No podía esperar a contarle a Chiara cómo se sentía, cómo todo había encajado de manera tan natural y mágica.

Chiara, por su parte, despertó con el corazón ligero. La confesión de Violeta y su beso bajo las estrellas seguían frescos en su mente. Estaba ansiosa por ver a Martin y compartir con él cada detalle, cada emoción que había vivido. Sabía que él entendería, porque él también había encontrado su felicidad la noche anterior.

Juanjo se levantó con una sensación de paz que no había sentido en mucho tiempo. El beso con Martin había sido todo lo que había soñado y más. Se sentía afortunado y emocionado por el futuro. Quería ver a Violeta y hablar de todo, de cómo sus vidas parecían estar alineándose de la mejor manera posible.

Violeta, con una sonrisa que no podía ocultar, se levantó recordando la risa de Chiara y cómo todo había encajado perfectamente entre ellas. Estaba impaciente por ver a Juanjo y compartir la felicidad que ahora inundaba su corazón. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía completa y segura de lo que quería.

Martin subió corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación de Chiara. Sin decir una palabra, comenzó a saltar en la cama, sus ojos brillando de emoción. Chiara, aunque al principio no entendía nada, se unió a él, sintiendo que algo maravilloso había pasado. Saltaron juntos como lo hacían cuando eran pequeños, cuando tenían 5, 4, 3 años, celebrando cada pequeña victoria y cada gran alegría en esa misma cama.

La risa de ambos llenó la habitación, creando una atmósfera de pura felicidad. Martin, sin poder contenerse más, lo dijo.

- ¡He besado a Juanjo!

Chiara, con una sonrisa deslumbrante y los ojos llenos de felicidad, respondió.

- ¡Yo he besado a Violeta!

La sorpresa y la alegría fueron inmensas. Los dos amigos se miraron con una comprensión mutua, sabiendo que ambos habían encontrado algo especial la noche anterior. Sin pensarlo dos veces, se abrazaron mientras seguían saltando, el momento siendo un eco de su infancia y una promesa para el futuro.

El abrazo fue cálido y lleno de apoyo, reflejando años de amistad incondicional y celebrando las nuevas emociones que ambos estaban experimentando. En ese instante, la habitación se llenó de una sensación de que todo estaba en su lugar, de que estaban exactamente donde debían estar, con las personas que debían estar.

Finalmente, se detuvieron, todavía riendo y respirando con dificultad por la emoción. Martin se dejó caer en la cama, seguido por Chiara, y ambos se quedaron mirando al techo, todavía sonriendo.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? - preguntó Martin, todavía con un brillo en los ojos.

- No lo sé - respondió Chiara. - Pero lo averiguaremos juntos, como siempre.

Violeta, en cambio, subió corriendo a la habitación de Juanjo. Apenas abrió la puerta, sus ojos se encontraron con los de su amigo. No necesitaron palabras; sus sonrisas lo dijeron todo. Ambos sabían lo que había sucedido la noche anterior.

Se acercaron y se abrazaron, encajando perfectamente, como si siempre hubieran estado destinados a ese momento. Sentían cómo todo en sus vidas, desde que eran pequeños, finalmente se alineaba. El abrazo era cálido, reconfortante, una confirmación silenciosa de que todo estaba bien, de que el universo los había llevado exactamente donde necesitaban estar.

Lost of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora